La Ilustre degeneración - Géminis Papeles de Salud
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- Lo apren<strong>de</strong>n los críos, pero lo aplican adultos.<br />
Chaqueta azul, pantalón gris marengo, corbata roja. Gerardo se miró al espejo, sintiéndose<br />
<strong>de</strong>sagradablemente distinto. Cuando Rosita le dijo que encargase el uniforme, porque estaba<br />
admitido en la or<strong>de</strong>n, lo hizo sin tomárselo <strong>de</strong>masiado en serio. En el día <strong>de</strong> la iniciación, le<br />
advirtió.<br />
- Al principio es fuerte. Pero a todo se acostumbra uno. Y volverte atrás no pue<strong>de</strong>s. Porque en un<br />
solo día se apren<strong>de</strong> <strong>de</strong>masiado. Te aconsejo que te <strong>de</strong>jes ir, sin pensar en nada. <strong>La</strong> naturaleza hará el<br />
resto. Todos fuimos fieras alguna vez.<br />
El salón olía a incienso, hierbas aromáticas y alucinógenas, que se consumían en los pebeteros,<br />
disimulando apenas el olor <strong>de</strong>sagradable y acre <strong>de</strong>l azufre, materia prima <strong>de</strong> nubes y reflejos, que<br />
sabiamente combinados con el lasser, creaban un ambiente fantasmal, más próximo a la teatralidad<br />
<strong>de</strong> Disneyworld que a la <strong>de</strong> Brughel. El ceremonial le pareció tan infantil como ridículo. Discursos<br />
hipócritas escondían la bajeza <strong>de</strong> unos individuos, que compensaban su cobardía, física e<br />
intelectual, disponiendo sin limitación ni riego, <strong>de</strong> seres in<strong>de</strong>fensos. Efecto y causa <strong>de</strong> las taras <strong>de</strong>l<br />
sistema, los reunidos se disimulaban bajo inútiles capirotes, pues todos hubiesen podido ser<br />
i<strong>de</strong>ntificados, con nombre y apellido, sin necesidad <strong>de</strong> <strong>de</strong>stocarse. Gerardo se preguntó cómo<br />
reaccionaría la sociedad, si <strong>de</strong>scubriese ciertas activida<strong>de</strong>s privadas <strong>de</strong> sus rectores. Pétula le<br />
arrancó a sus reflexiones, pronunciando nombre <strong>de</strong>l diablo menor, que le tocaba encarnar.<br />
Aguantando la risa, se arrodilló a los pies <strong>de</strong> un Braulio majestuoso, disfrazado <strong>de</strong> Gran Maestre.<br />
Recibidos los toques <strong>de</strong> mandoble, quedó incorporado al colectivo.<br />
Pétula subió solemnemente las gradas. El cuerpo <strong>de</strong> una joven <strong>de</strong>snuda y sin mancilla, <strong>de</strong>bidamente<br />
amarrada, ejercía <strong>de</strong> mantel sobre el altar. Utilizando el lenguaje críptico <strong>de</strong> los infiernos, la pitonisa<br />
recitó advocaciones, mientras el cuenco <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra <strong>de</strong> la libación, pasaba <strong>de</strong> mano en mano. El<br />
brebaje, preparado por Angustias y Maritina, acólitas <strong>de</strong> la sacerdotisa, era un coktail <strong>de</strong><br />
alucinógenos, con toque <strong>de</strong> coca, disimulado con miel y zumo <strong>de</strong> frutas, llamado pomposamente<br />
hidromiel. Gerardo tragó a duras penas aquel licor, dulzón y pegajoso. Leída fórmula redactada por<br />
miembro <strong>de</strong> la Aca<strong>de</strong>mia <strong>de</strong> la Historia, especialista en la tradición zoroástrica, Pétula dibujó en el<br />
aire el signo, que acompañaba a la llegada <strong>de</strong> Satanás. El Gran Maestre se arrodilló. <strong>La</strong> cara en<br />
tierra, recibió al dios <strong>de</strong> los infiernos. Gerardo imitó a los <strong>de</strong>más, procurado reproducir los sonidos,<br />
emitidos por la sacerdotisa, en el tono y con la <strong>de</strong>voción, que observaba en la concurrencia. Una<br />
explosión <strong>de</strong> paroxismo histérico, saludó a Belcebú. <strong>La</strong>s miradas se concentraron en el trono. Se<br />
sintió realmente inquieto, al verlo tan vacío como antes. Informado <strong>de</strong> que <strong>de</strong>bía besar el pie a<br />
Satanás, practicándole una felación, para terminar presentando el posterior, por si quería utilizarlo,<br />
se pregunto como acertar, habiéndoselas con un ser invisible. Rosita, que ejercía <strong>de</strong> madrina, le<br />
susurró al oído.<br />
- No <strong>de</strong>spegues la nuca <strong>de</strong> mi mano. Cuando la aparte, haces como que estás haciendo.<br />
<strong>La</strong> representación salió más que <strong>de</strong>corosa. Terminado el <strong>de</strong>sfile frente al trono, que Gerardo suponía<br />
ocupado para los <strong>de</strong>más, se alzó la trampilla. Los puros <strong>de</strong>stinados a ser mancillados, surgieron <strong>de</strong>l<br />
subsuelo, como si procediesen <strong>de</strong>l infierno, al que serían encaminados. Grotesco maquillaje les<br />
<strong>de</strong>sfiguraba, transformando unos rostros, macilentos y asustados, en la imagen <strong>de</strong>l vicio. Liberada la<br />
muchacha, que yacía sobre el altar, fue cubierta con túnica <strong>de</strong> seda, ocupando lugar <strong>de</strong> honor en la<br />
mesa, don<strong>de</strong> aguardaba cena suculenta, que se sería paréntesis feliz, entre dos calvarios. Los<br />
miembros <strong>de</strong> la or<strong>de</strong>n se manifestaron amables y hasta cariñosos con sus víctimas. <strong>La</strong>s prometieron<br />
pronto regreso al hogar y libertad. Expresado el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> que no les olvidasen en su tránsito, les<br />
cubrieron <strong>de</strong> regalos suntuosos, acompañados <strong>de</strong> caricias, <strong>de</strong>stinadas a <strong>de</strong>spertar una libido, que<br />
había <strong>de</strong> pasar <strong>de</strong> la sensualidad a la pura animalidad <strong>de</strong>l instinto, con ayuda <strong>de</strong> la química. Plácida<br />
la sobremesa, fue animada por diálogo rimado, compuesto para la ocasión por el joven Ernesto<br />
Mínguez y el veterano Pablito Blanes, con introducción <strong>de</strong> voz femenina, interpretada por Inés. En<br />
la más pura tradición pastoril, evocaron pra<strong>de</strong>ras, valles y amores, tan inocentes como apasionados.<br />
Un aria cantada por la esposa <strong>de</strong> Braulio, gran sacerdotisa <strong>de</strong> honor, cerró la acto cultural <strong>de</strong> la