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Eduardo Galeano Bocas <strong>del</strong> <strong>tiempo</strong><br />

La industria <strong>del</strong> consuelo vive <strong>del</strong> mercado de la angustia.<br />

La industria de la seguridad vive <strong>del</strong> mercado <strong>del</strong> miedo. La industria de la mentira vive <strong>del</strong><br />

mercado de la estupidez.<br />

¿Dónde miden sus éxitos? En la Bolsa.<br />

También la industria de las armas. La cotización de sus acciones es el mejor noticiero de<br />

cada guerra.<br />

La información global<br />

Unos meses después de la caída de las torres, Israel bombardeó Yenín.<br />

Este campo de refugiados palestinos quedó reducido a un inmenso agujero, lleno de<br />

muertos bajo las ruinas.<br />

El agujero de Yenín tenía el mismo tamaño que el de las torres de Nueva York.<br />

Pero, ¿cuántos lo vieron, además de los sobrevivientes que revolvían los escombros<br />

buscando a los suyos?<br />

La guerra infinita<br />

Como era su costumbre, el presidente <strong>del</strong> planeta razonó.<br />

Razonó así:<br />

Para acabar con los incendios forestales, hay que talar los bosques;<br />

para acabar con el dolor de cabeza, hay que decapitar al sufriente;<br />

para liberar a los iraquíes, vamos a bombardearlos hasta hacerlos puré.<br />

Y así, después de Afganistán, fue el turno de Irak.<br />

Otra vez Irak.<br />

La palabra petróleo no fue mencionada.<br />

La información objetiva<br />

Irak era un peligro para la humanidad. Por culpa de Saddam Hussein habían caído las<br />

torres, y en cualquier momento este tirano terrorista iba a arrojar una bomba atómica en la<br />

esquina de tu casa.<br />

Eso dijeron. Después, se supo. Las únicas armas de destrucción masiva resultaron ser los<br />

discursos que inventaron su existencia.<br />

Mintieron esos discursos, mintieron la televisión, los diarios y las radios.<br />

No mintieron, en cambio, las bombas inteligentes, que tan burras parecen. Destripando<br />

civiles desarmados, que volaron en pedazos en los campos y en las calles <strong>del</strong> país invadido, las<br />

bombas inteligentes dijeron la verdad de esta guerra.<br />

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