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Eduardo Galeano Bocas <strong>del</strong> <strong>tiempo</strong><br />

podía arreglarse solo. Mutilado como estaba, era un bocado fácil para el buche de cualquiera.<br />

Kitty decidió llevarlo, enjaulado, en su camioneta. Tenía la intención de pasarlo, clandestino, por la<br />

frontera. Él iba a ser uno más entre los miles y miles de mexicanos indocumentados en los<br />

Estados Unidos.<br />

Fue bautizado Houdini, por su tendencia a la fuga. El primer día de viaje, levantó la puerta<br />

de la jaula con su pico poderoso. El segundo día, alzó el piso de la jaula por abajo. El tercer día,<br />

hizo un agujero en la malla de alambre. Al cuarto día, intentó la fuga por el techo, pero ya no le<br />

daban las fuerzas.<br />

Houdini no hablaba ni comía. En huelga de lengua, en huelga de hambre, murió.<br />

Las ranas<br />

Dicen que si una muchacha besa un sapo, el sapo se convierte en príncipe. El sapo no<br />

parece muy besable, pero algunas probaron. No funcionó.<br />

En cambio, cuando los pesticidas químicos besaron a las ranas, las ranas se convirtieron en<br />

monstruos.<br />

Antes, muy de vez en cuando aparecía algún hijo deforme en la familia de las ranas, pero<br />

las rarezas se han hecho habituales, en estos últimos años, en los lagos de Minnesota, en los<br />

bosques de Pennsylvania y en muchos lugares. Cada vez son menos las ranas que nacen, y cada<br />

vez son más las que nacen sin ojos y con una pata de más o de menos.<br />

El fatal encuentro con los venenos químicos, diseminados por el viento, ocurrió cuando ya<br />

ellas llevaban muchos millones de años viviendo entre el agua y la tierra, desde aquel remoto día<br />

en que el canto de la primera rana rompió el silencio <strong>del</strong> mundo.<br />

Semillas<br />

En Brasil, los campesinos preguntaron: ¿Por qué hay tanta gente sin tierra habiendo tanta<br />

tierra sin gente? Les respondieron a balazos.<br />

Pero el miedo era su única herencia, y lo habían perdido. Siguieron preguntando, y<br />

conquistando tierras, y cometiendo el <strong>del</strong>ito de querer trabajar.<br />

Fueron millones y siguieron preguntando. Preguntaron: ¿Por qué se permite que las torturas<br />

químicas atormenten a la tierra? Y también: ¿Qué será de nosotros si las semillas dejan de ser<br />

semillas?<br />

A principios <strong>del</strong> año 2001, los campesinos sin tierra invadieron una plantación experimental<br />

de semillas genéticamente modificadas, de la empresa Monsanto, en Río Grande do Sul. No<br />

dejaron en pie ni una sola planta de soja artificial.<br />

La plantación se llamaba Náo me toque.<br />

Hierbas<br />

Para el ardor de barriga, tomate asado y sin piel. Para el empacho, tepozán hervido.<br />

Para los dolores, bálsamos de maguey, hule o tuna cocida.<br />

La carne de nopal y la zarzaparrilla purificaban la sangre, las cáscaras de chícharo<br />

limpiaban los riñones y los piñones purgaban los intestinos.<br />

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