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CEPAL – Colección Documentos de proyectosAlianzas público-privadas para una nueva visión estratégica del desarrolloAnexo IV.1Liderazgo sin raíces institucionales: el ejemplo de la autoridad detecnología y desarrollo de las arenas petroleras de Alberta(AOSTRA, Canadá)En la provincia de Alberta (Canadá) se encuentra una de las reservas petroleras más grandes delmundo. Sin embargo, el crudo está atrapado en capas sedimentarias denominadas arenas bituminosas,por lo que su extracción es difícil. El 80% de las reservas debe bombearse in situ, lo que requiere unatecnología muy sofisticada.La contribución de quien era entonces titular del poder provincial fue clave en la promocióny creación de la autoridad de tecnología y desarrollo de las arenas petroleras de Alberta (AOSTRA)en 1974, a los efectos de fomentar el costoso desarrollo tecnológico necesario para la extracción delrecurso y asegurar al mismo tiempo los beneficios para la población local. La AOSTRA estuvo dirigidapor un directorio independiente con el fin de desarrollar tecnologías comerciales que permitieran laexplotación in situ de las arenas petroleras. Al menos uno de los miembros del directorio era unrepresentante político, mientras que los demás, incluidos el presidente y vicepresidente del directorio,eran técnicos provenientes del sector privado y habían sido seleccionados por concurso. La presenciadel representante político era esencial, porque actuaba como enlace estratégico entre las actividades dela AOSTRA y el mundo político. Asimismo, la elección como presidente del directorio de un ingenierocon mucha experiencia y gran respeto en el sector privado petrolero de la región fue decisiva para elfuturo de la organización. Era el único miembro del directorio que trabajaba a tiempo completo.Aun cuando la AOSTRA solía operar como una institución independiente de los interesespolíticos, el titular del poder provincial movilizó 235 millones de dólares canadienses para cofinanciarla iniciativa —lo que representaba alrededor de un 50% de los fondos requeridos— y atraer proyectosde investigación para el sector. También introdujo una de las características más llamativas de lanueva organización: el mantenimiento en manos del gobierno provincial de los derechos de propiedadde las nuevas tecnologías que se desarrollaran. Esto significaba que los actores del sector privadoque colaboraran en las actividades tendrían derecho solamente a usar los inventos en el lugar de lasoperaciones, pero no podrían comercializarlos, mientras que los que no colaboraran tendrían quecomprar la tecnología a un precio que reflejaba el costo de desarrollo. La información acerca denuevos inventos se mantendría en reserva por un plazo de 35 años. En los comienzos de la AOSTRA,este fue el principal motivo de conflicto entre el gobierno provincial y el sector petrolero y, si bien enun principio solo una empresa accedió a cumplir esas condiciones, más tarde las demás empresas delsector la siguieron.Durante los dos primeros años, la organización llevó adelante un proceso de consulta conlas empresas del sector y el mundo académico, a partir del cual se elaboró un plan de trabajo amediano plazo para los primeros cinco años que consistió en probar en terreno, en colaboración conlas empresas, las tecnologías más avanzadas desarrolladas hasta ese momento por el sector privado.El desarrollo de instalaciones subterráneas para pruebas (UTF) y el desarrollo y comercializaciónde la nueva tecnología de segregación gravitacional asistida por vapor (SAGD) para la explotaciónpetrolera fueron sumamente costosos y poco alentadores. En un inicio, esto coincidió con el desplomede los precios mundiales del petróleo en 1982 y la consiguiente retirada de las actividades por partedel sector privado. No obstante, el gobierno provincial, con su visión a largo plazo de la innovación yrentabilidad del sector, decidió continuar solo en la implementación de las instalaciones subterráneaspara pruebas, que se inauguraron en 1987; en 1993 la AOSTRA anunció que estaba a punto depoder comercializar la nueva tecnología de segregación gravitacional asistida por vapor. Además, sehabían aprobado numerosas solicitudes de patentes —habiéndose otorgado más de 100— y se habíanelaborado informes sobre invenciones que respaldaban las licencias comerciales.Sin embargo, la visión de la AOSTRA comenzó a debilitarse en el segundo quinquenio de losaños ochenta cuando Peter Lougheed, el principal propulsor de la iniciativa, abandonó su cargo. Diez97

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