08.05.2013 Views

La Ilustre degeneración - Géminis Papeles de Salud

La Ilustre degeneración - Géminis Papeles de Salud

La Ilustre degeneración - Géminis Papeles de Salud

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

suficiente para chocar con Gerardo continuamente con Gerardo, hombre <strong>de</strong> memoria<br />

<strong>de</strong>sesperadamente parcial. Incapaz <strong>de</strong> tomar altura, para contemplar el horizonte <strong>de</strong> la sociedad,<br />

arremetía contra los efectos, consiguiendo que enquistadas las causas, resurgiese con fuerza<br />

redoblado, precipitando al país a situación <strong>de</strong>cimonónica, cuyos efectos pa<strong>de</strong>ció la juventud, a la<br />

que perteneció Ignacio.<br />

Nacido <strong>de</strong> padre que ocupaba guar<strong>de</strong>ría, heredada y confortable, en finca extremeña, la estirpe no<br />

había rebasado, en sus <strong>de</strong>splazamientos, la capital <strong>de</strong> la provincia. No lo hubiese el padre <strong>de</strong><br />

Gerardo, <strong>de</strong> no empujarle viu<strong>de</strong>dad prematura, al centro neurálgico <strong>de</strong> la nación, en busca <strong>de</strong><br />

segunda esposa, al no po<strong>de</strong>r encontrarla en el término, por tener fama <strong>de</strong> chivato <strong>de</strong> la Guardia<br />

Civil, a más <strong>de</strong> ser hombre irascible. Casado en la capital, por ofrecer salario seguro y ahorros,<br />

Gerardo ingresó en la escuela, don<strong>de</strong> fue cooptado por aparato <strong>de</strong> partido, que se preparaba a<br />

transición inevitable, reclutando muchachos sin imaginación pero con ambición, que <strong>de</strong>bidamente<br />

adiestrados sirviesen <strong>de</strong> contrapeso, abortando el espíritu revolucionario, que imperaba entre los<br />

veteranos. Inmerso en la burbuja i<strong>de</strong>ológica, que protegía al equipo <strong>de</strong> li<strong>de</strong>res en ciernes, educados<br />

al margen <strong>de</strong> agitaciones y sobresaltos, pasó sin transición ni experiencia, <strong>de</strong>l colegio mayor a la<br />

función pública, llegando por sus pasos al cargo con tratamiento adjunto y escolta. Incapaz <strong>de</strong><br />

concebir un mundo que no fuese el suyo, por no haberlo entrevisto diferente, aprendió poco <strong>de</strong> la<br />

vida que otros pa<strong>de</strong>cían en el interior, sin atisbar las costumbres sociales o políticas, que su usaban<br />

en el exterior. Obligado a viajar, en razón al cargo, solía sentirse mal a gusto, apenas se alejaba <strong>de</strong>l<br />

séquito propio, molesto entre seres que se abstenían <strong>de</strong> adularle, porque ignoraban su munificencia.<br />

Consciente <strong>de</strong> las <strong>de</strong>bilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> un mindungui, <strong>de</strong> brillante carrera por ser maleable, Ignacio midió<br />

sus palabras, evitando herir susceptibilidad, que tenía por origen un orgullo, tan <strong>de</strong>smedido cómo la<br />

estupi<strong>de</strong>z que acompañaba.<br />

- De jóvenes hicimos burradas... ¡Y <strong>de</strong> viejos también¡. Pero esto es pasarse. ¡Si el pobre Menas<br />

Albas levantase la cabeza!.<br />

Gerardo no admitía que hubiese pasado mejor que el presente, salvo en lo tocante a la real familia.<br />

- Yo diría que fueron más bestias.<br />

Ignacio no rebobinó.<br />

- Nos divertíamos ruidosamente. A veces brutalmente. Alguno se <strong>de</strong>jó ir. Y hubo putas que<br />

murieron, porque había imbeciles que sabían beber pero no pensar. Y se <strong>de</strong>jaban ir a sus impulsos<br />

particulares. Cuando se hartaban las largaban por la rápida, tirándoles <strong>de</strong>l coche en marcha o por la<br />

ventana. <strong>La</strong> prensa no <strong>de</strong>cía una palabra ni se movía la policía. Pero os aseguro que se les quitaban<br />

las ganas <strong>de</strong> repetir. Había quien se ocupaba <strong>de</strong>l tema. Los mismos que andábamos por ahí<br />

buscando camorra, con intención <strong>de</strong> dar, pero exponiéndose a recibir. No se nos ocurría andar por<br />

ahí, con cara <strong>de</strong> bruto <strong>de</strong> tebeo, buscando a uno, para arrearle entre muchos. Seriamos lo que<br />

fuésemos, pero nadie podía tildarnos <strong>de</strong> cobar<strong>de</strong>s. Y con las mujeres, ¡lo mismo!. En eso éramos<br />

iguales los ricos que los pobres. No bailábamos. ¡Agarrábamos!. Contorsionarnos como posesos, al<br />

ritmo <strong>de</strong> un ruido inaguantable, no nos apetecía. Ni necesitábamos meternos esas porquerías, para<br />

aguantar tres y hasta cuatro noches <strong>de</strong> juerga, con sus días. Si nos <strong>de</strong>jaban, ¡claro!. Hacíamos<br />

carreras <strong>de</strong> coches por carreteras infernales, pero no se nos ocurría meternos en contra dirección,<br />

exponiéndonos a cargarnos a cualquiera. Y lo <strong>de</strong> violar, la verdad es que quedaba para la mujer.<br />

¡Santas que no podían <strong>de</strong>cir que no al marido!. De puertas a fuera, la gracia estaba en engatusarlas,<br />

hasta que se <strong>de</strong>jaban llevar al huerto. Presumíamos <strong>de</strong> conquistar. <strong>La</strong> verdad es que conseguir una<br />

chica por la fuerza, ¡nos hubiese humillado!. Para nosotros era cosa <strong>de</strong> subnormales. Tan<br />

vergonzoso como tirar a ojeo con escopeta <strong>de</strong> repetición, perdigón grueso y mira telescópica. ¡Ni se<br />

nos ocurría!.<br />

Gerardo, que lo hacía, se sintió doblemente molesto.<br />

- Como contrapartida, el marido que mataba a la mujer y alegaba celos, no iba ni a la cárcel.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!