La Ilustre degeneración - Géminis Papeles de Salud
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alturas, pasando sin transición, <strong>de</strong> las cúpula <strong>de</strong>l político, a la <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r económico. El problema<br />
estribaba en que la audiencia abandonaba. Hasta las narices <strong>de</strong> escuchar frases altisonantes,<br />
agarradas verbales <strong>de</strong> gallinero, en torno a problemas artificiales e historias <strong>de</strong> famosos <strong>de</strong>l <strong>de</strong>do, la<br />
audiencia se alejaba, incluso <strong>de</strong>l <strong>de</strong>porte, ultimo reducto <strong>de</strong> la propaganda subliminal.<br />
Se le vino a la memoria que en medio <strong>de</strong> aquella mierda, le negaron el minuto <strong>de</strong> televisión, que<br />
pidió para Raquel. Y le ahogó la indignación. Unos le dijeron que no se podía faltar el respeto a la<br />
audiencia, alterando la programación prevista. Otro que no era noticia, lo que interesaba a una sola<br />
familia. Y el Jefe Superior que le habían respondido lo que <strong>de</strong>bían, porque provocar alarma social<br />
sin necesidad, podía constituir <strong>de</strong>lito. Ramos concluyó que los ricos, acostumbrados e engendrar<br />
here<strong>de</strong>ros, no podían enten<strong>de</strong>r que al pobre le doliese per<strong>de</strong>r un hijo, que traía un problema bajo el<br />
sobaco, en lugar <strong>de</strong> un pan. Comprendiendo que apelar a la piedad era inútil, se acogió a Europa.<br />
Hizo notar al superior que en otros países interrumpían los programas, para <strong>de</strong>scribir a un<br />
<strong>de</strong>saparecido o difundir su imagen, porque la probabilidad <strong>de</strong> recuperar al raptado, estaba en el<br />
trayecto hasta el lugar <strong>de</strong> <strong>de</strong>stino. El jefe superior no le quitó la razón. Pero le dijo que España era<br />
otra cosa. Y le colgó.<br />
Se levantó <strong>de</strong>scorazonada. Entró en comisaría con la cabeza baja. El Sargento Pérez la siguió al<br />
<strong>de</strong>spacho. Hombre <strong>de</strong> experiencia, quiso hacerle regresar a la tierra.<br />
- Los <strong>de</strong> arriba no piensan más que en ven<strong>de</strong>rse. ¡A pagar en votos!. Por eso compran a los que<br />
convencen. Con dinero, ¡claro!. Como son unos incapaces, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> sinvergüenzas, en lugar <strong>de</strong><br />
impedir que pase lo que les perjudica, lo hacen o lo <strong>de</strong>jan hacer. ¡Con taparlo, no hay quien lo<br />
critique!. Por eso te digo que a la Raquel, si le tiene que pasar lo que piensas, ¡no la salva ni Dios!.<br />
Y que en esa casa no entras.<br />
<strong>La</strong> i<strong>de</strong>a se le ocurrió a Jiménez.<br />
- Los ladrones abren la puerta a la policía...<br />
Des<strong>de</strong> que la <strong>de</strong>mocracia puso trabas a los registros, era frecuente que les mandasen organizar<br />
pequeños robos. Unas veces los ladrones eran agentes, que registraban directamente, otras se<br />
esperaba al que el robado <strong>de</strong>nunciase, aprovechando el reconocimiento, para encontrar lo que<br />
buscaban. No había comisaría que no tuviese sus cacos <strong>de</strong> confianza, que a cambio <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r<br />
ganarse el pan con su arte, hacía los trabajos. El <strong>de</strong> Ramos se llamaba Albito, ejercía <strong>de</strong> carterista en<br />
la Puerta <strong>de</strong> Toledo y lo heredó <strong>de</strong>l anterior comisario. Pérez fue a buscarlo.<br />
Abito se hizo todo orejas, para grabar las instrucciones.<br />
- A esta gente no le gusta sentirse amenazada. Así que tu rompes. Si les largas un par <strong>de</strong> coktails<br />
Molotov, ¡mejor!. Los terroristas les <strong>de</strong>scomponen.<br />
- ¿An<strong>de</strong>?.<br />
- En la esquina <strong>de</strong> comisaría.<br />
- ¡Jó! ¿Usted sabe lo que estas diciendo?. ¡Ahí no hay quien entre!. Tién unos chuchos <strong>de</strong> mucho<br />
cuidaó. Y un tipo con pistola. <strong>La</strong>s ventanas con persianas <strong>de</strong> hierro. ¡De las antiguas!.<br />
- Pue<strong>de</strong>s quedarte en el jardín. No tienes que buscar nada. Solo queremos que nos llamen.<br />
Albito se concentró.<br />
- Me llevaré al Gue<strong>de</strong>ja. Pá esto <strong>de</strong> jóer, es mú apañaó. ¿Cuándo lo quiere?.<br />
- Mañana <strong>de</strong> madrugada. Estaré aquí. Si hace falta os <strong>de</strong>jáis coger. Se arreglará como siempre.<br />
Saltaron la verja a las cuatro <strong>de</strong> la madrugada. Iban preparados para neutralizar a los perros, pero no<br />
aparecieron. Rompieron los cristales <strong>de</strong> un coche y los <strong>de</strong>l inverna<strong>de</strong>ro. Los soltaron cuando se<br />
estaban cargando las farolas. Antes <strong>de</strong> salir por pies, tiraron las botellas contra la puerta. María<br />
Ramos esperó la <strong>de</strong>nuncia. No llegó, confirmando sus sospechas.