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Para conocer las sectas

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tivas tienen menor incidencia; en cambio, el ambiente<br />

o contexto social opera como fuerza exterior<br />

que aumenta el atractivo hacia el grupo religioso, y<br />

finalmente hacia la conversión al mismo.<br />

- La conversión revivalística. Este tipo de conversión<br />

tuvo su máximo apogeo en los decenios 40 y<br />

50 del siglo pasado, cuando predicadores itinerantes,<br />

de signo fundamentalista, recorrían algunos Estados<br />

de América del Norte predicando la conversión<br />

de corazón a <strong>las</strong> masas de inmigrantes llegados<br />

de Europa 4 . Aquel<strong>las</strong> predicaciones dieron origen a<br />

los llamados reviváis —reavivamientos-, consistentes<br />

en la provocación de estados de ánimo altamente<br />

sugestivos generadores de conversiones masivas.<br />

La conversión de este tipo requiere una predicación<br />

emotiva dentro de ambientes cálidos, con cantos<br />

entremezclados de aplausos, oraciones vibrantes<br />

y confesión pública de pecados. El estado de<br />

excitación emocional y contagio colectivo hace que<br />

muchos decidan «dar el paso» de la conversión.<br />

Estas conversiones dan muy poca cabida a <strong>las</strong> motivaciones<br />

intelectuales; en cambio, la presión social<br />

tiene gran incidencia en el<strong>las</strong>.<br />

- La conversión de tipo coercitivo es la que se<br />

presenta habitualmente como prototipo de la conversión<br />

sectaria. Sin duda es la más controvertida y<br />

ha recibido especial atención a partir de numerosas<br />

acusaciones que ven en ella el resultado de sofisticados<br />

métodos empleados por algunas de <strong>las</strong> <strong>sectas</strong><br />

y NMR más peligrosos.<br />

La conflictividad suscitada alrededor de estos<br />

grupos se debe al supuesto empleo del «control<br />

mental» y del «lavado de cerebro», que para muchos,<br />

inadecuadamente, significan una misma cosa.<br />

La «reforma de pensamiento» a que son sometidos<br />

los adeptos hace que estas conversiones estén motivadas<br />

más por el temor que por la adhesión libre y<br />

voluntaria.<br />

4 Winthrop S. Hudson, The Great Awakening, en Religión in<br />

America, Charles Scribner's Sons, Nueva York 1965, 59-82; William<br />

G. McLouglin, h There a Third Forcé in Christendom?, en<br />

Religión in America, The Dedalus Library, vol. 12, Houghton<br />

Mifílin Co., Boston 1968, principalmente 53-58; Sydney E. Ahlstrom,<br />

The Great Revival in the West and the Growth of the Popular<br />

Denominations, en A Religious History of the American People,<br />

Yale University Press, New Haven 1974, 429-454.<br />

118 PARA CONOCER LAS SECTAS<br />

El anuncio del mensajero. El problema de la conversión<br />

puede abordarse también desde otra perspectiva.<br />

La perspectiva del mensajero, es decir, de<br />

aquel que ofrece el mensaje motivador de la adhesión<br />

o el rechazo por parte del destinatario.<br />

Cuando alguien decide dar el primer paso, que podrá<br />

significar el inicio de un proceso de conversión,<br />

es porque alguien y de alguna manera le hizo llegar<br />

una oferta creíble. Una oferta que la mayoría de <strong>las</strong><br />

veces significa la invitación a abandonar <strong>las</strong> «cosas<br />

pasadas» y a formar parte del grupo que se presenta<br />

como su nuevo hogar espiritual.<br />

La simple experiencia demuestra, sin embargo,<br />

que no todas <strong>las</strong> ofertas religiosas se han presentado<br />

siempre con la misma honestidad y desde los<br />

mismos presupuestos de libertad y transparencia.<br />

Hay ofertas libres y ofertas interesadas, hay ofertas<br />

limpias y ofertas que esconden intenciones poco<br />

confesables.<br />

En el vocabulario cristiano, estas dos actitudes<br />

de presentación del mensaje han recibido los nombres<br />

clásicos de evangelización y de proselitismo. Y<br />

se da por sentado que <strong>las</strong> Iglesias evangelizan,<br />

mientras que <strong>las</strong> <strong>sectas</strong> hacen proselitismo. Las<br />

cosas son, evidentemente, más complejas. Por esto<br />

valdrá la pena, antes de introducirnos en los<br />

métodos de reclutamiento que emplean algunos<br />

grupos sectarios, recordar brevemente los conceptos<br />

de evangelización y proselitismo en orden a<br />

poder analizar más tarde la cuestión de si <strong>las</strong><br />

<strong>sectas</strong> actúan siempre desde perspectivas proselitistas.<br />

Las fronteras entre evangelización y proselitismo<br />

comportan cierta ambigüedad. El proselitismo se<br />

define por una finalidad que podría parecer similar<br />

a la de la evangelización: la proclamación de <strong>las</strong><br />

propias creencias a los otros, como oferta salvadora,<br />

para llegar a convertirlos. Deberá tenerse en<br />

cuenta que la palabra «prosélito» no tuvo en el<br />

pasado el sentido peyorativo que ha adquirido en la<br />

actualidad. Y desde ahí cabe pensar que hoy el<br />

proselitismo, al menos en el marco teórico, se distinga<br />

de la evangelización en que la acción evangelizadora<br />

respeta la conciencia del adepto, porque la fe<br />

ofrecida es libre y porque la respuesta que se espera<br />

debe estar igualmente exenta de coacción. La acción<br />

proselitista, por el contrario, ha perdido el

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