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La Ilustre degeneración - Géminis Papeles de Salud

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chico pensó que empezaba a parecerse a la otra.<br />

- ¡Anda!<br />

Se agotó recorriendo la habitación, pero aprendió a sostenerse, sin realizar el matiz femenino, que<br />

adquiría el ondular <strong>de</strong> sus ca<strong>de</strong>ras. Crecida la melena, pues no le raparon durante el encierro, ofrecía<br />

un exterior marcadamente ambiguo.<br />

- Ahora, ¡al tocador!<br />

- ¡No quiero maquillarme! - aúllo Maribel.<br />

- ¿Por qué? - pregunto Lola extrañada. Estaba en la edad <strong>de</strong> enloquecer, por una buena barra <strong>de</strong><br />

labios.<br />

- Madre dice que solo se pintan las mujeres malas.<br />

- Tu mama no esta aquí.<br />

- ¡Ya lo se! - se echó a llorar. Fredi coreó.<br />

- No hay más remedio que pincharles<br />

- ¡Inténtalo! - gritó el chico, terminando <strong>de</strong> arrancar la pata <strong>de</strong> la silla.<br />

- ¡A estos niños no hay quién los entienda!. No te pi<strong>de</strong>n el pico, aunque les haga falta. Y solo<br />

piensan en volver con sus padres.<br />

- Con los días que llevan, ¡<strong>de</strong>bían estar enganchados!.<br />

- A la fuerza po<strong>de</strong>mos convertirlos en trapos. ¡Pero no en adictos!.<br />

- Me temo que para prepáralos, ¡habrá que optar por el trapo!.<br />

- ¿Y si les damos coca?<br />

- Lo hice una vez. ¡No me quiero acordar!. Era un renacuajo, poco mayor que este. De euforia,<br />

¡nada! Pero <strong>de</strong> mala leche, ¡toda!. Si no llega a entrar Filomena, ¡me mata!.<br />

- Entonces...<br />

- ¡Entonces el método <strong>de</strong> la abuela!.<br />

Entre las dos sujetaron a Maribel. Fredi se lanzó sobre las mujeres, palo en alto. Angustias le mandó<br />

contra la pared, <strong>de</strong> un empellón. Llamó a <strong>La</strong>ndrú. Inmovilizados, fueron trapos durante un par <strong>de</strong><br />

horas.<br />

Petra <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> colocar canapés en la ban<strong>de</strong>ja.<br />

- ¡Que no!. ¡Que no aguanto más!.<br />

- ¿Pero que te pasa? - preguntó Martín, en tono festivo<br />

- ¡Qué una tíe nietos!. ¡Qué esto es un sin vivir y que me largo ahora mismo!<br />

- ¿Con media docena <strong>de</strong> gorilas ahí fuera, con pistola y or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> que no salga nadie, antes <strong>de</strong> las<br />

once?<br />

- ¡Eso mismo!. ¡A <strong>de</strong>círselo a los guardias <strong>de</strong> seguridad!. ¡Que entren y vean!.<br />

<strong>La</strong> pincha continuaba la obra.<br />

- ¡Pero señá Petra!. ¿Que vean qué?. ¿A los señores divirtiéndose?. ¡Están en su <strong>de</strong>recho y no le<br />

importa a nadie!.<br />

Juan, el camarero, asintió.<br />

- <strong>La</strong> chica tiene razón. A nosotros, ¡con qué nos paguen!. Y lo hacen como en ningún sitio. ¡Así que<br />

a cumplir!. Vinimos al mundo para ganarlo. ¡Y po<strong>de</strong>r gastarlo a gusto!. Lo <strong>de</strong>más no nos importa.

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