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La Ilustre degeneración - Géminis Papeles de Salud

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Myriem se dirigió al valenciano.<br />

- ¿Que juguetes te gustan?<br />

- <strong>La</strong>rgarme. Para contar que lo peor no pasa en mi tierra. Porque estamos en otra parte. ¡Que lo sé!<br />

Freddie se apresuró a informar.<br />

- ¡En Madrid!.<br />

<strong>La</strong> sevillana no apartaba la mirada <strong>de</strong> la trampilla. Angustias la observó sin inquietarse. <strong>La</strong> casa no<br />

<strong>de</strong>jaba escapatoria.<br />

- Yo quiero saber para que nos han traído - inquirió Raquel. Convenía en que se exageró, pasando la<br />

noche con aquellos <strong>de</strong>sconocidos, sin molestarse en avisar a sus padres. Estaban como un tren, se<br />

enrollaban como nadie y tiraban el dinero. Por todo ello se <strong>de</strong>jó llevar, sin sospechar que <strong>de</strong>spertaría<br />

encerrada en aquel sótano. Myriem contestó sin cortarse.<br />

- Para nada malo. Tengo vuestra edad y vine porque quise.<br />

Ester miró a la madrileña a los ojos.<br />

- ¿Es que no lees la prensa?. Nos han traído para divertir a unos tarados, que se creen dioses, porque<br />

el cielo o el <strong>de</strong>do les ha dado un po<strong>de</strong>r, que son incapaces <strong>de</strong> captar. Son pigmeos en lo sexual, y lo<br />

que es peor, en lo intelectual. Nos maltratarán hasta matarnos, porque su forma <strong>de</strong> sentirse<br />

superiores, es <strong>de</strong>struir a los débiles. Pue<strong>de</strong>n hacerlo porque tus padres, los míos y los <strong>de</strong> todos, les<br />

pagan los impuestos, que les permiten hacerse ricos y mantener a los esbirros, que nos esclavizan.<br />

Si la mayoría no estuviese en la inopia, como estás tu, hace mucho que se habrían dado cuenta <strong>de</strong><br />

que son cuatro gatos. Y los hubiésemos mandado al diablo.<br />

Angustias se alarmó. Con lí<strong>de</strong>r <strong>de</strong> por medio, media docena <strong>de</strong> renacuajos podía ser peligrosa.<br />

- ¿Por qué hablas <strong>de</strong> muerte?. ¡Nadie va a morir!.<br />

Ester rió con amargura.<br />

- ¡Conmigo no, querida Angustias!. Sé quién eres y tu sabes quién soy. Nacimos en esa clase, que<br />

<strong>de</strong>slumbra a los cretinos. El trepa <strong>de</strong>sea tanto ser como nosotros, que adquiere nuestra parte<br />

cobar<strong>de</strong>, <strong>de</strong>spiadada y falsa, superándonos en lo peor. Arriba encontraré caras conocidas. Tipos que<br />

han comido a mi mesa y dormido en mi casa. Y los he visto volver. Borrachos y drogados.<br />

Recuerdo a Braulio, vomitando en cualquier parte. El mismo Braulio que aparecía en la prensa,<br />

adulado, glorificado, premiado por lo que es incapaz <strong>de</strong> hacer. Ni siquiera <strong>de</strong> concebir. Cuando<br />

aparezcan mis restos, si es que no les toca <strong>de</strong>sintegrarse en la cuba <strong>de</strong> ácido, serán los primeros en ir<br />

a Sevilla, para dar el pésame. Braulio abriendo el cortejo. ¿Crees que no lo sé?. ¿Verdad Lola que<br />

mandó cazarme?. Aun le duelan los huevos <strong>de</strong> la patada que le di, el día que se metió en mi cuarto,<br />

intentando violarme. Al señorito, por ser quien es, no se le pue<strong>de</strong> negar nada. ¡Ni nadie!.<br />

Lola no contestó. Estaba roja. Myriem escandalizó.<br />

- ¡¿Te atreviste a <strong>de</strong>cirle que no?!.<br />

Sin molestarse en contestarla, Ester se dirigió a sus compañeros.<br />

- Si cuando nos saquen <strong>de</strong> este agujero, arremetemos contra ellos con lo que pillemos a mano, quizá<br />

podamos escapar. Y si no lo conseguimos, al menos no moriremos como conejos.<br />

Angustias observó que la escuchaban. Temiendo violencia organizada, <strong>de</strong> consecuencias<br />

imprevisibles, echo mano <strong>de</strong>l engaño, instrumento <strong>de</strong>l sistema, para impedir que el sometido se<br />

libere.<br />

- Ester ha estado aislada y la hemos vestido <strong>de</strong> otra manera, porque está completamente loca. Así<br />

que no <strong>de</strong>béis hacerle caso. Los señores son buenos, simpáticos y cariñosos. Y cómo son muy<br />

generosos ¡ya veréis los regalos que os tienen preparados!. No <strong>de</strong>bía, pero voy a <strong>de</strong>ciros un secreto.

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