La Ilustre degeneración - Géminis Papeles de Salud
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Angustia asintió y Álvaro se sintió satisfecho. Enten<strong>de</strong>r <strong>de</strong> modas es tan importante en sociedad,<br />
como enten<strong>de</strong>r <strong>de</strong> vinos. Tras <strong>de</strong>clarar realmente originales las perlitas <strong>de</strong> lapislázuli, que anidaban<br />
en el tejido, besó <strong>de</strong> pasada la frente <strong>de</strong> Lola, recomendándole que se cuidase hasta la mañana,<br />
eclipsándose al trote. Presenciar lo que había <strong>de</strong> seguir ostensiblemente, era comprometido, pero<br />
pru<strong>de</strong>nte seguirlo entre bambalinas, sin per<strong>de</strong>r til<strong>de</strong>, disimulado tras los cortinajes <strong>de</strong>l quicio.<br />
Angustias se <strong>de</strong>jó caer en la poltrona.<br />
- ¡Hija mía! ¡Tenemos trabajo!<br />
Lola torció el gesto.<br />
- ¿No podían coger a otras? ¡Siempre nos toca!<br />
Angustias hizo un mohín<br />
- ¡Siempre no! Hace dos meses que no nos llaman. ¡Y hay fiesta cada dos semanas! Así que...<br />
- Yo, ¿qué quieres que te diga? Miedo no tengo, porque no hay razón. ¡Pero me dan una cosa esos<br />
chiquillos!<br />
- Lo que no tienes que hacer es pensar. O pensar que hace falta. Siempre hubo sacrificios, porque<br />
son necesarios. Lo que pasa es que nos hicimos débiles y se nos olvida. Sin sacrificios, Roma no<br />
hubiese tenido imperio. ¡Ni Estados Unidos! ¿Que crees que son esos bombar<strong>de</strong>os masivos, que<br />
organizan cuando les da la gana?. Sacrificar es matar sin arriesgarse. ¡Y es lo que hacen!.<br />
- Los que sacrificaban fueron los cartagineses. ¡No los romanos! - replico Lola, que recordaba su<br />
historia.<br />
- Más a mi favor. Porque nuestros antepasados son los cartagineses. No los romanos.<br />
- ¡De todas maneras!<br />
Angustia miró el reloj.<br />
- Lo que quieras pero ve e a vestirte. Ya <strong>de</strong>bíamos estar allí. Hay que llevarlo a la Casa <strong>de</strong>l Sol.<br />
- ¿A la Casa <strong>de</strong>l Sol?. Eso está...<br />
- ¡Sí! ¡En pleno Madrid! ¿A quién le va a chocar que entre un coche en el jardín? Y si nos ven con<br />
el niño, ¿qué?. ¡Pues anda que no hay madres con chiquillos, circulando por ahí <strong>de</strong> madrugada!<br />
Como está el servicio y las canguro, o invitas con críos o no vienen. ¡No los <strong>de</strong>jan a sol ni a<br />
sombra!. Con todo esto, quien no tiene gente <strong>de</strong> toda confianza, no los pier<strong>de</strong> <strong>de</strong> vista.<br />
Angustias pasó a lo práctico.<br />
- Supongo que nos lo darán vestido.<br />
- Petra tiene lo que hace falta. Será un niño bien, con dos señoras bien.<br />
<strong>La</strong>s señoras irrumpieron en la cocina, al filo <strong>de</strong> las dos. Angustias preguntó lo obvio.<br />
- ¿Es éste? - <strong>La</strong> cocinera asintió. <strong>La</strong>s mujeres le examinaron.<br />
- No está mal. ¡¿Por qué no lo has vestido?!<br />
Petra se disculpó.<br />
- Se me pasó. ¡Esta tan dormidito!<br />
Saliendo <strong>de</strong> la cocina, regresó con terno azul <strong>de</strong> pantalón corto, corbata, calcetines y zapatos <strong>de</strong><br />
puro lujo. Despertó a Fredi. Mientras le vestían, volvió a sentirse objeto.<br />
<strong>La</strong>s señoras le parecieron elegantes y guapas. Se sintió ridículo, disfrazado <strong>de</strong> niño <strong>de</strong> lujo.<br />
- ¡Vamos!<br />
Petra le envolvió en sus brazos. Tenía olvidada su <strong>de</strong>sgracia, cuando un par <strong>de</strong> besos húmedos, le