You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
GEORGE: Nada. Colgó.<br />
TC: Pero ¿qué hubieras dicho<br />
GEORGE: Pues tan pronto como colgó, decidí que, cuando volviese a llamar,<br />
contestaría que sí. Sí, ayudaría a esa pobre chica a salvar a su perro. Eso no significaba<br />
que fuera a llevármelo a casa conmigo. Podía meterlo en una perrera o algo así. Y si las<br />
cosas hubieran ido de distinta manera, eso es lo que habría hecho.<br />
TC: Ya veo. Pero no volvió a llamar.<br />
GEORGE: Camarero, tomaré otra de esas cosas oscuras. Y un vaso de Perrier, por<br />
favor. Sí, llamó. Y lo que dijo fue muy breve: «Míster Claxton, lo siento; me he<br />
escapado a llamar a casa de un vecino, y tengo que darme prisa. Mi madre encontró sus<br />
cartas anoche, las cartas que me ha escrito usted. Está enloquecida, y su marido<br />
también. Piensan toda clase de cosas horribles, y lo primero que ha hecho esta mañana<br />
ha sido llevarse a Jimmy. Ahora no puedo hablar más; trataré de llamar después.»<br />
Pero no volví a saber de ella; al menos, no personalmente. Mi mujer me telefoneó<br />
unas horas más tarde; diría que eran sobre las tres de la tarde. Dijo: «Querido, ven tan<br />
pronto como puedas», y su voz era tan tranquila que yo sabía que estaba<br />
extraordinariamente angustiada; incluso sabía a medias por qué, aunque simulé sorpresa<br />
cuando añadió: «Han venido dos policías. Uno de Larchmont y otro del pueblo. Quieren<br />
hablar contigo. No quieren decirme por qué.»<br />
No me molesté en tomar el tren. Alquilé un turismo. Uno de esos turismos que<br />
tienen un bar instalado. No hay mucho camino, sólo alrededor de una hora, pero logré<br />
apurar unas cuantas balas de plata. No me ayudaron mucho; estaba asustado de verdad.<br />
TC: ¡Por amor de Dios! ¿Por qué ¿Qué habías hecho Representar a míster Buena<br />
Persona, a míster Amigo Corresponsal.<br />
GEORGE: Ojalá hubiera sido así de claro. Así de adecuado. En cualquier forma,<br />
cuando llegué a casa los polis se hallaban sentados en la sala de estar viendo la<br />
televisión. Mi mujer les estaba sirviendo café. Cuando ella se ofreció a salir de la<br />
habitación, dije que no: quiero que te quedes y oigas esto, sea lo que sea. Los dos polis<br />
eran muy jóvenes y se sentían muy molestos. Después de todo, yo era un hombre rico,<br />
un ciudadano prominente, que iba a la iglesia, padre de cinco hijos. No tenía miedo de<br />
ellos. Pero sí de Gertrude.<br />
El poli de Larchmont resumió la situación. Su comisaría había recibido una<br />
denuncia del señor y la señora Henry Wilson acerca de que «su hija de doce años, Linda<br />
Reilly, había recibido cartas de «índole sospechosa», de un hombre de cincuenta y dos<br />
años, es decir, de mí, y los Wilson tenían intención de presentar cargos si yo no podía<br />
dar una explicación satisfactoria.<br />
Me eché a reír. ¡Ah! Yo estuve tan jovial como Santa Claus. Conté toda la historia.<br />
Lo de encontrar la botella. Dije que únicamente contesté porque me gustaban los dulces<br />
de chocolate. Les hice sonreír, presentar disculpas, arrastrar sus grandes pies, y decir,<br />
bueno, ya sabe qué ideas tan tontas se les ocurre ahora a los padres. La única que no lo<br />
tomó como una broma tonta fue Gertrude. En realidad, sin que me diera cuenta, había<br />
salido de la habitación antes de que yo terminase de hablar.<br />
Después de que los polis se marcharan, yo sabía dónde encontrarla. En esa<br />
habitación, donde pinta sus cuadros. Estaba a oscuras y ella se había sentado en una silla<br />
de respaldo recto, mirando afuera, a la oscuridad. Dijo: «Por favor, George. No tienes<br />
que mentir. Nunca tendrás que volver a mentir.»<br />
Y aquella noche durmió en esa habitación, y todas las noches a partir de entonces.<br />
Allí se queda encerrada pintando barcas. Una barca.<br />
TC: Quizá te comportaras de manera algo imprudente. Pero no entiendo por qué<br />
debe ser tan inflexible.