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Para conocer las sectas

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Iglesia, universidad, trabajo, amigos- que lo espera<br />

con los brazos abiertos.<br />

Pero la desprogramación ha sido definida desde<br />

otras perspectivas mucho más negativas. <strong>Para</strong> algunos,<br />

es el proceso por el que el adepto de una secta<br />

es «arrancado» de ella y obligado a enfrentarse al<br />

equipo desprogramador con el único objeto de demostrarle<br />

por todos los medios que el camino elegido<br />

es falso, no voluntario y perjudicial para su salud<br />

física y mental. Esta definición tiene, lógicamente,<br />

sus defensores, que intentan justificar para<br />

oponerse a este proceso contraproducente en tantos<br />

sentidos. He aquí <strong>las</strong> razones que esgrimen en contra<br />

de la desprogramación:<br />

- La necesidad de probar seriamente el hecho de<br />

que el adepto ha pasado por el «lavado de cerebro»<br />

o que ha sufrido el empleo de técnicas manipuladoras<br />

que le transformaron en un «robot» sin voluntad<br />

ni capacidad crítica.<br />

- Es un atentado contra el derecho a la libertad<br />

religiosa del individuo. Arrancarlo del grupo contra<br />

su voluntad, a veces violentamente, siendo mayor<br />

de edad y habiendo optado expresamente por vivir<br />

en determinado grupo —por marginal que sea—, es<br />

un atentado contra la propia conciencia y contra la<br />

Constitución de la mayoría de los países que aseguran<br />

en su carta magna el derecho a la libertad de<br />

toda persona.<br />

- Se cuestionan los mismos métodos empleados<br />

en la desprogramación, que producen la mayoría de<br />

<strong>las</strong> veces verdaderos traumas en el individuo sobre<br />

el que se efectúa este proceso de «rehabilitación» o<br />

«resocialización»: dos términos que vienen empleándose<br />

para sustituir al de «desprogramación»<br />

por <strong>las</strong> controversias levantadas.<br />

- La desprogramación se realiza, a veces, por<br />

personas sin experiencia profesional que ofrecen<br />

ayuda inadecuada y que, con la mejor voluntad,<br />

pueden provocar trastornos irreversibles en el individuo<br />

que desean «recuperar».<br />

- Temor de que el fenómeno de la desprogramación<br />

llegue a convertirse en una avalancha u ocasión<br />

en contra de otros grupos religiosos que en un<br />

determinado momento y contexto pudieran ser considerados<br />

impopulares, marginales o «indeseables».<br />

La pregunta en su forma más cruda se formu­<br />

140 PARA CONOCER LAS SECTAS<br />

la así: «¿acaso no podrían unos padres llegar a<br />

contratar los servicios del "equipo de desprogramadores"<br />

para impedir que el hijo se convirtiese a otra<br />

Iglesia cristiana, a otra religión, o habiendo ingresado<br />

en un seminario o convento se le "rescatase"<br />

para volver al hogar paterno del que salió "libremente"?».<br />

Los partidarios de una y otra tesis parten —lo<br />

hemos visto— de presupuestos difícilmente conciliables,<br />

de tal manera que el tema ha adquirido hoy<br />

una fuerte carga emotiva. La solución va a depender<br />

en primer lugar de la madurez y capacidad de<br />

elección libre de nuestros jóvenes, de la información<br />

seria y objetiva que se pueda impartir sobre el<br />

mundo de la marginación religiosa en nuestras escue<strong>las</strong><br />

y centros de educación , pero también tanto<br />

de la capacidad de aceptación democrática de<br />

otras formas de religiosidad que surgen entre nuestros<br />

contemporáneos, en una convivencia que supone<br />

el respeto a otros credos, como de la flexibilidad,<br />

claridad y transparencia mínimamente exigibles en<br />

cualquier organización que se presenta como portadora<br />

de un mensaje religioso. En este último sentido,<br />

<strong>las</strong> <strong>sectas</strong> y NMR deberían aceptar <strong>las</strong> sabias<br />

recomendaciones y propuestas de resolución del Informe<br />

Cottrell que aparecen al final de este libro.<br />

Pero habrá que tener en cuenta que el Parlamento<br />

Europeo se ha definido en contra de la desprogramación.<br />

Se han dicho seguramente demasiadas cosas sobre<br />

la desprogramación. No parece que constituya<br />

el mejor medio para que el adepto abandone sin<br />

traumas el grupo que se considera peligroso. El<br />

libro de Ted Patrick 63 continúa siendo la fuente<br />

inspiradora de la historia y orígenes de la desprogramación.<br />

Entre nosotros hay detractores 64 y simpatizantes<br />

6S del empleo de estos métodos. La des-<br />

62<br />

Un grupo de profesores de religión secundaria, en Cataluña,<br />

viene trabajando en los dos últimos cursos (1990-1992) con su<br />

alumnado en esta temática en orden a presentar el fenómeno<br />

sectario moderno con cierto rigor.<br />

65<br />

Ted Patrick, Let OurChildren Go, E. P. Dutton, Nueva York<br />

1976.<br />

64<br />

Véase, a título de ejemplo, la obra de César Vidal, Diccionario<br />

de <strong>sectas</strong> y ocultismo, Verbo Divino, Estella 1991, 59-60.<br />

65<br />

P. Rodríguez en su libro Esclavos de un mesías..., o. c,

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