Para conocer las sectas
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«La opción por los pobres es una exigencia del<br />
evangelio a nuestras Iglesias...; los pobres deben ocupar<br />
un lugar central y preferencial en nuestro análisis<br />
y conocimiento de la realidad» (n. 17).<br />
— Los Movimientos Religiosos Contemporáneos<br />
como uno de los signos de los tiempos. Esta afirmación,<br />
seguramente escandalosa para algunos, o falta<br />
de sentido para muchos, está explícitamente recogida<br />
en el texto:<br />
«Este fenómeno religioso ha de ser visto a la luz de<br />
la fe como uno de los signos de los tiempos, que<br />
cuestiona la vida y la acción pastoral de nuestras<br />
Iglesias» (n. 35).<br />
— Intento de discernimiento, de reconocimiento de<br />
valores y de posible diálogo. Entre <strong>las</strong> opciones pastorales<br />
de Cuenca merecen destacarse <strong>las</strong> estrictamente<br />
ecuménicas. Si para el documento vaticano<br />
sobre <strong>las</strong> <strong>sectas</strong> parecía imposible un diálogo con<br />
el<strong>las</strong> (IV, 4), el de Cuenca señala que «hay que tener<br />
postura de apertura a los Movimientos Religiosos<br />
Contemporáneos desde la opción por la verdad sobre<br />
Dios y sobre el hombre..., y tomar una actitud<br />
de diálogo ecuménico no sólo entre nosotros, sino<br />
también con los líderes y demás miembros de otros<br />
movimientos religiosos que estén dispuestos a ello»<br />
(n. 41). En el mismo contexto se invita a<br />
«tratar de informarse para <strong>conocer</strong> mejor los MRC<br />
con una actitud positiva, capaz de re<strong>conocer</strong> y valorar<br />
lo bueno que hay en ellos, sin dejar de denunciar sus<br />
errores» (n. 41).<br />
2. El documento del episcopado mexicano, titulado<br />
La Iglesia ante los Nuevos Grupos Religiosos<br />
(NGR), es un texto breve, muy lógicamente construido,<br />
del que cabe resaltar los siguientes aspectos:<br />
— Aceptación del desafío. Como en los documentos<br />
de Puebla y Cuenca, el texto del episcopado<br />
mexicano considera el fenómeno sectario como un<br />
reto a la Iglesia.<br />
«Los NGR constituyen un reto para la Iglesia» (II,<br />
0). «Según esto, los obispos, ante el desafío de los<br />
NGR, a la luz de la palabra de Dios... buscamos responder<br />
a este desafío por los siguientes caminos...»<br />
(III. 0).<br />
Sin embargo, hay una denuncia inequívoca res<br />
pecto a la actuación de estos grupos, que califica de<br />
«agresión proselitista» (III, 5). Ello no obsta para<br />
que los obispos mexicanos, siguiendo casi literalmente<br />
el texto de Cuenca, declaren ver en este fenómeno<br />
sectario «un signo de los tiempos que hay que<br />
saber leer a la luz de la palabra de Dios» (Introducción).<br />
— Cierta identificación de lo mexicano con lo católico.<br />
El documento episcopal alude en varias ocasiones<br />
al hecho de que la Iglesia católica esté en <strong>las</strong><br />
raíces del pueblo mexicano. Se evita hablar del<br />
«pueblo católico de México», y se habla siempre de<br />
«nuestro pueblo», o simplemente del «mexicano».<br />
He aquí algunos ejemplos:<br />
«Somos un pueblo cuyo sustrato cultural es fundamentalmente<br />
católico, como aparece en nuestra religiosidad<br />
popular, con grandes valores y antivalores»<br />
(II, 5, 1); «la Iglesia católica ha jugado un papel determinante<br />
en nuestra historia...» (II, 5, 3); «la Iglesia, a<br />
lo largo de la historia, ha configurado al mexicano y<br />
aún tiene reservas para seguir configurándolo» (II, 5,<br />
4).<br />
Y cuando explícita <strong>las</strong> causas externas de la proliferación<br />
de los NGR, señala, entre otras, «los medios<br />
de comunicación social con patrones de conducta,<br />
ajenos, muchas veces, a la cultura de nuestro<br />
pueblo en sus raíces católicas» (I, 3). Y al final del<br />
documento, los obispos encomiendan sus anhelos y<br />
tareas «a Santa María de Guadalupe, que presidió<br />
el origen de nuestro pueblo» (III, 5).<br />
— Autocrítica. El documento reconoce lealmente,<br />
al analizar <strong>las</strong> causas internas de la proliferación<br />
sectaria en México, algunos elementos causales que<br />
tienen mucho que ver con deficiencias en el interior<br />
de la misma Iglesia:<br />
«insuficiente instrucción religiosa de gran parte de<br />
nuestro pueblo» (I, B, 1); «insuficiencia de agentes de<br />
pastoral y un laicado que no ha sido suficientemente<br />
incorporado a la tarea evangelizadora» (I, B, 5); «algunos<br />
métodos pastorales que no logran una relación<br />
personal desmasificante» (I, B, 6); «la necesidad que<br />
tiene el pueblo de una auténtica experiencia de Dios y<br />
de una liturgia viva y participativa que, a veces, no se<br />
encuentra en el culto tal como lo celebramos» (I, B, 7).<br />
— Algunas pistas de solución. El texto del episco-<br />
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