22.03.2017 Views

(AA.VV) Antología universal del relato fantástico

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

trae recuerdos penosos. No debía haber empezado. Me hace pensar, ¿sabe?<br />

Se notaba que el hombre luchaba todavía con alguna emoción que le agitaba profundamente. Quería<br />

justificarse ante los ojos <strong>del</strong> otro. Pero el pretexto, que por otra parte tenía algo de verdad, era falso; y él<br />

sabía perfectamente que Simpson no se había quedado convencido. Nada podría explicar el terror lívido<br />

que había reflejado su semblante mientras estuvo olfateando el aire, y nada —ni el fuego, ni ninguna<br />

charla sobre cualquier tema corriente— podría devolverles la naturalidad anterior. La sombra de<br />

desconocido horror que cruzó, fugaz, por el semblante <strong>del</strong> guía, se había comunicado de manera<br />

indefinible a su compañero. Los visibles esfuerzos <strong>del</strong> guía por disimular la verdad no hicieron sino<br />

empeorar las cosas. Además, para mayor intranquilidad <strong>del</strong> joven, se sentía incapaz de hacer preguntas<br />

y en completa ignorancia de lo que pasaba. Los indios, los animales salvajes, el incendio… todas estas<br />

cosas no tenían nada que ver, lo sabía. Su imaginación se debatía febrilmente, pero en vano…<br />

Sin embargo, no se sabe cómo, cuando ya llevaba largo rato fumando y charlando ante el fuego<br />

reavivado, la sombra que tan repentinamente invadiera el pacífico campamento comenzó a disiparse,<br />

quizá por los esfuerzos de Défago o por haber retornado a su actitud normal y sosegada; puede también<br />

que el mismo Simpson hubiera exagerado la realidad, o tal vez la densa atmósfera de la naturaleza<br />

salvaje había conseguido purificarles. Fuera cual fuese la causa, la sensación de horror inmediato<br />

pareció desvanecerse tan misteriosamente como había venido, ya que nada ocurrió. Simpson comenzó a<br />

pensar que se había dejado llevar por un terror irracional propio de un chiquillo. En parte, lo atribuyó a<br />

la exaltación que este escenario inmenso y salvaje comunicaba a su sangre; en parte, al encanto de la<br />

soledad, y en parte, también, al tremendo cansancio. En cuanto a la palidez <strong>del</strong> rostro <strong>del</strong> guía, era,<br />

naturalmente, muchísimo más difícil de explicar, aunque podía deberse, en cierto modo, a un efecto <strong>del</strong><br />

resplandor <strong>del</strong> fuego, o a su propia imaginación… Consideró que era mejor ponerlo en duda. Simpson<br />

era escocés.<br />

Cuando desaparece una emoción fuera de lo común, la razón encuentra siempre una docena de<br />

argumentos para explicarla a posteriori. Encendió una última pipa, y trató de reír. Sería un buen <strong>relato</strong><br />

para cuando estuviese en Escocia, de regreso. No se daba cuenta de que aquella risa era señal de que el<br />

terror acechaba aún en lo más recóndito de su alma; de que, en realidad, era uno de los síntomas más<br />

característicos con que un hombre seriamente alarmado trata de persuadirse de que no lo está.<br />

En cambio, Défago oyó aquella risa y lo miró con sorpresa. Los dos hombres permanecieron un<br />

rato, el uno junto al otro, dándole con el pie a los rescoldos, antes de marcharse a dormir. Eran las diez,<br />

hora bastante avanzada para que los cazadores estén despiertos aún.<br />

—¿En qué piensa usted? —preguntó Défago en tono corriente, aunque con gravedad.<br />

—En este momento estaba pensando en… en los bosques de juguete que tenemos allí —balbuceó<br />

Simpson, sobresaltado por la pregunta, pero expresando lo que realmente dominaba su pensamiento— y<br />

los comparaba con todo esto —añadió, haciendo un gesto amplio con la mano para indicar la vasta<br />

espesura.<br />

Hubo una pausa. Ninguno de los dos parecía querer decir nada.<br />

—De todos modos, yo que usted no me reiría —exclamó Défago, mirando las sombras por encima<br />

<strong>del</strong> hombro de Simpson—. Hay lugares ahí dentro que nadie ha visto jamás… Nadie sabe lo que se<br />

oculta ahí.<br />

El tono <strong>del</strong> guía sugería algo inmenso y terrible.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!