24.02.2013 Views

Para conocer las sectas

Para conocer las sectas

Para conocer las sectas

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

temporáneos y que para ellos significa el camino<br />

donde se encuentran a sí mismos o donde rastrean<br />

al «Otro».<br />

3. Habrá que avisar, desde el principio, sobre<br />

un hecho que resulta muy incómodo a todos los<br />

tratadistas a la hora de aplicar el término «secta» a<br />

un grupo determinado. Este término comporta<br />

siempre un cierto relativismo no exento de ambigüedad:<br />

«<strong>Para</strong> el pueblo de Israel, el naciente cristianismo<br />

presentaba todas <strong>las</strong> características de una secta judía<br />

más. <strong>Para</strong> la Iglesia indivisa, los grupos de cristianos<br />

que rechazaban los grandes concilios de Nicea o<br />

Calcedonia aparecen como herejes y cismáticos. La<br />

Iglesia católica, en su tiempo, rechaza como sectarias<br />

<strong>las</strong> comunidades de Lutero. A su vez, <strong>las</strong> Iglesias luteranas<br />

y calvinistas acusan de sectarismo a los anabaptistas<br />

y mennonitas. <strong>Para</strong> la Iglesia de Inglaterra,<br />

los congregacionalistas, los cuáqueros, los metodistas<br />

de Wesley, fueron <strong>sectas</strong> en el sentido auténtico de la<br />

palabra.<br />

Grandes Iglesias de hoy —algunas de el<strong>las</strong> tenidas<br />

en otro tiempo como verdaderas <strong>sectas</strong>, bautistas y<br />

metodistas, por ejemplo- consideran como <strong>sectas</strong> a<br />

los corpúsculos que añoran con cierta frecuencia en el<br />

mundo cristiano. ¿Serán éstos, mañana, Iglesia? Sólo<br />

podría contestarse afirmativamente si toda la cuestión<br />

residiera, como se ha sugerido con frecuencia, en<br />

el número de miembros. Como si el problema fuera de<br />

cantidad» 26 .<br />

Pero el problema no es de cantidad. El problema<br />

reside en el espíritu y en la actitud sectaria. Es<br />

obvio que hay Iglesias cristianas muy pequeñas numéricamente<br />

hablando —por ejemplo la Iglesia Española<br />

Reformada Episcopal- y hay <strong>sectas</strong> con un<br />

número elevadísimo de miembros, piénsese -a título<br />

de ejemplo— en la Sociedad de los Testigos de<br />

Jehová.<br />

La cuestión reside, pues, en el espíritu y en la<br />

actitud del grupo en cuestión. El término «sectario»,<br />

de claras connotaciones peyorativas, se emplea<br />

usualmente para indicar espíritus pequeños,<br />

radicalizados, intolerantes, fanáticamente dogma-<br />

Juan Bosch, Las mil y una <strong>sectas</strong>, PPC, Madrid 1973, 8.<br />

ticos y automarginados en los linderos de aquello<br />

que se considera normal y respetable.<br />

La aplicación, por tanto, del término secta a un<br />

grupo determinado implica, además del relativismo<br />

que hemos indicado —ningún grupo se considera<br />

«sectario» a sí mismo, es siempre un término usado<br />

por los demás—, una cierta desconsideración y desprecio.<br />

Señalar a un colectivo como «secta» es rebajar<br />

y menospreciar la respetabilidad del grupo en<br />

cuestión. Este es el uso del lenguaje corriente.<br />

En nuestro libro —lo hemos dejado advertido ya<br />

en la Introducción- no deseamos en absoluto entrar<br />

en esta dinámica del desprestigio y de la polémica<br />

estéril. Cuando se habla aquí de <strong>sectas</strong>, lo hacemos<br />

—es nuestro leal intento— desde la objetividad que<br />

nos prestan los sociólogos de la religión y desde la<br />

visión teológica de una Iglesia que apostó un día<br />

por la actitud ecuménica y dejó atrás el clima de <strong>las</strong><br />

luchas apologéticas.<br />

4. Acabamos de indicar la ambigüedad que, a<br />

pesar de todo, conlleva el término «secta». Los sociólogos,<br />

pero también los teólogos, han ensayado<br />

diferentes términos para abarcar los múltiples y variados<br />

fenómenos religiosos que no siempre encajan<br />

dentro del término clásico «secta». Habrá que advertir<br />

que algunos no han sido demasiado felices y<br />

que otros no han recibido la atención debida. He<br />

aquí algunos de los términos —desde perspectivas<br />

sociológicas- barajados para arrojar cierta luz sobre<br />

este complejo asunto.<br />

a) Es ya clásica la contraposición «Iglesia-secta»<br />

que hicieron a principios de siglo tanto Max<br />

Weber como Ernst Troeltsch 27 . Esta contraposición<br />

ha llegado a constituir una categoría que se ha<br />

hecho clásica y que forma hoy como necesario modelo<br />

de referencia para encuadrar o tipificar cualquiera<br />

de los grupos religiosos existentes.<br />

En la perspectiva sociológica clásica, todo grupo<br />

religioso aparece necesariamente como «secta» o<br />

27 Max Weber, Die Protestantische Ethik und der Geist des<br />

Kapitalismus (1905) (Trad. castellana: La ética protestante y el<br />

espíritu del capitalismo, Península, Barcelona 1969); Die Protestantischen<br />

Sekten (1906), en Gesammelte Aufsatz.e zur Religionssoziologie,<br />

I, 207-236; Ernst Troeltsch, Die Soziallehren der Christlichen<br />

Kirchen und Gruppen (1912), en F. Fürstenberg (ed.), J. C. B.<br />

Mohr, Tubinga 1964.<br />

PARA CONOCER LAS SECTAS 1 5

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!