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Para conocer las sectas

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apologética, ni un arsenal de silogismos para usar,<br />

en el momento oportuno, contra todas y cada una<br />

de <strong>las</strong> <strong>sectas</strong>.<br />

Estas reflexiones finales quisieran ser una llamada<br />

en voz alta a la concienca católica, partiendo<br />

precisamente de la confrontación sincera y del diálogo<br />

riguroso. Pero centrándonos en nosotros mismos.<br />

El libro ha hablado largamente de los «otros».<br />

Por eso ahora pasamos a pensar en nuestra actitud<br />

hacia ellos: qué significan para nosotros, qué nos<br />

dicen, cómo nos hablan, qué percibimos, qué se nos<br />

estará diciendo a través de ellos, en qué sentido son<br />

«signos de los tiempos» tal y como hablan el Documento<br />

de Cuenca y el del episcopado mexicano.<br />

Hablando en general, algo habrá quedado suficientemente<br />

claro: es injusto afirmar que <strong>las</strong> <strong>sectas</strong>,<br />

así, en general, son ma<strong>las</strong>, perjudican a la persona y<br />

deterioran a la misma sociedad. Es injusto y absolutamente<br />

falto de rigor. El mundo de <strong>las</strong> <strong>sectas</strong> y<br />

NMR es extremadamente variado, diverso. Encerrar<br />

todos los fenómenos sectarios en un mismo<br />

saco es la postura fácil y cómoda, pero injusta. Por<br />

ello la necesidad de discernimiento.<br />

No se puede continuar ignorando la existencia<br />

de <strong>las</strong> <strong>sectas</strong> y NMR. Será necesario tomar, positivamente,<br />

unas actitudes que consistirán no sólo en<br />

dirigirles preguntas, sino en hacérnos<strong>las</strong> a nosotros<br />

mismos porque su presencia es un desafío. Demasiadas<br />

veces se vio en los grupos religiosos marginales<br />

la «amenaza» y el «peligro». La reacción no se<br />

hizo esperar: la cruzada anti-secta, la descalificación<br />

y el desprestigio. Pero no parece ser éste, lógicamente,<br />

el camino adecuado. El camino adecuado<br />

viene de la confrontación sincera, del diálogo riguroso,<br />

del autocuestionamiento leal.<br />

Concretando algo más, quisiéramos incidir en<br />

tres centros referenciales: la persona del adepto de<br />

estos movimientos, los peligros que acechan siempre<br />

a los grupos religiosos, y la necesidad de poner<br />

en orden la «propia casa» como resultado del desafío<br />

sectario.<br />

1. La persona del adepto sectario<br />

Se han dicho muchas cosas sobre los sectarios.<br />

En nuestro libro hemos tenido la oportunidad de<br />

228 PARA CONOCER LAS SECTAS<br />

escuchar muchas opiniones. Se ha dicho de ellos<br />

que son «rebeldes con retraso», «frustrados de la<br />

sociedad», «clientes o consumidores del supermercado<br />

espiritual», «meros autómatas», «pobres engañados»<br />

y «atrapados», «personas angustiadas o<br />

en situación de crisis»... Podrían añadirse muchos<br />

otros calificativos que vendrían a definir al sujeto<br />

-«adepto» es el término más usual referido al<br />

miembro de una secta o NMR- que ha ingresado en<br />

alguno de estos grupos marginales.<br />

Reconociendo que hay casos en los que el engaño<br />

o la astucia proselitista intervienen decisivamente<br />

en el ingreso del adepto, desde una perspectiva<br />

católica deberá re<strong>conocer</strong>se que la actitud fundamental<br />

del miembro de estos grupos es la búsqueda.<br />

Son buscadores de sentido, rastreadores de espiritualidad,<br />

inconformistas que aspiran a algo superior<br />

y muchas veces más exigente. Seguramente<br />

ningún derecho asiste a nadie —y menos a un cristiano—<br />

a poner en duda la sinceridad de los interrogantes<br />

que llevan a algunos a ingresar en grupos que<br />

nos pueden parecer cuestionables.<br />

Por eso se nos antoja acertada la postura del<br />

Informe progresivo (1986) de la Iglesia católica, al<br />

considerar el fenómeno sectario como un «desafío<br />

pastoral» más que como una «amenaza», y perfectamente<br />

coherente al «recordar el respeto debido a<br />

cada individuo, así como la actitud de apertura y<br />

comprensión y no de condena para con los creyentes<br />

convencidos» (I, 6).<br />

Hacemos nuestra la afirmación del Informe progresivo:<br />

«Pocos se unen a una secta por ma<strong>las</strong> razones.<br />

Quizá la oportunidad más grande de <strong>las</strong> <strong>sectas</strong> es<br />

atraer a la gente buena por buenos motivos. En efecto,<br />

ellos obtienen el mejor éxito positivo cuando la<br />

sociedad o la Iglesia no les han ofrecido una buena<br />

motivación» (I, 5).<br />

Respecto al miembro de un NMR y al reconocimiento<br />

de su ingreso motivado por búsquedas perfectamente<br />

legítimas, el Informe progresivo enumera<br />

<strong>las</strong> siguientes:<br />

— La búsqueda de pertenencia (sentido de comunidad).<br />

La estructura de muchas comunidades ha<br />

sido destruida, el estilo tradicional de vida ha sido<br />

hecho pedazos, los hogares se han disuelto, el pue-

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