La Ilustre degeneración - Géminis Papeles de Salud
La Ilustre degeneración - Géminis Papeles de Salud
La Ilustre degeneración - Géminis Papeles de Salud
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
- Si no quieres, ¡no es mi problema! De quien no esnifa, no se fían. No puedo explicarte por qué,<br />
¡pero es así!<br />
Gerardo no captó.<br />
- ¿Quiénes no se fían?<br />
- Los que te han convertido en lo que eres. Y te pue<strong>de</strong>n <strong>de</strong>sconvertir si les da la gana. Estamos en<br />
sus manos. No sabes quienes son. Yo sí. No conozco a todos, pero sé don<strong>de</strong> están.<br />
Gerardo arrugó la boca, en gesto <strong>de</strong> <strong>de</strong>sprecio.<br />
- Tu dirás don<strong>de</strong> están tus fantasmas.<br />
Rosita se hizo misteriosa.<br />
- Pero para ti, ¡en ninguna parte! Inspiran, provocan y se hacen obe<strong>de</strong>cer. De unos, porque esperan<br />
recibir. De otros, porque no quieren per<strong>de</strong>r. Y <strong>de</strong>l resto, porque sin saberlo, están sometidos a su<br />
imperio.<br />
- Sigo sin conocerlos - insistió Gerardo<br />
- Has salido en los periódicos con más <strong>de</strong> uno. Pero no pue<strong>de</strong>s reconocerlos. ¡Tendrías que haber<br />
sido recibido!. Sabes que existen. Si fueses sincero, confesarías que ven<strong>de</strong>rías tu alma por<br />
pertenecer a esa cúpula, innominada pero presente. <strong>La</strong> temes y haces bien. Creerse intocable,<br />
porque había llegado, fue la perdición <strong>de</strong> Ubaldo.<br />
Gerardo comprendió que estaba siendo cooptado por el po<strong>de</strong>r en la sombra. Era el sueño <strong>de</strong> todo<br />
político. Rosita continuó.<br />
- <strong>La</strong> complicidad no surge <strong>de</strong> la virtud. El po<strong>de</strong>r confía en quien comparte su placer. ¡Yo diría que<br />
los vicios!. Es <strong>de</strong>cir que para llegar, <strong>de</strong>bemos resignarnos a tener tabique <strong>de</strong> platino. <strong>La</strong> intervención<br />
es cosa <strong>de</strong> nada. Puedo asegurarte que no molesta ni se nota.<br />
- Es que... para mi trabajo...<br />
<strong>La</strong> carcajada sonó ofensiva.<br />
- ¡Tu trabajo pue<strong>de</strong> hacerlo cualquiera!. Los <strong>de</strong> tu nivel, sois intercambiables. Y blandos. Basta<br />
agitar el fantasma <strong>de</strong> la cárcel, para que os lo hagáis en los pantalones. Quien tiene miedo, <strong>de</strong>be<br />
procurar gustar. Y para gustar, ¡ya sabes!<br />
- ¿Sé qué? - el tono era airado. No soportaba que una mujer le ningunease.<br />
- ¡Pues está clarísimo! <strong>La</strong> simpatía es subjetiva. Para el otro, ¡se entien<strong>de</strong>!. Quien aprecia lo que<br />
apreciamos, nos cae bien. Pero el que lo rechaza nos repele. En especial si tenemos hábitos<br />
singulares. Hay muchos pedófilos por ahí que lo disimulan, porque no es cosa que aplauda la calle.<br />
Hasta es <strong>de</strong>lito punible, aunque rara vez se castigue. Si el jefe lo es, no lo sabrán los subordinados.<br />
Pero el subalterno que critique la ten<strong>de</strong>ncia, llamado faltoso al afectado, estará puteado y terminará<br />
en la calle. En cambio el que la comparta, si llega a oídos <strong>de</strong>l jefe, ascen<strong>de</strong>rá como la espuma. ¡Así<br />
<strong>de</strong> sencillo!<br />
Gerardo esnifó.<br />
Si aparecía el cuerpo <strong>de</strong> un mendigo, un moreno o un homosexual, la comisario Ramos <strong>de</strong>cía:<br />
- Es cosa <strong>de</strong> esos niñatos.<br />
Y si encontraba restos <strong>de</strong> una muchacha o un menor, <strong>de</strong>bidamente machacados, sentenciaba:<br />
- Es cosa <strong>de</strong> los padres.<br />
Se equivocaba, porque no pocos niñatos, adquirieron la tara antes <strong>de</strong> hora. Recomendado airear la<br />
violencia terrorista, para que la gente supiese distinguir a los malos <strong>de</strong> los buenos, al proliferar las<br />
<strong>de</strong>funciones, consecuencia <strong>de</strong> <strong>de</strong>lito común, la consigna <strong>de</strong> ponerles sordina corrió por comisarías.