08.05.2013 Views

La Ilustre degeneración - Géminis Papeles de Salud

La Ilustre degeneración - Géminis Papeles de Salud

La Ilustre degeneración - Géminis Papeles de Salud

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

- ¿Qué quiere que le diga? Los medios son lo que son. <strong>La</strong> noticia <strong>de</strong> que se ha perdido un niño<br />

interesa, porque ven<strong>de</strong>. Pero sacarla pue<strong>de</strong> liar las cosas. Si lo tiene uno <strong>de</strong> esos cerdos, a los que les<br />

gustan los críos, ¡yo no respondo! Como se les castiga, les entrar miedo y pue<strong>de</strong>n matar, para que<br />

no les <strong>de</strong>scubran. Y están los histéricos. Nos traen locos. Por hacerse notar, basta que salga una foto,<br />

para que vean al crío por todas partes. Hasta nos hacen per<strong>de</strong>r pistas. Yo lo que se es que todos los<br />

que salieron en televisión, se han perdido para siempre o los hemos encontrado muertos.<br />

Gómez creyó al comisario y se metió en la cama. Hubiese querido dormir hasta el regreso <strong>de</strong> Fredi,<br />

pero no pudo cerrar el ojo. Magdalena parecía tranquila. Fregó, bajó la basura, es <strong>de</strong>cir la cena, pues<br />

no pudieron tragar bocado, <strong>de</strong>jó la cocina en or<strong>de</strong>n y se acostó cerrando los ojos, para espiar mejor<br />

los ruidos. El corazón le daba un vuelco, cuando arrancaba el ascensor, regresando el dolor al<br />

<strong>de</strong>tenerse en otra planta. Gómez durmió al fin, pero no la señora <strong>de</strong> Gómez. Se levantó antes <strong>de</strong><br />

amanecer. Por hacer algo, puso patas arriba el cuarto <strong>de</strong> Fredi, aprovechando la ausencia para hacer<br />

limpieza general. Cuando Gómez <strong>de</strong>spertó, tenía preparado el <strong>de</strong>sayuno.<br />

- ¿Y Fredi? ¿Todavía durmiendo? - preguntó, olvidando lo que estaba viviendo. Su mujer retrasó la<br />

respuesta. Gómez vació el tazón <strong>de</strong> café con leche. Magdalena se dijo que si repetía la pregunta, no<br />

podría soportarlo.<br />

- Quédate por si llaman. Yo voy a la oficina. Si hay algo, me avisas.<br />

Gómez recordó. Dejó caer la tostada.<br />

- Hay que pasar por la policía...<br />

- Me encargo. ¡Verás como todo se arregla! - Magdalena lo dijo con contun<strong>de</strong>ncia, pero le faltó<br />

convicción.<br />

A las diez subió la vecina. Mujer <strong>de</strong> su casa, que nunca estuvo obligada a trabajar, disponía <strong>de</strong> todo<br />

su tiempo.<br />

- Ya se lo he dicho a Gertrudis y a Miguel. ¡Ni a la puerta <strong>de</strong> la calle! Porque pasan unas cosas... Y<br />

tú ve a buscarle. Yo me ocupo <strong>de</strong>l teléfono.<br />

Pedro le <strong>de</strong>jó el número <strong>de</strong> Magdalena y se echó a la calle. Anduvo <strong>de</strong> un lado para otro,<br />

preguntándose dón<strong>de</strong> <strong>de</strong>bía hurgar, sin encontrar respuesta. El teléfono no paraba. Llamó todo el<br />

barrio, pero nadie dio noticia <strong>de</strong> Fredi. A la tar<strong>de</strong>, habiendo trillado medio Madrid, Pedro volvió a la<br />

comisaría.<br />

- No se preocupe, hombre. ¡Ya aparecerá!. Todavía es pronto. Hemos avisado a provincias. ¡Hay<br />

miles <strong>de</strong> coches buscándole!.<br />

<strong>La</strong> foto <strong>de</strong> Fredi, con sus datos y la noticia <strong>de</strong> su <strong>de</strong>saparición, estaba en todas las comisarías y<br />

puestos <strong>de</strong> la Guardia Civil. Pero en verdad nadie le buscaba. Sabían que no podrían encontrarle. El<br />

sargento Pérez puso el fax <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> la nariz <strong>de</strong> María Ramos.<br />

- ¿Con esto qué hacemos?. Si algo está claro, es que ahí no po<strong>de</strong>mos entrar.<br />

<strong>La</strong> comisario asintió con tristeza.<br />

- Voy a dar una vuelta.<br />

<strong>La</strong> dio a la manzana, preguntándose si el chico ya estaba en el palacete. Maldijo las trabas que ponía<br />

el sistema. Y su cobardía.<br />

Capítulo 13º<br />

<strong>La</strong> luz, blanca e intensa, le hizo daño. No podía distinguir los límites <strong>de</strong> la estancia. Cerró los ojos.<br />

Adaptadas las pupilas, contempló la habitación, tapizada en rosa. Había cuatro camas con dosel.<br />

Dos lo tenían azul. En la estantería se apilaban revistas ilustradas. No <strong>de</strong>bían gustarles los libros. Un<br />

par <strong>de</strong> mesas, media docena <strong>de</strong> sillas televisor con pantalla gigante y vi<strong>de</strong>o, completaban el

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!