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Eduardo Galeano Bocas <strong>del</strong> <strong>tiempo</strong><br />

Puntos de vista<br />

En algún lugar <strong>del</strong> <strong>tiempo</strong>, más allá <strong>del</strong> <strong>tiempo</strong>, el mundo era gris. Gracias a los indios ishir,<br />

que robaron los colores a los dioses, ahora el mundo resplandece; y los colores <strong>del</strong> mundo arden<br />

en los ojos que los miran.<br />

Ticio Escobar acompañó a un equipo de la televisión, que viajó al Chaco, desde muy lejos,<br />

para filmar escenas de la vida cotidiana de los ishir.<br />

Una niña indígena perseguía al director <strong>del</strong> equipo, silenciosa sombra pegada a su cuerpo, y<br />

lo miraba fijo a la cara, de muy cerca, como queriendo meterse en sus raros ojos azules.<br />

El director recurrió a los buenos oficios de Ticio, que conocía a la niña y entendía su lengua.<br />

Ella confesó:<br />

–Yo quiero saber de qué color ve usted las cosas.<br />

–Del mismo que tú –sonrió el director.<br />

––¿Y cómo sabe usted de qué color veo yo las cosas?<br />

Colores<br />

Los dioses y los diablos se mezclan con el gentío, y van y vienen metidos en el abigarrado<br />

subibaja de la muchedumbre. Aquí nadie tiene trabajo, pero todos están muy ocupados.<br />

La luz grita, el aire baila. Cada persona es un color que camina. De los cuerpos, negros,<br />

bajan sombras verdes y azules, y tantos tonos tienen los fulgores <strong>del</strong> aire que el arcoiris prefiere<br />

no salir, para evitar el papelón.<br />

De cara a la mar, derramada sobre las laderas de las montañas desolladas, Port–au–Prince<br />

se ofrece a los ojos como una estridencia de colores, donde la vida se aturde y olvida lo poco que<br />

dura y lo mucho que duele.<br />

¿Será que la ciudad copia a los pintores que pintan la ciudad? ¿O es ella quien convierte,<br />

sin ayuda, su basura en hermosura?<br />

Diccionario de los colores<br />

Según los indios que sobreviven a orillas <strong>del</strong> río Paraguay, el plumaje da colores y poderes.<br />

Las plumas verdes <strong>del</strong> loro no sólo regalan señorío al cuerpo que las luce: además,<br />

trasmiten vida a las plantas moribundas.<br />

Si no fuera por las plumas rosadas de un ave llamada espátula, la tuna no daría frutos.<br />

Las plumas negras <strong>del</strong> pato son buenas contra el mal humor.<br />

Las plumas blancas de las cigüeñas ahuyentan las plagas.<br />

El guacamayo ofrece plumas rojas para llamar a la lluvia, y plumas amarillas para atraer las<br />

buenas noticias.<br />

Y las plumas grises <strong>del</strong> avestruz, que tan tristes parecen, dan brío al canto humano.<br />

El sietecolores<br />

Dante D'Ottone andaba por el parque Rodó, dejándose vagar entre los árboles, cuando vio a<br />

una mujer agachada ante un enorme telescopio, que apuntaba al lago.<br />

–Me va a disculpar, señora...<br />

La mujer sacó el ojo <strong>del</strong> lente, y lo invitó:<br />

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