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Para conocer las sectas

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Las <strong>sectas</strong> «no dialogan», los Nuevos Movimientos<br />

Religiosos están «incapacitados radicalmente<br />

para llevar adelante un mínimo intento<br />

de diálogo serio y leal», los grupos sectarios «se<br />

oponen abiertamente a cualquier posibilidad de entablar<br />

un acercamiento que comporte encuentro y<br />

enriquecimiento mutuos». He ahí algunas de <strong>las</strong><br />

afirmaciones generalmente admitidas por quienes<br />

se adentran en el terreno de la religiosidad marginal<br />

y sectaria.<br />

Nuestro capítulo quinto está dedicado precisamente<br />

a este debatido tema que se estructura en dos<br />

apartados: la dificultad del diálogo con <strong>las</strong> <strong>sectas</strong>, y<br />

la esperanza de viabilidad de este tipo de diálogo.<br />

1. Un acuerdo común:<br />

la dificultad del diálogo con <strong>las</strong> <strong>sectas</strong><br />

Existe un acuerdo de base en la mayoría de los<br />

tratadistas sobre <strong>las</strong> <strong>sectas</strong> y NMR: la dificultad de<br />

un diálogo real con los grupos sectarios en orden a<br />

un entendimiento mutuo, a una colaboración en<br />

áreas sociales y éticas y, fundamentalmente, a la<br />

búsqueda de cierta unidad con otros grupos religiosos.<br />

Este acuerdo básico no nace necesariamente de<br />

<strong>las</strong> descalificaciones vertidas sobre <strong>las</strong> <strong>sectas</strong> llamadas<br />

conflictivas o peligrosas. Su origen parece<br />

5<br />

El diálogo<br />

con <strong>las</strong> <strong>sectas</strong><br />

estar en la misma noción de secta que autoexcluye<br />

el diálogo por esa convicción tan peculiar de poseer<br />

toda la verdad y de no necesitar de nada ni de nadie<br />

en orden a cumplir sus propias tareas y responsabilidades.<br />

Si por diálogo se entiende la actitud por la que la<br />

persona o el grupo se abre a los demás, toma en<br />

serio la complementariedad de <strong>las</strong> aportaciones de<br />

los «otros», pone en cuestión —al menos como hipótesis<br />

de trabajo- algunos de los propios planteamientos<br />

y llega a la convicción de que es posible el<br />

enriquecimiento mutuo gracias a la comunión que<br />

puede nacer entre los interlocutores, entonces debe<br />

admitirse lealmente la enorme dificultad para aplicar<br />

a la mayoría de <strong>las</strong> <strong>sectas</strong> la capacidad del<br />

diálogo sincero.<br />

Dentro del mundo del cristianismo debe quedar<br />

claro, desde el principio, que <strong>las</strong> <strong>sectas</strong> de origen<br />

cristiano no participan en absoluto en el llamado<br />

diálogo ecuménico, no sólo porque el<strong>las</strong> mismas rechazan<br />

su necesidad o conveniencia, sino porque<br />

carecen de ese núcleo fundamental de la fe trinitaria<br />

y cristológica expresada en los credos y grandes<br />

concilios de la Iglesia Indivisa sin los cuales no cabe<br />

comunión en la fe cristiana '. Pero al mismo tiempo<br />

1 Juan Bosch, <strong>Para</strong> comprender el ecumenismo, Verbo Divino,<br />

Estella 1991,54-55.<br />

PARA CONOCER LAS SECTAS 145

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