08.05.2013 Views

La Ilustre degeneración - Géminis Papeles de Salud

La Ilustre degeneración - Géminis Papeles de Salud

La Ilustre degeneración - Géminis Papeles de Salud

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

millones en una bala. Repasó la lista <strong>de</strong> precios. Eran realmente asequibles. D. Recaredo no surgió<br />

<strong>de</strong> ninguna parte. Cruzó la sala, proce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong>l bar, trepando penosamente a la escena. Antes <strong>de</strong><br />

iniciar su discurso, cruzó la mirada con Ernesto.<br />

Desgranado el discurso <strong>de</strong> siempre, sin cambiar una til<strong>de</strong>, procedió a presentar las parejas. Ocho,<br />

porque a más <strong>de</strong> haberse <strong>de</strong>valuado la vida, la masa exige cantidad, porque no suele apreciar la<br />

calidad. Por ponerse a tono con los tiempos, el empresario incluyó dos mujeres. Por ahorrar en<br />

blusas, que no por otra causa, los justadores <strong>de</strong>safiaban al frío. Desnudos <strong>de</strong> cintura para arriba,<br />

exhibían las miserias <strong>de</strong> la droga. Faja negra les ceñía la cintura, sujetando pantalones abombados,<br />

adaptables a todas las tallas. En los ceñidores se <strong>de</strong>tectaban pegotes <strong>de</strong> sangre, recuerdo <strong>de</strong> difuntos<br />

pasados. <strong>La</strong> tez macilenta, Perla parecía comido por la enfermedad. Del pasado conservaba unos<br />

ojos negros, que lanzaban su mirada maligna, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el fondo <strong>de</strong> unas cuencas hundidas. D.<br />

Reca<strong>de</strong>ro cantó a sus héroes, aludiendo a una muerte imposible, porque ya estaban muertos.<br />

Retirados los fantasmas tras la cortina, que cubría la mitad <strong>de</strong>l tablado, los camareros recogieron<br />

apuestas, bajo la mirada vigilante <strong>de</strong>l jefe. Breve el receso, por ser cortas las bolsas, los primeros<br />

jugadores ocuparon las sillas. <strong>La</strong> moneda saltó al aire. Luis se excitaba.<br />

- ¡Chicos!. ¡Esto me va a gustar!<br />

El muchacho rubiasco levantó el revolver. Presionó con fuerza, hasta hacerse daño en la sien. D.<br />

Recaredo no quería que la bala se <strong>de</strong>sviase, porque explotaba la tapa <strong>de</strong> los sesos, que se<br />

<strong>de</strong>sparramaban, ensuciándolo todo. Había clientes que los disfrutaban, pero eran más los blandos,<br />

que al no po<strong>de</strong>r soportarlo, abandonaban el local para no regresar. Deseando evitarlo, el empresario<br />

corrió que quien moría como cobar<strong>de</strong> paraba en los infiernos, perdiendo sus huríes por<br />

incompetente. Supremo cada disparo, el público no manifestaba la tensión por el silencio, como en<br />

el viejo pub. <strong>La</strong> expresaba con el grito. Jaleaban al uno, <strong>de</strong>seando la muerte <strong>de</strong>l otro, porque lo<br />

importante era ganar. Luis apostó por el yonki. Visibles las manchas <strong>de</strong>l sida, la muerte nunca libra<br />

<strong>de</strong>l dolor, al que tiene en sus manos. Al tercer disparo manó la sangre, como el agua <strong>de</strong> cañería<br />

reventada. El yonki recogió el alarido <strong>de</strong> homenaje, sonriendo a su efímera victoria.<br />

- ¡Que vista!. Llegas y pega.<br />

Carlos, que había perdido, no pudo disimular el <strong>de</strong>specho. Los camareros subieron al escenario,<br />

cubierta la cabeza con pañuelo <strong>de</strong> pirata <strong>de</strong> cine, para apartar al muerto. No habiendo sitio tras la<br />

cortina, los cuerpos se apilaban a la <strong>de</strong>recha <strong>de</strong>l escenario, formando parte <strong>de</strong>l <strong>de</strong>corado. El revolver<br />

saltó en la mano <strong>de</strong> la mujer. Desviación <strong>de</strong> un milímetro, la hubiese salvado. Los sesos les<br />

salpicaron. Luis palmoteó.<br />

- ¡Esto es guay!<br />

Del campo le gustaba el aleteó <strong>de</strong>l pájaro, <strong>de</strong>sequilibrado por los perdigones y el estertor <strong>de</strong>l ciervo.<br />

Llora cuando presiente la muerte. Le fascinaba que un ser vivo sufriese, en el cuerpo o el espíritu,<br />

porque él lo <strong>de</strong>cretaba. De niño se propuso ser político, porque le dijeron que quien manda, pue<strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>strozar <strong>de</strong> un plumazo, a quien le da. Y contemplar la agonía. Le pareció sublime que unos tipo<br />

muriesen por divertirle, pero lamentó que lo hiciesen voluntariamente. El placer hubiese sido<br />

completo, <strong>de</strong> haber sido forzados y humillados. Se prometió que cuando fuese po<strong>de</strong>roso, haría cazar<br />

tipos que quisiesen vivir. Los haría matarse en partidas privadas. Para los amigos. Perla cerraba el<br />

espectáculo. Ernesto hubiese querido escapar, pero se reprimió. El gesto, interpretado como<br />

cobardía, le hubiese cerrado la puerta <strong>de</strong>l mundo excluyente, que pretendía hacer suyo. Sus<br />

fantasmas le invadieron a Ernesto. Sintió que el Diablo se aparecía, para arrastrarle a los infiernos.<br />

Temiendo una reacción incontrolable, se pegó a la silla. El tufo <strong>de</strong> la sangre, invadía el garaje.<br />

Se pregunto cuantas huríes mandó Perla al otro mundo, sin pisar la cárcel. Pudo escapar a la<br />

justicia, porque la ley respeta al que sabe <strong>de</strong>masiado, mientras no se vaya <strong>de</strong> madre. Siendo un niño<br />

podía recitar, sin equivocarse, la lista <strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>s, consumidores <strong>de</strong> droga o <strong>de</strong> muerte. Hombres<br />

y mujeres. Pero la usaba con tanta discreción y era tan poco creíble, que no valía la pena matarlo.<br />

De lo contrario, hubiesen or<strong>de</strong>nado su muerte, con naturalidad, porque nunca les faltaron bufones

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!