La Ilustre degeneración - Géminis Papeles de Salud
La Ilustre degeneración - Géminis Papeles de Salud
La Ilustre degeneración - Géminis Papeles de Salud
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
- <strong>La</strong> información se controla por el miedo. Si no lo tuviesen, los fabricantes <strong>de</strong> opinión, la formaría<br />
a su manera.<br />
- Pero como lo tienen en los huesos, no hace falta que piensen como nosotros. Hablen como<br />
nosotros. ¡Y basta!.<br />
Marco Tulio expuso su argumento.<br />
- Por eso precisamente tenemos que atarlos corto. Para eso no hay mejor cordón, que el <strong>de</strong> la bolsa.<br />
Al no ser completamente tonto, Javier intuyó el peligro.<br />
- Me preocupa que <strong>de</strong> tanto ir a la fuente, se nos rompa el cántaro. Nos pasó con los políticos, que<br />
no creen ni ellos. Y nos está pasando con nuestros predicadores. Apenas se comenta lo que dicen,<br />
porque empiezan a no creer una palabra.<br />
Marco Tulio sintió la satisfacción <strong>de</strong> haber acertado.<br />
- ¡Lo dije!. Había que <strong>de</strong>jar algunas voces discrepantes.<br />
- ¡Y las hemos <strong>de</strong>jado! - trono Manolo.<br />
- Pero tan blandas, que parecen lo contrario.<br />
- ¿Y que quieres que hiciésemos?. ¿Aguantar que nos rompiesen sistemáticamente el discurso?.<br />
Porque bastaba que abriesen la boca, para que no que no <strong>de</strong>jasen ni los rabos.<br />
Rasgos duros, mirada vidriosa, tan llena <strong>de</strong> astucia como exenta <strong>de</strong> piedad e inteligencia, Aurelio<br />
elevó su voz. Era la <strong>de</strong>l jefe.<br />
- En América, como aquí, fuimos pocos. De ser verdad lo <strong>de</strong>l <strong>de</strong>scubrimiento, hubiese sido difícil.<br />
Pero tomaron a los conquistadores por merca<strong>de</strong>res. ¡Y así les fue!. El cacique los sentaba a su mesa,<br />
¡lo tenía claro!. Lo cazaban. ¡Y se acabo!. Aquí ha sido más o menos lo mismo. Con <strong>de</strong>cirles que<br />
traíamos la <strong>de</strong>mocracia <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong>l brazo, no pusieron las riendas al alcance <strong>de</strong> la mano, ¡y las<br />
cogimos!. Mirándolo bien, ha sido poco más o menos lo mismo.<br />
Gerardo hizo un gesto <strong>de</strong> duda.<br />
- No pue<strong>de</strong> ser igual. ¡No son indios!.<br />
Aurelio inclinó la cabeza. Un silencio, absoluto y respetuoso acompañó a la reflexión <strong>de</strong>l jefe. <strong>La</strong><br />
alzó transformado.<br />
- ¡Toma!. ¡Cómo que no nos <strong>de</strong>jan arrasar!. Hemos tenido que <strong>de</strong>jarles las catedrales y hasta<br />
papeles. ¡Pero yo no llamo a esto una chapuza!. Queda en trabajo a medias. Les quedan señas <strong>de</strong><br />
i<strong>de</strong>ntidad y algunos conservan hasta el criterio. ¡Pero todo se andará!. ¿Verdad, Ernesto?.<br />
El autor estrenó palabra. Des<strong>de</strong> que ingresó en la camarilla, se sentía realmente importante.<br />
- Confieso que tropiezo con dificulta<strong>de</strong>s. No es tan fácil hacer <strong>de</strong>saparecer un documento, que está<br />
bien consignado. Por lo menos, mientras tropecemos con gente, que sabe lo que se trae entre manos.<br />
Y <strong>de</strong> corregir a los clásicos, ¡pues lo mismo!. Hay un montón <strong>de</strong> ediciones. El día que por ahí se <strong>de</strong>n<br />
cuenta <strong>de</strong> lo que sobra y lo que falta. ¡Nos van a poner ver<strong>de</strong>s!.<br />
Más que hablar, Ignacio gruñó.<br />
- De tanto matar al perro, para acabar con la rabia, vamos a conseguir que otra rabia nos mate a<br />
todos.<br />
Javier enseñó dientes <strong>de</strong> lobo.<br />
- Recuerdo las primeras reuniones. Clan<strong>de</strong>stinas, ¡porque no nos llegaba la camisa al cuerpo!.<br />
Creíamos que los rojos eran unos tipos duros, que no se vendían ni daban su brazo a torcer. Y al<br />
pueblo una gente enterada y rebel<strong>de</strong>, dispuesta a <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r su libertad al milímetro. Luego resultó<br />
que los jefes nos costaron dos halagos y tres perras. Y el pueblo nada, porque estaba en la inopia y