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Para conocer las sectas

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programación es utilizada por la Asociación Pro<br />

Juventud a través de CROAS, Centro para la rehabilitación,<br />

orientación y asistencia al sectario, en<br />

cuyo equipo hay psicólogos, médicos, asistentes sociales,<br />

etc., aunque «se desconoce realmente el porcentaje<br />

de éxitos alcanzados en su tarea, dada la<br />

estricta confidencialidad de la misma. Han sido<br />

numerosas <strong>las</strong> protestas pronunciadas en su contra<br />

por adeptos a los que CROAS no consiguió desprogramar»<br />

66 .<br />

Pero el tema de la desprogramación ha sido especialmente<br />

virulento en los Estados Unidos, sobre<br />

todo a raíz del terrible suceso del Templo del Pueblo,<br />

en la Guayana (1978). Los autores han distinguido<br />

entre una «desprogramación voluntaria»,<br />

cuando el adepto ha salido libremente de la secta y<br />

desea pasar por unas sesiones intensivas para olvidar<br />

su mundo anterior, y « desprogramación coercitiva»,<br />

cuando se rapta al devoto que llega a convertirse<br />

en cautivo de sus mismos padres o de <strong>las</strong> sociedades<br />

anti-secta. Tras varios intentos de legalizar<br />

<strong>las</strong> dos formas de desprogramación en los Estados<br />

Unidos, está declinando la práctica de la desprogramación<br />

en aquel país 67 .<br />

Las fuertes discrepancias a la hora de valorar la<br />

desprogramación se observan incluso cuando se<br />

trata de describir el mismo proceso de <strong>las</strong> sesiones.<br />

He aquí un ejemplo tomado de dos autores, Dean<br />

M. Kelley, director del Departamento de Libertad<br />

Religiosa del Consejo Nacional de Iglesias de Cristo<br />

en los EE.UU., y P. Rodríguez, especialista en <strong>sectas</strong><br />

y periodista español. Ambos autores describen el<br />

mismo proceso de desprogramación, pero, al final,<br />

parece que narran dos fenómenos distintos.<br />

Dean M. Kelley 68 describe con exactitud los ele-<br />

155-167, ofrece un apartado titulado «Cómo se realiza una desprogramación».<br />

Pero será necesario resaltar los matices que<br />

aporta en 162-163.<br />

66 César Vidal, Diccionario de <strong>sectas</strong> y ocultismo, o. c, 53.<br />

67 Thomas Robbins, Cults, Converts and Charisma..., o. c,<br />

94-97; cf. Anson Schupe y David Bromley, The New Vigilantes:<br />

Deprogrammers, Anti-Cultist and the New Religions, Sage Publications,<br />

Beverly Hills 1980.<br />

68 Dean M. Kelley, Religious Liberty and Socio-Political Valúes<br />

(Legal Threats to Conversión in the United States), en New<br />

Religious Movements and the Churches, o. c, 89-116.<br />

mentos que suelen estar presentes en la práctica de<br />

la desprogramación en los EE.UU., basándose en el<br />

modelo propuesto por Ted Patrick:<br />

— Los padres o familiares del individuo que se ha<br />

unido a un «culto» contratan al «desprogramador»<br />

para rescatar al convertido (pagando unos honorarios<br />

por este servicio que varían de 20.000 a 80.000<br />

dólares, además de los «extras», se consiga éxito o<br />

se fracase en el intento).<br />

— Localizado el convertido (a veces la parte más<br />

difícil del trabajo), se determinan los tiempos y<br />

lugares más vulnerables para conseguir atraparlo.<br />

— Se formula un plan de acción, teniendo en<br />

cuenta también a otras personas que pueden ayudar<br />

a llevar a cabo la tarea, <strong>las</strong> rutas, los medios de<br />

transporte y los lugares más adecuados.<br />

— <strong>Para</strong> adquirir un cierto control sobre la persona<br />

convertida, se le invita —si todavía mantiene<br />

algún tipo de relación con la familia— a comer en<br />

casa o a visitar a algún familiar enfermo; pero si<br />

este tipo de treta no resulta práctico, se acude a la<br />

sorpresa o al asalto forzado.<br />

— En un momento determinado, el engaño será<br />

sustituido por la fuerza. El convertido es apresado<br />

por hombres con gran potencia física, llevado en<br />

coche a un lugar (a veces más allá de la frontera del<br />

Estado) donde se podrá mantenerle durante un período<br />

de tiempo en total aislamiento: un motel, la<br />

casa de un familiar, un centro de desprogramación<br />

(existen varios en EE.UU.), o una combinación de<br />

los lugares mencionados uno tras otro.<br />

— Mantener al convertido bajo control (prisión<br />

ilegal) es el siguiente problema. A menudo el lugar<br />

de confinamiento es como una prisión con <strong>las</strong> ventanas<br />

tapiadas, sin muebles, excepto una cama y<br />

una o dos sil<strong>las</strong>, <strong>las</strong> puertas cerradas, con guardias<br />

vigilando en el exterior. A veces, la víctima está<br />

atada a la mesa, se la deja raramente sola, incluso<br />

cuando va al baño, y se le comunica que la detención<br />

continuará todo el tiempo necesario hasta conseguir<br />

los resultados deseados: restaurar su «libertad<br />

de elección», que se define de un solo modo: su<br />

decisión de abandonar el «culto».<br />

— La actividad principal durante la detención es<br />

la contra-indoctrinación intensiva (a menudo implica<br />

ame«l5¡zíB35ji¡qtimidación, etc.; aunque aparen-

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