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Para conocer las sectas

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<strong>las</strong> herejías? Si la herejía cumple en la Iglesia tareas<br />

de advertencia y desafío, ¿cuál podría ser la<br />

correcta actitud ante el<strong>las</strong>: la mera condena, el rechazo<br />

absoluto, la búsqueda del aniquilamiento sin<br />

paliativos o, por el contrario, la llamada a la propia<br />

critica, al cuestionamiento y a la interpelación internos,<br />

a la renovación según criterios cada vez más<br />

evangélicos? «Vigilar la pureza de la fe» es un mándalo<br />

apostólico y una obligación en los sucesores de<br />

los apóstoles, pero existe siempre el peligro -la historia<br />

lo recuerda— de crear inquisiciones y nuevos<br />

«santos oficios» difíciles de hacer creíble la fidelidad<br />

a la pureza de la fe.<br />

- Si el punto de referencia es la universalidad del<br />

mensaje cristiano, entonces tenemos propiamente<br />

la «secta». Desde la teología cristiana cabe pregunlarsc<br />

si el Jesús pre-pascual proyectó durante su<br />

vida terrena la creación de una Iglesia como una<br />

organización especial religiosa, distinta de <strong>las</strong> demás<br />

y con estructuras similares a <strong>las</strong> que fue tomando<br />

a lo largo de la historia. Es la pregunta<br />

sobre el origen de la Iglesia y sobre el momento de<br />

su fundación. ¿Qué tipo de comunidad quiso Jesús:<br />

un grupo cerrado o una comunidad abierta? ".<br />

Los teólogos han tomado distintas posturas a la<br />

hora de ofrecer una explicación a estas cuestiones.<br />

Desde una interpretación ultracrítica se ha dicho<br />

que el Jesús pre-pascual no tendría nada que ver con<br />

la Iglesia como comunidad de fe. Esta se formó a<br />

partir de la misión y del genio de Pablo. Nos parece<br />

ser ésta una postura errónea que no corresponde ni<br />

a la fe cristiana ni a los datos neotestamentarios.<br />

Otros autores, basándose en algunos pasajes del<br />

Nuevo Testamento, afirman que Jesús ya antes de<br />

la pascua había fundado y estructurado la Iglesia,<br />

aunque sólo después tomase, en un proceso gradual,<br />

<strong>las</strong> formas organizativas conocidas en la historia.<br />

No parece ser ésta la opinión más fundada,<br />

aunque sea la más extendida. Creemos que el acontecimiento<br />

pascual —que Dios ha resucitado al Crucificado—<br />

es lo que hizo que el grupo de los que le<br />

habían seguido se convirtiese o llegase a ser la comunidad<br />

eclesial.<br />

17 La literatura sobre esta cuestión es inmensa. Recomendamos<br />

la lectura del reciente libro de Rufino Ve<strong>las</strong>co, La Iglesia de<br />

Jesús, Verbo Divino, Estella 1992.<br />

Parece, pues, pertinente formular la siguiente<br />

pregunta: ¿Cuál fue la actitud del Jesús pre-pascual<br />

respecto a los oyentes de su mensaje que, poco a<br />

poco, iban convirtiéndose en sus seguidores? Aquí<br />

debe afirmarse sin paliativos el carácter universalista<br />

de la predicación de Jesús, y la consecuente universalidad<br />

que debe marcar a la comunidad de sus<br />

seguidores. Jesús nunca pretendió fundar un «grupo<br />

aparte», un «grupo de escogidos», de «puros»,<br />

un «resto de Israel», una «asociación separada»,<br />

«sectaria», como había tantas en su época. Su misión<br />

va dirigida a Israel entero, sin <strong>las</strong> limitaciones<br />

o separaciones tan propias de «lo religioso»: santos<br />

y pecadores, varones y mujeres. Es conocida su radical<br />

oposición a los privilegios religiosos y a <strong>las</strong><br />

separaciones legales. Su amor sin límites a los pecadores<br />

-causa de tanta sorpresa e indignación entre<br />

muchos de sus oyentes- es la prueba evidente de<br />

que no había venido a fundar una comunidad «separada»<br />

ni «escogida», ni de «piadosos», sino una<br />

comunidad universal en la que todos caben porque<br />

pretendía ser un reflejo, siquiera tenue, del amor<br />

sin límites del Padre que él anunciaba.<br />

El «grupo de los Doce», lejos de ser una barrera<br />

que frena la invitación al seguimiento, es signo de<br />

la llamada universal a <strong>las</strong> doce tribus, es decir, a<br />

todo Israel. El «grupo de los Doce» es signo de<br />

universalidad, nunca de encerramiento.<br />

Tomada como punto de referencia la voluntad<br />

universalista de Jesús, cualquier comunidad que se<br />

reclame de él y tenga pretensiones de congregar a<br />

sólo los santos, los puros, los elegidos, los separados,<br />

debe calificarse, desde una perspectiva teológica<br />

mínimamente seria, como «secta».<br />

- Si se toma el mundo como punto de referencia,<br />

tenemos el «grupo sectario» o la «Iglesia sectaria».<br />

Se ha indicado previamente que el fenómeno sectario<br />

se caracteriza por su voluntad de alejamiento<br />

del mundo, ya que da por supuestas su maldad y<br />

condenación. El dualismo «sagrado-mundano», del<br />

que deriva la voluntad de alejamiento, va más allá<br />

del mismo hecho sectario y se ha introducido —a<br />

veces— en <strong>las</strong> grandes tradiciones religiosas y en <strong>las</strong><br />

mismas Iglesias cristianas. La fuga mundi no es<br />

ajena al dualismo «espiritual-corporal» que amenaza<br />

y desafía siempre al creyente que toma en serio<br />

su religiosidad.<br />

PARA CONOCER LAS SECTAS 2 1

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