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(AA.VV) Antología universal del relato fantástico

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propósito que sabrás dentro de poco. Sin embargo, en primer lugar debo contarte con exactitud cuál es<br />

el grave motivo que me obliga a estar aún ausente de Inglaterra. Quiero tu consejo y tu ayuda; y, para no<br />

ocultarte nada, también quiero poner a prueba tu paciencia y tu simpatía, antes de poder arriesgarme a<br />

confiarte mi desdichado secreto. ¿Perdonarás esta aparente desconfianza hacia tu carácter franco y<br />

abierto… esta aparente ingratitud por tu bondad hacia mí desde que nos encontramos por vez primera?<br />

Le rogué que no hablara de eso, y que continuara.<br />

—Sabes que estoy aquí —siguió—, para recobrar el cadáver de mi tío Stephen, y para llevarlo<br />

conmigo a la cripta de nuestra familia en Inglaterra; y también debes saber que aún no he logrado<br />

descubrir sus restos. Trata de omitir por el momento lo que pueda parecer extraordinario e<br />

incomprensible en una empresa como la mía, y lee este artículo periodístico, lo que está subrayado con<br />

tinta. Hasta ahora es la única evidencia que obtuve sobre el tema <strong>del</strong> fatídico duelo en el que cayó mi<br />

tío; y quiero saber qué acción te parece mejor que yo emprenda, una vez lo hayas leído.<br />

Me tendió un viejo periódico francés. Lo esencial de lo que leí está aún grabado con tal firmeza en<br />

mi memoria que estoy seguro de poder repetir correctamente, después de tanto tiempo, todos los hechos<br />

que necesito comunicar al lector.<br />

Recuerdo que el artículo empezaba con observaciones editoriales sobre la gran curiosidad que se<br />

sentía entonces en relación al duelo entre el conde de St. Lo y el señor Stephen Monkton, un caballero<br />

inglés. El redactor se explayaba en detalles sobre el extraordinario secreto en que había estado envuelto<br />

el asunto de principio a fin; y expresaba la esperanza de que la publicación de cierto manuscrito, al que<br />

se referían sus observaciones introductorias, pudiese llevar a localizar nuevas evidencias por parte de<br />

fuentes distintas y mejor informadas. Se había encontrado el manuscrito entre los papeles de monsieur<br />

Foulon, el padrino <strong>del</strong> señor Monkton, que había muerto en París de una brusca consunción, poco<br />

después de regresar a su hogar en esa ciudad desde el escenario <strong>del</strong> duelo. El documento estaba sin<br />

terminar, había sido dejado incompleto justamente en el punto en que el lector más deseaba que<br />

continuara. No se habían descubierto los motivos de ello y después de una prolija búsqueda entre los<br />

papeles dejados por el difunto, no se había hallado un segundo manuscrito sobre el importantísimo<br />

tema.<br />

Después seguía el documento propiamente dicho.<br />

Resultaba ser un acuerdo redactado en privado entre el padrino <strong>del</strong> señor Monkton, monsieur<br />

Foulon, y el padrino <strong>del</strong> conde de St. Lo, monsieur Dalville; y contenía una relación de todas las<br />

disposiciones para llevar a cabo el duelo. El papel estaba fechado «Nápoles, 22 de febrero»; y dividido<br />

en siete u ocho cláusulas.<br />

La primera cláusula describía el origen y la naturaleza de la disputa: una cuestión muy vergonzosa<br />

para ambas partes, que no vale la pena recordar ni repetir. La segunda cláusula disponía que, ya que el<br />

desafiado había elegido la pistola como arma, y el desafiante (excelente esgrimista) había insistido por<br />

su parte en que el duelo se llevara a cabo de modo tal que el primer disparo fuera decisivo en sus<br />

resultados, los padrinos, viendo que el encuentro tendría inevitablemente consecuencias fatales,<br />

decidieron, en primer término, que se mantuviera el más profundo secreto respecto al duelo, y que el<br />

sitio donde se llevara a cabo no se conociera por a<strong>del</strong>antado, ni siquiera por parte de los protagonistas.<br />

Se agregaba que este exceso de cautela era absolutamente necesario debido a una reciente petición <strong>del</strong><br />

Papa a los poderes vigentes en Italia en la que comentaba la escandalosa frecuencia de la práctica <strong>del</strong>

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