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(AA.VV) Antología universal del relato fantástico

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Más que una nota, la vida de Gustav Meyer, el verdadero apellido de Meyrink (1868-1932)<br />

necesitaría todo un libro. Nacido en Viena, era hijo ilegítimo <strong>del</strong> barón Karl Varnbüler von Hemmingen,<br />

ministro de Estado de Württemberg, y de la actriz judía Maria Meyer. Aunque el barón no quería ni<br />

hablar de casarse con su madre, proveyó a su hijo de los recursos económicos necesarios para sus<br />

estudios y le asignó más tarde un fondo bancario con el cual Meyrink pudo fundar un pequeño banco,<br />

junto a un sobrino <strong>del</strong> poeta Morgenstern. En su juventud fue un dandi (dueño <strong>del</strong> primer automóvil de<br />

Praga), pero una seria incompatibilidad con su socio, unida a una grave depresión, lo arrastró hasta las<br />

puertas <strong>del</strong> suicidio. Cuando se encontraba a punto de volarse los sesos con una pistola, recibió por<br />

debajo de la puerta un prospecto: un folleto ocultista sobre la vida en el más allá. Meyrink lo tomó<br />

como una señal <strong>del</strong> destino; más tarde sería cofundador de la Logia Teosófica de la Estrella Azul en<br />

Praga. En 1903, diez años después de este incidente, Meyrink escribió en un sanatorio para tuberculosos<br />

su primer cuento y lo envió a la revista satírica Simplicissimus. Su editor, Ludwig Thoma, lo sacó<br />

casualmente de una papelera, adonde había ido a parar, y quedó entusiasmado con la lectura. En 1905<br />

publicaría su primer libro de cuentos, y en 1913 El Golem, <strong>del</strong> que dos años después ya habían vendido<br />

doscientos mil ejemplares en plena guerra mundial. Este libro le hizo famoso y rico. Su vida sentimental<br />

también fue azarosa. Su primer matrimonio acabó en una separación algo escandalosa, que lo forzó a<br />

marcharse a Viena. Pero la cosa no quedó ahí, pues se vio obligado a batirse en duelo varias veces con<br />

unos oficiales <strong>del</strong> ejército para defender el honor de su amante, Philomena Bernt, con la que se casaría<br />

más tarde. También pasó una corta pero dura temporada en la cárcel, acusado de estafa. Meyrink dedicó<br />

toda su vida a la escritura y el estudio <strong>del</strong> ocultismo. Fue miembro activo de varias ordenes esotéricas,<br />

entre ellas el Alba Dorada de Londres. Poco después <strong>del</strong> suicidio de su segundo hijo, a los veinticuatro<br />

años —la misma edad que tenía él cuando intentó poner fin a su vida— Gustav Meyrink abandonó este<br />

mundo.

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