Para conocer las sectas
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versas naciones...» (n. 412). En el n. 444, hablando<br />
de la religiosidad popular, llegará a decir: «La religión<br />
del pueblo latinoamericano, en su forma cultural<br />
más característica, es expresión de la fe católica.<br />
Es un catolicismo popular». Y esa «identidad y originalidad<br />
histórica cultural llamada América Latina...<br />
se simboliza muy luminosamente en el rostro<br />
mestizo de María de Guadalupe, que se yergue al<br />
inicio de la evangelización» (n. 446).<br />
<strong>Para</strong> Puebla, el hecho de que la Iglesia católica<br />
constituya en América Latina la inmensa mayoría<br />
no sólo es un hecho de carácter sociológico, sino<br />
«también teológico muy relevante» (n. 1100).<br />
— Reconocimiento leal de la escasa educación en<br />
la fe del pueblo católico, y deficiencias pastorales de la<br />
Iglesia misma. A pesar de lo dicho, el documento de<br />
Puebla no refleja un triunfalismo estéril respecto a<br />
la realidad religiosa del pueblo católico. Más bien<br />
refleja una seria preocupación que asume como «reto»<br />
y «desafío». Con gran realismo advierte en un<br />
texto muchas veces citado: «Si la Iglesia no reinterpreta<br />
la religión del pueblo latinoamericano, se<br />
producirá un vacío que lo ocuparán <strong>las</strong> <strong>sectas</strong>, los<br />
mesianismos políticos secularizados...» (n. 469). Y<br />
en el n. 628 confiesa no haber encontrado siempre<br />
«los medios eficaces para superar la escasa educación<br />
en la fe de nuestro pueblo». Pueblo que es<br />
descrito como «indefenso frente al proselitismo sectario<br />
y a los movimientos pseudo-espirituales».<br />
El mismo realismo se advierte al confesar la<br />
serie de elementos que obstaculizan la necesaria<br />
renovación:<br />
«la primacía de lo administrativo sobre lo pastoral,<br />
rutina, falta de preparación a los sacramentos, autoritarismo<br />
de algunos sacerdotes y encerramiento de la<br />
parroquia sobre sí misma, sin mirar a <strong>las</strong> graves urgencias<br />
apostólicas del conjunto» (n. 633).<br />
— Necesidad de discernimiento y reconocimiento<br />
de algunos de sus valores. El documento reconoce<br />
que los grupos religiosos no católicos no configuran<br />
en el subcontinente una realidad única. De ahí que<br />
una seria pastoral deba comenzar por la tarea del<br />
discernimiento. En el capítulo IV, dedicado al «diálogo<br />
para la comunión y participación», propone<br />
distinguir en la realidad religiosa de Latinoamérica<br />
la existencia de, al menos, los siguientes cuerpos:<br />
«Iglesias orientales e Iglesias y comunidades eclesiales<br />
de occidente» (n. 1101), la variedad de corrientes<br />
del judaismo (n. 1103), el Islam y otras<br />
religiones no cristianas (n. 1104), así como la existencia<br />
de «movimientos religiosos libres (popularmente<br />
"<strong>sectas</strong>")», de los que afirma que algunos se<br />
mantienen dentro de los límites de la profesión de<br />
fe básicamente cristiana, mientras que otros no<br />
pueden ser considerados como tales (n. 1102).<br />
En este plural panorama religioso, Puebla recuerda<br />
además la existencia de «otras formas religiosas<br />
o parareligosas, con un conjunto de actitudes<br />
muy diferentes entre sí, que aceptan una realidad<br />
superior ("espíritus", "fuerzas ocultas", "astros",<br />
etc.), con la cual entienden comunicarse para obtener<br />
ayuda y normas de vida» (n. 1105).<br />
Puebla no demuestra tener una visión exclusivamente<br />
negativa de este pluralismo religioso. Por lo<br />
que se refiere a nuestro tema, dice que los «movimientos<br />
religiosos libres» —a los que identifica con<br />
<strong>las</strong> «<strong>sectas</strong>»- «manifiestan frecuentemente deseo de<br />
comunidad, de participación, de liturgia vivida,<br />
que es necesario tener en cuenta» (n. 1109). Y respecto<br />
a <strong>las</strong> otras «formas religiosas o parareligiosas»,<br />
observa en el<strong>las</strong> «la búsqueda de respuestas a<br />
<strong>las</strong> necesidades concretas del hombre, un deseo de<br />
contacto con el mundo de lo trascendente y de lo<br />
espiritual» (n. 1112).<br />
— Estudio detenido del crecimiento de <strong>las</strong> <strong>sectas</strong>.<br />
No cabe ignorar por más tiempo uno de los retos<br />
mayores de la Iglesia en Iberoamérica. De ahí que<br />
en el apartado dedicado a la acción pastoral, finalizando<br />
el capítulo IV, se recomiende<br />
«estudiar diligentemente el fenómeno de los "movimientos<br />
religiosos libres" y <strong>las</strong> causas que motivan su<br />
rápido crecimiento, para responder en nuestras comunidades<br />
eclesiales a los anhelos y planteamientos<br />
a los cuales dichos movimientos buscan dar una respuesta,<br />
tales como liturgia viva, fraternidad sentida y<br />
activa participación misionera» (n. 1122).<br />
b) La posición de algunos<br />
episcopados latinoamericanos<br />
La mayoría de <strong>las</strong> Conferencias Episcopales de<br />
los distintos países latinoamericanos han elaborado<br />
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