46 MARÍA PILAR SARTO MARTÍNSobre la dinámica familiar y los conceptos educativos, varias investigaciones analizanlas interacciones padre-hijo y la forma de ejercer el control (Dumas, 1989; Loeber y Green,1991). Se observa que, ante conductas problemáticas de los hijos, los padres responden conrespuestas negativas, que a su vez, originan más conductas en los hijos y así sucesivamente.Los padres, con una imagen negativa de su hijo no perciben las conductas positivas que estámanifestando, pasando éstas desapercibidas (Dumas y Wahler, 1985). Esta combinación detácticas inconsistentes por parte de los padres es un predictor importante de la conductadesadaptada socialmente en los hijos (Pettit, Bates y Dodge, 1993).El estudio llevado a cabo por Hooven y Gottman (1994) de la Universidad de Washington,analizó cómo los padres manejan las interacciones con sus hijos. Los resultados demostrarontres estilos de relaciones emocionales inadecuados:a. Ignorar completamente los sentimientos de sus hijos.b. El estilo laissez-faire.c. Menospreciar y no respetar los sentimientos del niño.En aquellas familias en las que los padres muestran agresividad se da un alto porcentajede hijos agresivos. Éstos repiten los mismos esquemas que les aplicaron a ellos. Los niños llevanel ejemplo a la escuela, al patio y es difícil que abandonen estas conductas. El castigo nodepende de la conducta del niño sino del estado de ánimo de los padres. Cada familia es particulary las reacciones de los padres tienden a variar entre las familias.El maltrato, el abuso y negligencia también se ha asociado al riesgo de aparición de trastornosde comportamiento. Los estudios de Trupin, Tarico, Low, Jemelka y McClellan (1993),avalan esta teoría: comprobaron las dificultades emocionales que sufrían estos niños relacionadascon el rendimiento escolar, conductas antisociales y adición a drogas, niveles másaltos de depresión, ansiedad, problemas de comportamiento en casa y en la escuela y delincuenciajuvenil (Crittenden, Clausen y Sugraman, 1994). El maltrato también pone de manifiestouna gran prevalencia de síntomas psiquiátricos (Famuralo, Kinscherff y Fenton, 1992).En conclusión, la disfunción del sistema familiar influye de manera decisiva en las conductasmás o menos problemáticas pudiendo éstas permanecer a lo largo de la vida.5. FAMILIAS COMPETENTESPor el contrario, los padres adecuados, según Goleman (1996), son aquellos que poseenuna mínima comprension de las bases de la inteligencia emocional. Aunque algunas de lashabilidades emocionales terminen de establecerse en las relaciones con los amigos, lospadres emocionalmente estables pueden hacer mucho para que sus hijos asimilen los elementosemocionales de la inteligencia emocional: aprender a reconocer, canalizar y dominarsus propios sentimientos y empatizar y manejar los sentimientos que aparecen en sus relacionescon los demás. El autor señala que las lecciones emocionales más importantes son lasque dan los padres a los hijos. Existe una gran diferencia entre los hábitos emocionales inculcadospor padres que están profundamente conectados con las necesidades emocionales desus hijos y que proporcionan una educación empática, y aquellos otros proporcionados porpadres que, por el contrario, se hallan tan absortos en sí mismos que ignoran la ansiedad desus hijos o que simplemente se limitan a gritar o a golpearles sin sentido.En este sentido, Stern, psiquiatra de la Facultad de Medicina de Cornell, opina que elaprendizaje emocional tiene lugar en, los primeros meses de contacto padres-hijos (ocular,verbal, tactil, etc..). Los momentos más críticos parece ser aquellos en los que el niño constataque sus emociones son captadas, aceptadas y correspondidas con empatía, un proceso
FAMILIA Y EDUCACIÓN 47que Stern denomina sintonización (Stern, 1987). La sintonización marca el ritmo de todarelación, y es muy posible que la continua exposición a momentos de armonía o de disarmoníaentre padres e hijos determine (en mayor o menor medida que otros acontecimientos) lasexpectativas emocionales que tendrán ya de adultos. El niño necesita hallarse conectadoemocionalmente a la madre. Gracias a la repetición de estos momentos, Stern sostiene que elniño desarrolla la sensación de que los demás pueden y quieren compartir sus sentimientos.Esta sensación parece ser que comienza a partir de los ocho meses de edad y sigue moldeándoseen función del tipo de relaciones próximas que mantenga a lo largo de toda su vida.Cuando los padres están desintonizados emocionalmente de sus hijos, esta situación puedellegar a ser especialmente abrumadora. El coste de falta de sintonía emocional entre padres ehijos es elevado. Cuando los padres no muestran empatía hacia una serie de emociones desu hijo (risa, llanto, alegría, etc.) el hijo dejará de demostrar esas emociones.Por la misma razón los niños pueden experimentar una serie de emociones negativas,dependiendo de los estados de ánimo que hayan sido reforzados por los padres. Sinembargo, existe lo que se llama relaciones compensatorias, las mantenidas a lo largo de lavida con otras personas (amigos, familiares, psicoterapia, etc.) que remodelan la pauta denuestras relaciones. Los casos de seria orfandad emocional son un ejemplo de ello. Los estudiossobre abuso emocional ponen de manifiesto que los niños que lo han sufrido se muestransiempre en estado de alerta ante las emociones de los demás. Otros investigadores comoLamborn, Mounts, Seinberg y Dornbusch, (1991), que analizaron algunos criterios de eficaciaen estrategias de socialización, como la obediencia y la interiorización de las normas,observaron las consecuencias en los niños de los distintos estilos educativos parentales. Es elestilo democrático el que genera una buena competencia social, un autocontrol y motivaciónadecuado, iniciativas, moral autónoma (empatía y conducta prosocial), alta autoestima,alegría y espontaneidad. Bien es verdad que la selección de estrategias educativas debe serflexible según la edad del niño, el estilo de comportamiento y las distintas situaciones.Kaz y Gottman (1994) estudiaron las consecuencias de unos padres emocionalmentecompetentes, descubriendo que sus hijos presentaban ventajas a nivel personal, social y en eldesarrollo cognitivo. Así pues, las ventajas de disponer de unos padres emocionalmentecompetentes son extraordinarias en lo que respecta a la totalidad del espectro de la inteligenciaemocional.VENTAJAS A NIVEL PERSONAL• Canalizan mejor sus emociones.• Saben calmarse más adecuadamente a sí mismos.• Sufren menos altibajos emocionales que los demás.• Saben reconocer, canalizar y dominar sus propios sentimientos.• Están biológicamente más relajados.VENTAJAS A NIVEL SOCIAL• Se relacionan mejor. Saben empatizar y manejar los sentimientos con los demás.• Experimentan menos tensiones con sus padres.• Se muestran más afectivos con ellos.• Son más queridos, más populares.• Presentan menos problemas de conducta.• Muestran más atención.VENTAJAS COGNITIVAS