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18 BENITO ARIASERC“Recoge losjuguetes”Rabieta(R-)Retirada de lademandaFIGURA 1. Ejemplo de una secuencia conductalFigura 1). La madre, a quien la rabieta del niño también resulta desagradable, retira la ordeny opta por recoger ella misma los juguetes.En este simple ejemplo, observamos que se está produciendo un doble aprendizaje. Elniño aprende que ciertas conductas (rabieta) son eficaces tanto para poner fin a unademanda como para liberarse de realizar algo desagradable. Por su parte, la madre aprendeque hacer ella misma la tarea (recoger los juguetes) es eficaz para terminar con una situaciónaversiva (rabieta).El proceso de aprendizaje subyacente a esta interacción, como nadie ignora, se denominaReforzamiento Negativo y permite a ambos, madre e hijo, escapar de una situacióntensa y no deseada. Si nuestro objetivo fuera incrementar la conducta de obediencia del niñopodríamos, por ejemplo, recomendar a la madre que hiciera caso omiso de las protestas y larabieta y que lo obligara con firmeza a recoger sus juguetes, en la creencia de que el niñoaprendería algo tan básico como que las órdenes razonables deben cumplirse siempre.Estaríamos utilizando, en este caso, dos procedimientos reactivos (i.e., que se ponen enpráctica cuando la conducta ya se ha desencadenado): la extinción (para la rabieta) y la guía–o instigación física– para la conducta de obediencia. Bastaría con que la madre tuviera lasuficiente determinación y persistencia para que en un plazo razonable de tiempo las rabietasdesaparecieran y las órdenes se cumplieran.Como ya se habrá adivinado, actuar de este modo no está exento de algunos seriosinconvenientes. En efecto, es posible que, ante la insistencia de la madre, el niño intensifiquela rabieta, se muestre agresivo o destructivo, y así sucesivamente. Ante esa intensificaciónde la rabieta, es posible también que la alteración emocional de la madre vaya enaumento, con lo que asistiríamos a una escalada de violencia que, lejos de solucionar el problemainicial, propiciaría la aparición de otro más grave. Estaríamos, en suma, asistiendo a loque Patterson ha denominado “ciclo coactivo”, de consecuencias perniciosas para ambosactores.Ante los inconvenientes que plantea la actuación sobre las consecuencias de la conductadel niño, cabe preguntarse si no sería más adecuado prevenir la conducta problemática(rabieta) que, al parecer, viene provocada por una demanda que al niño le resulta aversiva.Una serie de consideraciones podrían hacerse a este respecto. Por ejemplo, preguntarsequé probabilidades tiene la orden de ser cumplida por el niño atendiendo a otras situacionespasadas similares. Tales probabilidades se reducirían considerablemente si la orden interrumpeuna actividad reforzante (p. ej., el niño está jugando, o viendo en la televisión un programaque le agrada), si en ocasiones previas no ha sido cumplida, si el modo en que lamadre la da no es adecuado, si el niño dispone o no en su repertorio de habilidades de aquéllasque le permitan ejecutar correctamente la conducta, etcétera.

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