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CEPAL – Colección Documentos de proyectosAlianzas público-privadas para una nueva visión estratégica del desarrollolas “distorsiones” inducidas por la política industrial 33 . Aparte de que, en sus propiostérminos el óptimo de Pareto de por sí no garantiza el máximo bienestar posible, enlas interpretaciones más modernas de la política industrial se hace hincapié en que latransformación económica se basa en la “eficacia” con que se promuevan procesos deinversión y se profundice una industrialización que, en forma continua y acumulativa,facilite el acceso a conocimientos, codificados y tácitos, que respalden nuevas capacidadesde producción y tecnología 34 . En esta opinión, tal como lo señalan Cimoli, Dosi, Nelson yStiglitz (2006), en cierta circunstancia de aprendizaje, la eficacia puede ir en detrimentode la eficiencia.b) Una estrategia prospectiva de mediano y largo plazo. Como señaló Montaigne hace largotiempo, “no hay viento a favor para el que no tiene puerto de destino” (Frame (1958),pág. 243). Por su propio carácter, la adopción de la PI alienta a los países a organizarestratégicamente y priorizar objetivos orientados hacia el plazo mediano y el largo plazoque movilicen la atención y los esfuerzos de un país hacia la creación de capacidadesque aceleren la transformación económica de su economía 35 . El alcance de la PI puedevariar: utilizando la terminología de Hausmann, Rodrik y Sabel (2008), la PI puede ser“de pequeño alcance”, limitada a promover aportes públicos tendientes a mejorar laproductividad de las actividades existentes, o “de gran alcance”, en que se opta por unprograma de establecimiento de nuevas industrias. Creemos que en América Latina elcrecimiento económico y el desarrollo se verían favorecidos si la estrategia gubernamentalrebasara en forma enérgica y coherente la esfera de la gestión macroeconómica de cortoplazo, relativamente consolidada, que en la actualidad gravita tan fuertemente sobre lapolítica en la región, y se la combinara con una estrategia de transformación económicacada vez más vigorosa, de mediano y largo plazo, orientada por objetivos.c) Ambición. Como señala Evans (1995), el enfoque de la PI refleja intensa preocupaciónpor el sitial de un país en la jerarquía productiva mundial, actitud que se basa en elsupuesto de que esa posición no está fijada irreversiblemente por la estructura existentede ventajas comparativas estáticas, sino que existe margen para intervencionespúblicas que ayuden a aumentar la escala de la economía o a acelerar el proceso deconsecución de esa meta. En otros términos, las ventajas comparativas son “hechaspor el ser humano” (Fajnzylber, 1983 y 1990; Adelman, 1990). Por lo tanto, la PIinfunde una “cultura” que no se contenta con una dotación de recursos “venida del33Por ejemplo, en algunos estudios se deja de lado la iniciativa de desarrollo de la industria pesada de la República deCorea de los años setenta, aunque ella, si bien con errores, a la larga resultó en gran medida exitosa para respaldar latransformación económica y la rentabilidad. Esta crítica obedece a que a la fecha el programa ambicioso distorsionólos precios relativos y distrajo recursos de la industria liviana, lo que (temporalmente) redujo la competitividad netadel sector manufacturero y la eficiencia global (En Jong-ho (1990) y Kim (1990)). Desde una perspectiva diferente dePI, el éxito del cambio de la economía de la industria liviana a la pesada representó la creación de nuevas capacidades,así como la generación de señales públicas que alentaron una política de inversión en nuevas actividades mejoradas yen aprendizaje. De acuerdo con la célebre observación de Amsden (1989) las políticas para promover la equiparaciónde ingreso per capita con los países ricos, desde la perspectiva neoclásica, frecuentemente han implicado el usode señales de precios “incorrectos”. Jong-ho y Kim también atribuyen una inestabilidad macroeconómica en losaños ochenta a la fuerte orientación favorable a la industria pesada. No obstante, otros señalan que los problemastemporales no obedecieron a la PI como tal, sino más bien a perturbaciones externas y a una apertura excesivamenterápida de la cuenta de capital (Wade, 2004).34Lo expresado podría examinarse desde la perspectiva de una eficiencia “dinámica” en que se compararían, considerandouna tasa de descuento, , las pérdidas de consumo temporales de las políticas de PI con los beneficios provenientesde esta (Harrison y Rodríguez-Claire, 2009). No obstante, la precisión, aunque conceptualmente impecable, se veconfrontada con todos los problemas de medición del impacto de la PI ya mencionados.35Los asiáticos, por ejemplo, han mantenido una actitud orientada muy categóricamente hacia objetivos y estrategia.Como ilustración contemporánea cabe mencionar el objetivo de los chinos de hacer de Shanghai un centro internacionalde la moda a más tardar en 2015; otra de sus metas es aumentar el gasto en investigación y desarrollo del país hastallevarlo al 2% del PIB a más tardar en 2020 (Devlin, 2008). Singapur, por su parte, se propone aumentar, del 2% al3% del PIB, su gasto en investigación y desarrollo durante la presente década.46

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