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Para conocer las sectas

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porque como Iglesia de Dios ha recibido su llamada<br />

para extenderse por todo el mundo; y donde se predica<br />

la Palabra de Dios, está ella. No creemos en la<br />

Iglesia como un ideal inalcanzable, que todavía debe<br />

consumarse, sino como una realidad presente.<br />

Esto diferencia al pensamiento cristiano de cualquier<br />

otra teoría idealista sobre la comunidad...<br />

Mientras haya historia, seguirá siendo impura; pero a<br />

pesar de eso seguirá siendo asamblea divina como<br />

forma concreta determinada. Si nos preguntamos<br />

ahora dónde tiene la fe la "vivencia de la Iglesia" con<br />

mayor pureza, tenemos que responder que no es ciertamente<br />

en <strong>las</strong> comunidades de solidaridad romántica<br />

entre seres semejantes, sino precisamente allí donde<br />

lo único que une a los individuos es la comunidad<br />

eclesial, donde judío y griego, pietista y liberal, tienen<br />

choques unos con otros y sin embargo confiesan su fe<br />

en la unidad, se reúnen para celebrar la cena, y oran<br />

unos por otros; precisamene en el ambiente de todos<br />

los días es donde se cree en la Iglesia y donde se tiene<br />

la vivencia de ella; no en los momentos de elevado<br />

estado de ánimo, sino en la uniformidad y la dureza<br />

de la vida cotidiana, del culto litúrgico prescrito, es<br />

cuando se comprende lo que es verdaderamente la<br />

Iglesia» S4 .<br />

Desde la «secta» ¿cabría hacer una confesión de<br />

le similar a la que hemos reproducido en el texto<br />

anterior? Evidentemente no. Ahí precisamente radica<br />

la distinción entre «secta» e «Iglesia». Pero<br />

desde cualquier otro punto de vista que no sea el<br />

meramente teológico, Bonhoeffer es rotundo:<br />

«La distinción que hacen Weber y Troeltsch entre<br />

Iglesia y secta es insostenible histórica y sociológicamente»<br />

".<br />

c) Un hombre de la altura teológica de Paul<br />

Tillich ha dedicado parte de su reflexión teológica al<br />

hecho religioso en su relación con la cultura. Religión<br />

y cultura son <strong>las</strong> dos caras de una misma<br />

moneda. «Así como la cultura es en la sustancia<br />

religión, así la religión es en la apariencia cultura»<br />

56 . <strong>Para</strong> Tillich, por tanto, lo religioso no se<br />

D. Bonhoeffer, Sanctorum Communio..., o. c, 211-212.<br />

D. Bonhoeffer, Sanctorum Communio..., o. c, 208.<br />

presenta siempre como formalmente religioso. A<br />

veces crece en un terreno fuera de la esfera estrictamente<br />

religiosa, como, por ejemplo, el terreno de la<br />

filosofía, aunque manteniendo en lo más íntimo de<br />

su ser aquello que define a lo religioso. En realidad<br />

existen varias formas de presentarse: en <strong>las</strong> «Iglesias»,<br />

en primer lugar, como formas esenciales de<br />

vida con los símbolos propiamente religiosos; también<br />

en <strong>las</strong> «<strong>sectas</strong> eclesiásticas» que, habiendo nacido<br />

en el terreno de <strong>las</strong> Iglesias, se han alejado de<br />

el<strong>las</strong>; existen además los «movimientos religiosos»<br />

nacidos fuera de <strong>las</strong> Iglesias y que se reclaman con<br />

iguales derechos dentro de esa esfera; y, por último,<br />

en aquellos grupos que sin tales pretensiones de<br />

religiosidad lo son en su más íntimo ser porque<br />

preguntan por el sentido último y por lo incondicional.<br />

En un trabajo titulado Religiones sin Iglesia S7 ,<br />

Tillich plantea toda esta panorámica de manera<br />

muy lúcida. Por lo que respecta a nuestro interés,<br />

valdría la pena resaltar <strong>las</strong> diferencias que observa<br />

entre <strong>las</strong> «Iglesias» y <strong>las</strong> «<strong>sectas</strong> eclesiásticas», diferencias<br />

que en último término residen en un principio<br />

que formula así: en cada ser humano existe algo<br />

fundamental y primero que se llama la conciencia<br />

de lo «incondicionado», es decir, «la conciencia de<br />

estar concernido de manera concreta e incondicional<br />

por algo que va más allá de mi propio ser». El<br />

sentido de lo incondicional libera al ser humano de<br />

cuanto le impide ponerse delante de lo último, de lo<br />

absoluto. Esta conciencia de lo incondicional es<br />

universal, afecta a todos los aspectos de la vida y de<br />

la realidad, a todos los hombres y a todas <strong>las</strong> situaciones.<br />

Teniendo en cuenta este principio: la necesidad<br />

de mantener viva la tensión entre la conciencia de<br />

lo incondicional y su universalidad, la «Iglesia» sería<br />

para Tillich el lugar donde el anuncio de lo<br />

incondicional da cabida a su universalidad. La<br />

«secta», por el contrario, sería el lugar en el que se<br />

ve el peligro de que la preocupación de universali-<br />

w Paul Tillich, En la frontera, Studium, Madrid 1971, 42.<br />

" Paul Tillich, Religions sans Eglise, en Aux frontiéres de la<br />

Religión et de la Science, Le Centurión, París 1970, 73-96; el texto<br />

en 80-81.<br />

PARA CONOCER LAS SECTAS 2 5

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