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TC: A Quinn.<br />
JAKE: Hablando estrictamente, nunca lo he interrogado. (Su peculiar sonrisa cínica<br />
curvó sus labios; hizo tintinear el hielo en el vaso, bebió un poco, y rió entre dientes,<br />
como si quisiera aclararse la garganta.)<br />
Últimamente, he hablado mucho con él. Pero en estos cinco años que hace que<br />
estoy en el caso, no lo había conocido. Lo había visto. Sabía quién era.<br />
ADDIE: Pero ahora son íntimos. Buenos amigos.<br />
JAKE: ¡Addie!<br />
ADDIE: Es una broma, Jake.<br />
JAKE: No es asunto de bromas. Ha sido una tortura <strong>para</strong> mí.<br />
ADDIE (apretándole la mano): Lo sé. Perdón. (Jake terminó la bebida, y depositó el<br />
vaso con fuerza sobre la mesa.)<br />
JAKE: Tener que mirarlo. Que escucharlo. Que reírme de sus cuentos groseros. Lo<br />
odio. Él me odia. Ambos lo sabemos.<br />
ADDIE: Te traigo otro whisky.<br />
JAKE: No te vayas.<br />
ADDIE: Iré a ver a Marylee. Asegurarme de que está bien.<br />
JAKE: No te vayas.<br />
(Pero Addie quería alejarse del cuarto, pues estaba incómoda con la furia de Jake, la<br />
ira entumecida que se reflejaba en su rostro.)<br />
ADDIE (mirando por la ventana): Ha dejado de nevar.<br />
JAKE: El café Okay está siempre lleno de gente los lunes a la mañana. Después del<br />
fin de semana todo el mundo pasa <strong>para</strong> ponerse al día con las noticias. Los ganaderos,<br />
los hombres de negocios, el sheriff y su pandilla, gente del palacio de justicia. Pero ese<br />
lunes —el lunes después del Día de Acción de Gracias— el lugar estaba atestado, los<br />
tipos apeñuscados chismeando como un montón de mujeres. Se imagina de qué. Gracias<br />
a Tom Henry y a Oliver Jaeger, que se habían pasado todo el fin de semana<br />
desparramando la noticia, diciendo que el tipo del Departamento, el tal Jake Pepper,<br />
acusaba a Bob Quinn de asesinato. Yo estaba sentado en mi reservado, haciendo como<br />
que no me daba cuenta. Pero no pude seguir simulando cuando vi entrar a Bob Quinn en<br />
persona. Se pudo oír cómo todo el mundo contenía el aliento.<br />
Se metió en un reservado junto al sheriff. El sheriff lo abrazó y rió, y gritó como<br />
vaquero. La mayoría de los presentes lo imitó, todos dieron un alarido de júbilo,<br />
vivando a Bob. Sí, señor, el café Okay, en un ciento por ciento, respaldaba a Bob<br />
Quinn. Tuve la impresión de que, aunque pudiera probar que este tipo era un criminal<br />
múltiple, me lincharían antes de que pudiera arrestarlo.<br />
ADDIE (llevándose una mano a la frente, como si le doliera la cabeza): Tiene razón.<br />
Bob Quinn tiene al pueblo entero de su lado. Ésa es una de las razones por las que mi<br />
hermana no quiere que hablemos del asunto. Dice que Jake está equivocado. Que Mr.<br />
Quinn es un buen hombre. Su teoría es que el doctor Parsons fue el responsable de los<br />
crímenes, y que por eso se suicidó.<br />
TC: Pero el doctor Parsons hacía mucho que estaba muerto cuando usted recibió el<br />
féretro.<br />
JAKE: Marylee es un encanto, pero no es muy inteligente. Perdón, Addie, pero es<br />
así.<br />
(Addie sacó la mano de la de Jake: un gesto admonitorio, aunque no severo. De<br />
todos modos, dejó libre a Jake, que se puso de pie y empezó a caminar. Sus pisadas<br />
hacían eco en las tablas del piso tan bien lustradas.)<br />
Volvamos al café Okay. Cuando me iba, el sheriff me tomó de un brazo. Es un<br />
irlandés hijo de puta, bastante atrevido. Y torcido como los dedos de los pies del diablo.