La Ilustre degeneración - Géminis Papeles de Salud
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su válvula <strong>de</strong> escape. ¡Le letrina <strong>de</strong> sus inquietu<strong>de</strong>s!. Por eso no hay que culparles, si caen en<br />
<strong>de</strong>terminadas <strong>de</strong>sviaciones. Mi consejo es que <strong>de</strong> llegar a sus oídos <strong>de</strong>talles íntimos, tenga la<br />
<strong>de</strong>lica<strong>de</strong>za <strong>de</strong> no enterarse. ¿Me compren<strong>de</strong>?.<br />
María asintió, con cara <strong>de</strong> poker. El gran jefe carraspeó.<br />
- No quiero que salga <strong>de</strong> aquí con la sensación <strong>de</strong> que le aconsejo lenidad. Para que me entienda, le<br />
explicaré como se <strong>de</strong>sarrollan <strong>de</strong>terminadas ten<strong>de</strong>ncias, según los psicólogos, ¡naturalmente!.<br />
Hombres sometidos a todas las presiones, pero todo hay que <strong>de</strong>cirlo, ¡a todos los aduladores!,<br />
escapan al mundo real. Un día realizan que someter a un semejante, les produce placer, porque les<br />
permite materializar un po<strong>de</strong>r, que ejercen sobre ese ente abstracto, llamado pueblo. Iniciados en<br />
esta forma <strong>de</strong> placer, pue<strong>de</strong>n llegar a la guerra inútil o al crimen. Viene a ser lo mismo. En cualquier<br />
caso, es camino sin retorno. Podríamos ponerlos en la picota. Pero no ganaríamos nada, porque<br />
quien ocupase su lugar, caería en lo mismo. Se dice que en tiempos fuimos fieras. Por eso el que<br />
prueba la sangre, ¡quiere más!. Si caen los hombres y mujeres, llamados a velar por todos los<br />
hombres y todas las familias, hemos <strong>de</strong> respetarlos, porque si la sociedad pier<strong>de</strong> la confianza en el<br />
aparato, nos hundiríamos en el <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>n. Al ser nuestro primer <strong>de</strong>ber proteger a la sociedad, hemos<br />
<strong>de</strong> saber discernir lo que <strong>de</strong>be saber, <strong>de</strong> lo que conviene ocultarle. Es fácil colegir el caos que se<br />
produciría, si algunas cosas se supiesen. Y si algo no se pue<strong>de</strong> remediar, porque el instinto, cuando<br />
se <strong>de</strong>sboca, es imparable, nuestra obligación es ocultarlo. En cuanto a la prensa, le aconsejo<br />
pru<strong>de</strong>ncia. Los que cometen ciertas atrocida<strong>de</strong>s, son enfermos ocasionales, ¡pero enfermos!. Si les<br />
hacemos sentirse <strong>de</strong>spreciados, podría suce<strong>de</strong>r cualquier cosa. Unos se <strong>de</strong>rrumbarían. Otros<br />
arremeterían contra los <strong>de</strong>slenguados. Y le aseguro que tienen medios. Sería aconsejable no hacer<br />
referencia a ciertos pecados. O vicios, si prefiere. ¿Para que provocar dolor o rabia en unos<br />
individuos, <strong>de</strong> los que no po<strong>de</strong>mos prescindir?. Personalmente, procuro que los medios eludan<br />
ciertos temas. ¿Que esto marcha mal?. ¡No cabe duda!. Pero podría ir peor.<br />
María sonrió con tristeza.<br />
- Para ser sincera, había oído todo esto.<br />
<strong>La</strong> boca <strong>de</strong>l Jefe Superior se abrió. No esperaba que una vulgar inspectora, estuviese enterada <strong>de</strong> la<br />
instrucciones secretas.<br />
- Entonces usted ...<br />
- Los escoltas oyen muchas cosas. Y las comentan.<br />
El jefe la <strong>de</strong>spidió con sonrisa forzada.<br />
- Por su bien y el <strong>de</strong> todos, espero que comprenda.<br />
María tomó posesión al día siguiente. Interesada por palacete con jardín, ubicado a tres manzanas<br />
<strong>de</strong> la comisaría, hurgó entre papeles, dando con informe confi<strong>de</strong>ncial, sobre la muerte <strong>de</strong> los Con<strong>de</strong>s<br />
<strong>de</strong> los Ríos, ocurrida hacía ocho años. De no haber amanecido difuntos la misma mañana, cada uno<br />
en su habitación, el juez se hubiese abstenido <strong>de</strong> or<strong>de</strong>nar la autopsia. Y el comisario <strong>de</strong> relatar los<br />
hechos por escrito. Encontraron huellas <strong>de</strong> coca, <strong>de</strong> primera calidad, pero no <strong>de</strong> veneno ni <strong>de</strong><br />
enfermedad. Que dos corazones se parasen al unísono, sin causa aparente, aconsejó tomar<br />
<strong>de</strong>claración al servicio, formado por matrimonio, que ejercían <strong>de</strong> cocinera y chofer, ayuda <strong>de</strong><br />
cámara homoxesual y mulata indocumentada, originaria <strong>de</strong> Cabo Ver<strong>de</strong>. A una voz, <strong>de</strong>scribieron el<br />
jueves, que precedió al hallazgo, como otro cualquiera. Los hijos que vivían en Madrid, almorzaron<br />
en la casa, con el nieto. Se marcharon a eso <strong>de</strong> los cuatro. Los padres cenaron y se acostaron a su<br />
hora. <strong>La</strong> mulata, que subía los <strong>de</strong>sayunos, los encontró muertos, avisando el chofer al primogénito,<br />
que apenas llegó, mandó llamar a la policía. No habiendo registrado anomalías, el juez mandó<br />
archivar el caso, añadiendo el comisario, en nota marginal, que el hijo <strong>de</strong>spidió al servicio, cerrando<br />
la casa. En cuanto a la mulata se esfumó, temiendo ser repatriada.<br />
Borrachos <strong>de</strong> estadísticas, los rectores <strong>de</strong> la política nacional, no tomaron conciencia <strong>de</strong> su<br />
impopularidad y ni <strong>de</strong>l hastió, que provocaban en la sociedad, hasta que la abstención y el voto en