Para conocer las sectas
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implícitos, sino confesos, los claros rasgos parafascistas o<br />
simplemente fascistas que se dan en algunas de estas <strong>sectas</strong><br />
consideradas destructivas.<br />
Segundo, una característica común a todas estas <strong>sectas</strong>,<br />
fundamentalmente <strong>las</strong> destructivas, es una actitud de ataque<br />
a la razón crítica y a los valores democráticos, a los<br />
valores de libertad y de tolerancia, a los valores, en definitiva,<br />
de la Ilustración, a la que se aludió en otro debate, y<br />
sustituyéndolos por un conjunto de saberes esotéricos, reaccionarios<br />
a todo sentido crítico y de libertad.<br />
La tercera característica que quisiera subrayar es el alcance<br />
cuantitativo y estadístico del problema. Las estimaciones<br />
que se han barajado por expertos o por informes de<br />
expertos en nuestra Comisión sitúan entre los 30.000 y<br />
70.000 los jóvenes adictos ya a este tipo de <strong>sectas</strong> destructivas<br />
y, además de los jóvenes, un número de ciudadanos<br />
afectos o adictos a estas <strong>sectas</strong> destructivas que se sitúa<br />
entre <strong>las</strong> 120.000 y 150.000 personas. Quizá lo más importante<br />
y lo más grave a destacar es el ritmo creciente, la<br />
tendencia a un incremento bastante acentuado de este tipo<br />
de <strong>sectas</strong> en cuanto a número de adeptos.,.» 6 \<br />
Concluía su parlamento el señor García Fonseca<br />
«manifestando su esperanza de que <strong>las</strong> conclusiones<br />
que figuran en el informe pasen de los papeles a<br />
los hechos con el trabajo de todos».<br />
Disuelta la «Comisión para el estudio de <strong>las</strong> <strong>sectas</strong>»,<br />
algunos se preguntan si los acuerdos aprobados<br />
por el Parlamento español se están llevando a la<br />
práctica. Pilar SalarruUana afirma en el capítulo<br />
final de su libro Las <strong>sectas</strong>:<br />
«Después de aprobadas <strong>las</strong> propuestas, queda seguir<strong>las</strong><br />
una a una para comprobar el grado de cumplimiento<br />
que de el<strong>las</strong> hace el Gobierno. Llevo suficientes<br />
años trabajando en diversos parlamentos... como<br />
para saber que, tras el entusiasmo con el que se<br />
aprueban <strong>las</strong> cosas, éstas duermen el sueño de los<br />
justos si no son de interés especial del Ejecutivo o si<br />
no hay alguien que le impulse a poner<strong>las</strong> en marcha...<br />
En los meses siguientes presenté una veintena de<br />
preguntas a los representantes de los distintos ministerios<br />
afectados... ¿Cómo y en qué plazo su ministerio<br />
va a... preparar el mapa sectario..., a comprobar la<br />
6Í Texto en Diario de Sesiones del Congreso de los Diputados<br />
(2 de marzo de 1989), n. 173 (1989) 10133.<br />
178 PARA CONOCER LAS SECTAS<br />
escolarización de los niños nacidos en <strong>sectas</strong>..., a presentar<br />
el Estatuto Fiscal de <strong>las</strong> Asociaciones sin ánimo<br />
de lucro..., a firmar acuerdos internacionales para<br />
la repatriación de menores y jóvenes..., a crear centros<br />
públicos para el tratamiento de toxicómanos...,<br />
etc., etc.» 66 .<br />
La complejidad del fenómeno sectario desde la<br />
Administración es obvia. Y quizá una de <strong>las</strong> expresiones<br />
de esta complejidad radica en la óptica desde<br />
la que juzga el problema el Defensor del Pueblo.<br />
Este, en un momento dado, ha afirmado con rotundidad:<br />
«No puedo actuar contra <strong>las</strong> <strong>sectas</strong>» 67 . Alvaro<br />
Gil-Robles basa su postura en dos presupuestos:<br />
los integrantes de tales <strong>sectas</strong> son mayores de edad<br />
y están en el<strong>las</strong> por propia voluntad.<br />
«Desde 1983, y de <strong>las</strong> más de cien mil quejas recibidas<br />
en la institución, sólo ocho se refieren a casos de<br />
<strong>sectas</strong>».<br />
Y llega incluso a decir que<br />
«no hay ni una sola queja de una persona que haya<br />
pertenecido a una secta y se queje de que se hayan<br />
vulnerado sus derechos fundamentales, por lo que el<br />
Defensor del Pueblo no puede intervenir» 68 .<br />
SalarruUana expresa en su libro la contrariedad<br />
que supuso la comparecencia del Defensor del Pueblo<br />
delante de la Comisión para el estudio de <strong>las</strong><br />
<strong>sectas</strong> al manifestarles su imposibilidad de actuación<br />
por la falta de denuncias, y por la mayoría de<br />
edad de los adeptos 69 . Aquí reside, en realidad, el<br />
meollo del problema sectario cuando se vislumbra<br />
desde <strong>las</strong> instituciones del Estado. Sólo los delitos<br />
cometidos y probados son objeto de responsabilidad<br />
penal y, en su caso, de condena. Pero ningún<br />
grupo en cuanto tal puede ser encausado sin <strong>las</strong><br />
debidas pruebas de haber vulnerado <strong>las</strong> leyes vigentes<br />
y de haber incurrido en culpabilidad.<br />
Está seguramente en lo cierto César Vidal cuando<br />
afirma:<br />
66 Pilar SalarruUana, Las <strong>sectas</strong>, o. c, 193-194.<br />
67 En ABC (26 octubre 1988).<br />
68 En Informando (Boletín de Información Jurídica de la<br />
Agrupación Evangélica, de <strong>las</strong> Iglesias adheridas a la FEREDE),<br />
10(1988) 12.<br />
69 Pilar SalarruUana, Las <strong>sectas</strong>, o. c, 176-178.