Para conocer las sectas
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Mayer referida tanto a <strong>las</strong> búsquedas religiosas tradicionales<br />
como a <strong>las</strong> que se suscitan a raíz del<br />
encuentro con grupos sectarios.<br />
c) En esta misma línea merece destacarse la<br />
obra de Eillen Barker, cuyos trabajos sobre la Iglesia<br />
de la Unificación han sido muy celebrados ,0 . Barker<br />
cuestiona la tesis tan difundida de que la conversión<br />
a la secta moonie debe explicarse necesariamente<br />
por la aplicación, al nuevo adepto, de los<br />
métodos del «control mental» o del «lavado de cerebro».<br />
Justifica su postura por los resultados de su<br />
investigación: el 90% de <strong>las</strong> personas que han frecuentado<br />
los talleres de los moonies nunca llegaron<br />
a hacerse miembros; incluso la mayoría de los que<br />
pasaron por el proceso de conversión lo abandonaron<br />
en el espacio de los dos primeros años. Pero esto<br />
no sería posible en el caso de que hubiesen aplicado<br />
sobre ellos los sofisticados métodos del «lavado de<br />
cerebro».<br />
3. El «lavado de cerebro»<br />
y la «desprogramación»<br />
Dos temas, dejados expresamente para este último<br />
apartado, acaparan el núcleo del debate sectario:<br />
el «lavado de cerebro», al que se ha aludido ya<br />
en páginas precedentes, y la «desprogramación»,<br />
menos conocido por el gran público, pero tema muy<br />
discutido entre los expertos.<br />
3.1. El «lavado de cerebro»<br />
El «lavado de cerebro» es —en numerosos ambientes—<br />
la prueba más concluyente a la hora de<br />
explicar el éxito de <strong>las</strong> <strong>sectas</strong> y de «justificar» <strong>las</strong><br />
conversiones a los grupos sectarios.<br />
La tesis del «lavado de cerebro» explica lo que<br />
de cualquier otra manera parece inexplicable. ¿Es<br />
posible que individuos en su sano juicio puedan<br />
ingresar voluntariamente como miembros en agrupaciones<br />
sin ninguna credibilidad social ni religio-<br />
so Eillen Barker, Wo'be a Moonie?, en Bryan Wilson (ed.), The<br />
Social Impact of New Religious Movements, Edwing Mellen, Nueva<br />
York 1981, 59-96; The Making of a Moonie: Choice or Brainwashing?,<br />
Blackwell, Oxford 1984.<br />
136 PARA CONOCER LAS SECTAS<br />
sa? Esta pregunta no encuentra aparentemente, en<br />
muchos ambientes, una respuesta fácil, si no es<br />
acudiendo a la tesis del «lavado de cerebro». Sólo<br />
entonces parece ofrecer la verosimilitud necesaria:<br />
ya que una persona en su juicio cabal no puede<br />
adherirse a estos desprestigiados grupos, cuando lo<br />
hace es porque ha sido previamente manipulada,<br />
trastornada.<br />
La explicación del «lavado de cerebro» goza<br />
además de un atractivo suplementario que le ha<br />
dado enorme popularidad: exime de cualquier tipo<br />
de responsabilidad tanto a la víctima como a <strong>las</strong><br />
personas de su entorno familiar o más cercano, a la<br />
vez que responsabiliza de la deserción o ruptura del<br />
adepto a quienes manipulan su voluntad y su mente<br />
con métodos sofisticados ,1 .<br />
Esta tesis no goza, sin embargo, de demasiada<br />
credibilidad entre los sociólogos que han estudiado<br />
el fenómeno sectario: Barker, Downton, Richardson,<br />
Robbins, Stark y Bainbridge, etc. S2 .<br />
Una de <strong>las</strong> raíces de tantos malentendidos dentro<br />
del debate sobre el «lavado de cerebro» consiste,<br />
por parte de diferentes autores, en haber confundido<br />
algunos fenómenos que sólo de manera impropia<br />
pueden ser denominados como «lavado de cerebro».<br />
Y se han centrado exclusivamente en su análisis<br />
para denunciarlo como un método perverso utilizado<br />
por <strong>las</strong> <strong>sectas</strong>.<br />
Otros autores, en cambio, han intentado distinguir<br />
cuidadosamente los diferentes métodos que de<br />
una u otra manera afectan a la personalidad íntima<br />
del adepto de una secta o NMR.<br />
Steven Hassan ha distinguido tres conceptos<br />
que merecen analizarse detenidamente: el «lavado<br />
de cerebro», el «control mental» y el «trance», como<br />
producto del «hipnotismo». De estas tres realidades,<br />
evidentemente, el «lavado de cerebro» tiene<br />
connotaciones exclusivamente negativas. El «control<br />
mental» y el «trance» pueden ser técnicas neutras,<br />
dirigidas incluso a conseguir el crecimiento<br />
personal o, por el contrario, encaminadas a la anulación<br />
o manipulación de la persona misma.<br />
Thomas Robbins, Culis, Converts and Charisma..., o. c, 72.<br />
Thomas Robbins, Cults, Converts and Charisma..., o. c, 72.