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(AA.VV) Antología universal del relato fantástico

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apidez de un rayo. Golpeó en el rostro a Nataniel, obligándolo a soltar la presa. Luego bajó la escalera<br />

con su hermana desmayada en los brazos. Estaba salvada.<br />

Nataniel corría y saltaba alrededor de la galería gritando:<br />

—¡Círculo de fuego, gira, círculo de fuego!<br />

La multitud acudió al oír los salvajes gritos y entre ellos destacaba por su altura el abogado<br />

Coppelius, que acababa de llegar a la ciudad y se encontraba en el mercado. Cuando alguien propuso<br />

subir a la torre para dominar al insensato, Coppelius dijo riendo:<br />

—Sólo hay que esperar, ya bajará solo —y siguió mirando hacia arriba como los demás.<br />

Nataniel se detuvo de pronto y miró fijamente hacia abajo, y distinguiendo a Coppelius gritó con<br />

voz estridente:<br />

—¡Ah, hermosos ojos, hermosos ojos! —y se lanzó al vacío.<br />

Cuando Nataniel quedó tendido y con la cabeza rota sobre las losas de la calle, Coppelius<br />

desapareció.<br />

Alguien asegura haber visto años después a Clara, en una región apartada, sentada junto a su<br />

dichoso marido ante una linda casa de campo. Junto a ellos jugaban dos niños encantadores. Se podría<br />

concluir diciendo que Clara encontró por fin la felicidad tranquila y doméstica que correspondía a su<br />

dulce y alegre carácter y que nunca habría disfrutado junto al fogoso y exaltado Nataniel.

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