You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
GEORGE: Tengo un raigón al descubierto. Cualquier cosa fría me hace daño a los<br />
dientes. ¿Sabes de quién he recibido una tarjeta de Navidad De Mickey Manolo. Aquel<br />
chaval rico de Caracas. Estaba en nuestra clase.<br />
(Claro que no me acordaba de Mickey Manolo, pero asentí y simulé<br />
que sí, sí. Ni tampoco me acordaría de George Claxton si no me<br />
hubiera seguido cuidadosamente la pista durante cuarenta y tantos<br />
años, desde que estudiamos juntos en una escuela pre<strong>para</strong>toria<br />
especialmente infernal. Era un chico atlético y honrado, de una familia<br />
de clase media alta de Pensilvania; no teníamos nada en común, pero<br />
establecimos una alianza accidental porque, a cambio de copiar mis<br />
comentarios de texto y composiciones de inglés, él me hacía la tarea<br />
de álgebra y en los exámenes me soplaba las respuestas. Como<br />
resultado, durante cuatro décadas me había impuesto una «amistad»<br />
que requería una comida obligatoria cada año o dos.)<br />
TC: Muy raramente se ven mujeres en este restaurante.<br />
GEORGE: Eso es lo que me gusta de él. Que no hay un montón de tías parloteando.<br />
Tiene un pulcro aspecto masculino. No creo que pida nada de comer, ¿sabes Los<br />
dientes. Me duelen mucho al masticar.<br />
TC: ¿Huevos escalfados<br />
GEORGE: HAY algo que me gustaría contarte. Quizá pudieras darme un pequeño<br />
consejo.<br />
TC: LA gente que sigue mis consejos suele lamentarlo. De todos modos...<br />
GEORGE: Esto empezó en junio pasado. Justo después de que se licenciara Jeffrey:<br />
mi hijo pequeño. Era un sábado y Jeff y yo estábamos en nuestra playita pintando una<br />
barca. Jeff subió a casa <strong>para</strong> traer unas cervezas y algunos bocadillos, v mientras estaba<br />
ausente me desnudé y fui a nadar un poco. El agua aún estaba demasiado fría. En<br />
realidad, en el Sound no se puede nadar mucho antes de julio. Pero me apetecía.<br />
Nadé durante un buen trecho y me puse a flotar, tumbado de espaldas, mirando a mi<br />
casa. Es una casa realmente grande: un garaje <strong>para</strong> seis coches, piscina, pistas de tenis;<br />
es una lástima que nunca hayamos conseguido que vengas. De cualquier modo, estaba<br />
flotando de espaldas, sintiéndome muy satisfecho de la vida, cuando vi esa botella<br />
meneándose en el agua.<br />
Era una botella de vidrio transparente que había contenido alguna clase de refresco.<br />
Alguien la había tapado con un corcho, cerrándola con cinta adhesiva. Pero vi que en su<br />
interior había un trozo de papel, una nota. Me hizo reír; de niño, yo solía hacer eso:<br />
meter mensajes en botellas y arrojarlas al agua. ¡Socorro! ¡Hombre desaparecido en el<br />
mar!<br />
Así que agarré la botella y nadé hasta la playa. Tenía curiosidad por ver lo que<br />
había dentro. Bueno, era una nota fechada un mes antes, y la había escrito una niña que<br />
vivía en Larchmont. Decía: «Hola, desconocido. Me llamo Linda Reilly y tengo doce<br />
años. Si encuentras esta carta, por favor, escribe y comunícame dónde y cuándo la has<br />
encontrado. Si lo haces, te enviaré una caja de dulces de chocolate.»<br />
El caso es que, cuando Jeff volvió con nuestros bocadillos, no mencioné la botella.<br />
No sé por qué, pero no lo hice. Ojalá lo hubiera hecho. De ese modo, quizá no hubiese<br />
ocurrido nada. Pero era como un pequeño secreto que quería guardar <strong>para</strong> mí mismo.<br />
Una broma.<br />
TC: ¿Estás seguro de que no tienes hambre Yo sólo voy a tomar una tortilla.<br />
GEORGE: Muy bien. Una tortilla. Muy suave.<br />
TC: ¿De modo que escribiste a esa damita, miss Reilly