Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
MARY: ¿Seguro que no quiere probar un par de caladas Usted se lo pierde.<br />
TC: No me fuerce.<br />
(¡Cielo santo! He fumado alguna hierba potente, nunca lo bastante<br />
como <strong>para</strong> adquirir hábito, pero sí lo suficiente <strong>para</strong> apreciar la calidad<br />
y conocer la diferencia entre hierba mexicana corriente y contrabando<br />
de lujo, como la tailandesa y la suprema Maui-Wowee. Pero tras<br />
acabar de fumarme un porrito de Mary, y mientras estaba a la mitad de<br />
otro, me sentí como atrapado por un delicioso demonio, abrazado por<br />
un júbilo loco y maravilloso: el demonio me hacía cosquillas en los<br />
dedos de los pies, me rascaba la hormigueante cabeza, me besaba<br />
ardientemente con sus azucarados labios rojos, me metía su fiera<br />
lengua dentro de la garganta. Todo echaba chispas; mis ojos parecían<br />
tener un objetivo con zoom: podía leer los títulos de los estantes más<br />
altos: La personalidad neurótica de nuestro tiempo, de Karen Horney;<br />
Eimi, de e. e. cummings; Cuatro cuartetos; Poemas completos, de<br />
Robert Frost.)<br />
TC: Desprecio a Robert Frost. Era un bastardo perverso y egoísta.<br />
MARY: Pues si nos ponemos a maldecir...<br />
TC: Y él con su halo de cabellos desgreñados. Un egocéntrico, sádico y traicionero.<br />
Arruinó a toda su familia. A varios de ellos. ¿Ha comentado alguna vez esto con su<br />
confesor, Mary<br />
MARY: ¿Con el padre McHale ¿Comentado el qué<br />
TC: EL precioso néctar que estamos devorando tan divinamente, mi adorable paro<br />
carbonero. ¿Ha informado al padre McHale de esta deliciosa iniciativa<br />
MARY: Lo que no sepa, no puede hacerle daño. Tome, ahí tiene algo de menta.<br />
Peppermint. Hace que este material sepa mejor.<br />
(Era raro, no parecía colocada, ni una pizca. Yo acababa de pasar<br />
Venus, y Júpiter, el viejo y placentero Júpiter, me hizo señas desde la<br />
lejanía planetaria de color lila, encandilada por las estrellas. Mary se<br />
acercó al teléfono y marcó un número; lo dejó sonar un rato antes de<br />
colgar.)<br />
MARY: No están en casa. Eso es algo de agradecer al señor y la señora Berkowitz.<br />
Si hubieran estado en casa, no podría llevarlo a usted allá. A causa de esos pomposos<br />
judíos. ¡Y ya sabe usted lo pretenciosos que son!<br />
TC: ¿Judíos ¡Sí, por Dios! Muy pomposos. Deberían estar en el Museo de Historia<br />
Natural. Todos ellos.<br />
MARY: He pensado en despedir a la señora Berkowitz. El problema es que míster<br />
Berkowitz, que trabajaba en prendas de vestir, está jubilado, y siempre están los dos en<br />
casa. Estorbando. A menos que vayan a Greenwich, donde tienen una propiedad. Allí es<br />
donde deben haber ido hoy. Hay otra razón por la que me gustaría dejarlos. Tienen un<br />
loro viejo: lo ensucia todo. ¡Y es estúpido! Lo único que ese loro necio sabe decir son<br />
dos cosas: «¡Vaca sagrada!» y «¡Oy vey!» Cada vez que entra uno en esa casa, empieza<br />
a gritar: «¡Oy vey!» Me ataca los nervios de un modo horrible. ¿Qué tal Vamos a<br />
fumarnos otro porrito y a salir de este garito.<br />
(Había vuelto a llover y tenía más fuerza el viento, una mezcla que<br />
hacía que el aire pareciera como un espejo haciéndose añicos. Los