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La Ilustre degeneración - Géminis Papeles de Salud

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<strong>de</strong> la ley, como la ley <strong>de</strong> la fuerza.<br />

Intuyendo el aspecto pecaminoso <strong>de</strong> su relación, Ernesto y Luis sólo se encontraban al amparo <strong>de</strong> la<br />

oscuridad, separándose al amanecer, hasta que suceso extraordinario, les reunió bajo el sol.<br />

Propietaria Angustias <strong>de</strong> gana<strong>de</strong>ría, el mayoral informó <strong>de</strong> corrida, remitida a Madrid, <strong>de</strong> las que<br />

sacan al gana<strong>de</strong>ro en hombros. Deseando hacerse admirar <strong>de</strong>l amigo, cuyos éxitos aireaba la prensa,<br />

Luis quiso arrastrarle al festejo, <strong>de</strong>seando que fuese testigo <strong>de</strong> su exaltación.<br />

- He pedido cuatro barreras. Miguel y Javier vienen.<br />

- No me gustan los toros.<br />

- ¡No vas a <strong>de</strong>cirme que te asusta la sangre!<br />

- Confieso que la <strong>de</strong> un irracional, me <strong>de</strong>ja indiferente.<br />

Luis insistió y Ernesto pudo verle dar dos vueltas al ruedo, impidiendo el escaso lucimiento <strong>de</strong> los<br />

matadores, que saliese por la puerta gran<strong>de</strong>. El espectáculo no entusiasmó al escritor, pero<br />

apasionado por el mundillo, aceptó sin hacerse <strong>de</strong> rogar, invitación al tenta<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> la Fuentecilla. Le<br />

permitiría conocer en directo con un campo, que atisbó a través <strong>de</strong> la pantalla, sintiendo otra vez la<br />

extraña sensación, que le producía el contacto con los toreros. Los amigos se <strong>de</strong>spidieron a la salida<br />

<strong>de</strong>l sol, sin sospechar que no se verían hasta el otoño.<br />

Consi<strong>de</strong>rando inquietante que el hijo hubiese rebasado la edad <strong>de</strong> tener novia, sin intentar casar<br />

contra o a favor <strong>de</strong> voluntad paterna, Angustias acudió a la primera autoridad doméstica.<br />

- Tienes que hablar con el chico. Su hermano se casa y él. ¡nada!.<br />

Ignacio balanceó el puro. <strong>La</strong>s cuestiones familiares, le producían un tedio insoportable.<br />

- ¿Y que le digo?.<br />

- Que <strong>de</strong>be hacerse novio <strong>de</strong> Casilda.<br />

- ¿Por qué Casilda?.<br />

- Porque es <strong>de</strong> su clase, no está mal, sus padres la han educado estupendamente, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> tener<br />

una fortuna, sabe ingles y le darán <strong>La</strong> Puta, que linda con la Tiesa. Es <strong>de</strong>cir que tendrán una finca <strong>de</strong><br />

la que podrán vivir, sin necesidad <strong>de</strong> pedirnos dinero. Piensa que tenemos cuatro hijos. ¡Hay que<br />

casarlos a todos!.<br />

- ¿Y si no le gusta?. Porque a mí...<br />

- ¡Se aguanta!. ¡Yo también me aguanté!<br />

Ignacio no se ofendió. Que su mujer hubiese estado enamorada <strong>de</strong> insignificante proletario, al que<br />

según contaban abandonó a contrapelo, por imposición paterno - materna, para casarse con quien no<br />

quería, le hubiese molestado, <strong>de</strong> no cumplir la esposa como <strong>de</strong>bía. Habiéndolo llevó la casa<br />

cumplidamente, sin abandonar el <strong>de</strong>ber principal, pues le dio cuatro hijos, consi<strong>de</strong>ró pru<strong>de</strong>nte<br />

aten<strong>de</strong>r a la <strong>de</strong>manda. Abordado el primogénito apenas se puso a tiro, la respuesta no pudo ser más<br />

propia <strong>de</strong> un here<strong>de</strong>ro bien educado. Sin vacilar, Luis se <strong>de</strong>claró dispuestos a procrear cuantos<br />

sucesores <strong>de</strong>sease su padre, mediando bendición <strong>de</strong> la iglesia y el vientre <strong>de</strong>signado, cumpliendo el<br />

único <strong>de</strong>ber, que recibió con la estirpe.<br />

- Puestos, me da igual casarme con Casilda que con otra.<br />

- ¡Pues hala!. ¡A espabilarte!.<br />

Deseando noviazgo breve, por saberlo monótono, Luis frecuentó a Casilda asiduamente, queriendo<br />

terminar cuanto antes. Alejado a su pesar <strong>de</strong> amigos y aficiones, pasados dos meses pidió a la madre<br />

que en atención a que ambos se conocían <strong>de</strong>s<strong>de</strong> niños y no estar <strong>de</strong> moda las relaciones prolongadas<br />

<strong>de</strong> otros tiempos, organizase cena con Lola y Garcés, para notificarles el buen fin <strong>de</strong> proyecto, que<br />

suponían fracasado. Discretos los comensales, la cuestión se abordó a los postres.

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