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La Ilustre degeneración - Géminis Papeles de Salud

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- ¿Es usted religioso?<br />

- Sí señora. Todas los días <strong>de</strong> precepto voy a la iglesia.<br />

No mentía, pues jamás <strong>de</strong>sertó <strong>de</strong> la puerta <strong>de</strong> San Fermín, en domingos y fechas <strong>de</strong> guardar. Lola<br />

sonrió, sumergiendo nuevamente la diestra en su arcano, para arrancar dos monedas <strong>de</strong> veinte<br />

duros, limosna reservada al mendigo, que a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> creyente, se revelaba practicante:<br />

- ¡Tenga! ¡Para que vea como Dios premia a los buenos! Por cierto, ¿conoce el hogar <strong>de</strong> la Madre<br />

Sinforosa?<br />

- No señora - mintió el pobre.<br />

No había mendigo en cien leguas a la redonda, que no temiese al hogar como a la peste. Los catres,<br />

que no camas, daban asco a los que rebuscaban en la basura, por acumular tanta mierda ajena, <strong>de</strong><br />

miércoles a miércoles, día <strong>de</strong> muda, que provocaban náuseas, al que sólo frecuentaba la propia.<br />

Bazofia la comida, tenían que agra<strong>de</strong>cerla besando la mano a las señoras, servidoras voluntarias <strong>de</strong>l<br />

manjar nauseabundo, obra <strong>de</strong> misericordia que hubiese sido más <strong>de</strong> agra<strong>de</strong>cer, sí limitándose a<br />

financiarla, se <strong>de</strong>cidiesen crear puesto <strong>de</strong> trabajo, <strong>de</strong> apreciar en tiempo <strong>de</strong> paro, confiado el servicio<br />

a manos mercenarias. Ahorrarían al beneficiario humillaciones y esa sensación <strong>de</strong> inferioridad, que<br />

provocaba la sola presencia <strong>de</strong> las damas. Prohibido el uso <strong>de</strong>l alcohol y el tabaco, entre los muros<br />

<strong>de</strong> la institución, brujas empingorotadas se especializaron en oler alientos, castigando al infractor<br />

con semanas sin salida, por haberse empeñado en que los internos, con un pie en la sepultura,<br />

recordasen las buenas maneras, aprendidas en la escuela.<br />

No había pedigüeño que ignorase como se entraba en el hogar <strong>de</strong> la Madre, pero ninguno estaba<br />

seguro <strong>de</strong> que fuese posible largarse. Poseedores los sin techo <strong>de</strong> paga o subsidio y algunos <strong>de</strong><br />

ahorros, reserva que le permitía llenar el estómago en los días malos y guarecerse en la enfermedad<br />

o los fríos, sin caer en albergue opresor, los administradores <strong>de</strong>l centro <strong>de</strong>scubrieron que sumando<br />

haberes <strong>de</strong> indigentes, reunidos en torno a la misma olla y apartados <strong>de</strong> vicios, se conseguían<br />

ingresos, garantizando dinero <strong>de</strong> bolsillo a un voluntariado, que aun siendo abnegado, no vivía <strong>de</strong>l<br />

aire. El hallazgo fue causa primera <strong>de</strong> la campaña, encaminada a cerrar el metro, albergue extremo<br />

<strong>de</strong> los mendigos, sin posibles para acce<strong>de</strong>r a cama <strong>de</strong> pago, en el rigor <strong>de</strong>l invierno. Culminada en<br />

éxito, fueron muchos los sin techo, que víctimas <strong>de</strong> <strong>de</strong>svanecimiento involuntario, <strong>de</strong>spertaron <strong>de</strong><br />

noche glacial, en hogar reputado.<br />

Apegados al libre uso <strong>de</strong> su vida e ingresos, aunque fuesen escuetos, el que tenía la <strong>de</strong>sgracia <strong>de</strong> ser<br />

<strong>de</strong>positado, por la ambulancia o los guardias, en el centro <strong>de</strong> la Madre, perdía ambas cosas, a poco<br />

que se <strong>de</strong>scuidase. <strong>La</strong> catástrofe se hacía irreversible, si <strong>de</strong>masiado borrachos o enfermos, para<br />

saber dón<strong>de</strong> estaban, tras cruzar el umbral, en lugar <strong>de</strong> negarse en redondo, respondían a la amable<br />

enfermera, que inquiría sobre su personalidad, confesando nombre y apellido. Asentado el pupilo en<br />

el registro, era informado, al salir <strong>de</strong> su postración, <strong>de</strong> que habiendo acreditado los facultativos <strong>de</strong>l<br />

centro, ante el juez <strong>de</strong> guardia, estado físico lamentable y mental <strong>de</strong>sacordado, había sido asignado<br />

a resi<strong>de</strong>ncia en el hogar, quedando a cargo <strong>de</strong> la dirección la tutela <strong>de</strong> su persona, salud y haberes.<br />

Con autoridad para or<strong>de</strong>nar el régimen <strong>de</strong> vida y gastos <strong>de</strong>l incapacitado, el que hasta entonces hizo<br />

<strong>de</strong> su pellejo y dineros lo que le dio la gana, quedaba reducido a la condición <strong>de</strong> menor <strong>de</strong>finitivo,<br />

obligado a rezar, comer y dormir, cuando y como le or<strong>de</strong>naban.<br />

Probada la inutilidad <strong>de</strong> suplicar o acudir al juzgado, reclamando libertad, ciertos pupilos hacían<br />

pública fechoría, buscando la cárcel por penitencia. Pero <strong>de</strong>linquir no servía <strong>de</strong> nada. Devueltos al<br />

Hogar, por incapaces mentales, les recibía solemne rapapolvo, seguido <strong>de</strong> castigo ejemplar, con<br />

resignación por corolario. En país don<strong>de</strong> tanta gente, que no <strong>de</strong>seaba per<strong>de</strong>rse, se perdía, el pupilo<br />

<strong>de</strong> la Madre no tenía la posibilidad <strong>de</strong> escurrirse. Al que lo intentaba, lo encontraban con seguridad,<br />

en centro populoso o en pleno campo, concluyendo los que lo que lo intentaron, que para escapar<br />

<strong>de</strong>l centro, tendrían que hacerlo <strong>de</strong> la vida. Hubo intentos fracasados, porque personal, con votos o<br />

sin ellos, ponía celo especialísimo en impedir que propietarios <strong>de</strong> ingreso fijo, <strong>de</strong>sertasen <strong>de</strong>l<br />

caritativo infierno, prefiriendo el otro, en su ignorancia. Enrejadas las ventanas <strong>de</strong>l primero, por si

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