La Ilustre degeneración - Géminis Papeles de Salud
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Ignacio alzó las cejas.<br />
- ¿Con eso que me dices?. Ahora la mata porque la cena está fría. Y sí encuentra un juez<br />
comprensivo, que para esto sobran, escapa con un año.<br />
<strong>La</strong> voz aflautada <strong>de</strong> Javier se impuso<br />
- <strong>La</strong> culpa es <strong>de</strong> la televisión. Demasiada violencia.<br />
Tocado en su terreno, Manolo se revolvió como una serpiente.<br />
- ¡Díselo a Piluca y Maritina!. Son la que mandan en programación. ¡Que para eso las nombró quién<br />
podía!. Dicen que la pi<strong>de</strong> el público. Como ese porno infumable y las estupi<strong>de</strong>ces <strong>de</strong>l corazón. Pero<br />
en mi opinión lo aguanta, porque para pedir lo que sea, hay que conocerlo. ¡Y no han visto otra<br />
cosa!. Salvo los que no trabajan y pue<strong>de</strong>n esperar la película <strong>de</strong> madrugada. Por ahí se dice que cada<br />
vez son más, los que apagan la tele.<br />
Marco Tulio se <strong>de</strong>jó hablar pensativo.<br />
- Pues habrá que buscar la manera <strong>de</strong> que vuelvan a enchufarse.<br />
A Ignacio le confundió la indignación.<br />
- Y el agujero, ¡a crecer!. Hasta en las privadas. Si aguantan, es porque lo llenamos entre todos. En<br />
mi opinión, si les <strong>de</strong>jásemos <strong>de</strong>cir lo que les diese la gana, no costarían una peseta al país, quebraría<br />
el que no sirviese. Y los que quedasen, ¡hasta darían divi<strong>de</strong>ndos!.<br />
César se manifestó cínicamente sincero.<br />
- ¡Vamos a <strong>de</strong>jarnos <strong>de</strong> coñas!. El agujero seguirá creciendo y el Estado dando la cara, con cargo al<br />
presupuesto, porque no po<strong>de</strong>mos permitirnos que escuchen lo que les da la gana. Si se enteran <strong>de</strong><br />
cómo <strong>de</strong>bería funcionar esto y <strong>de</strong> lo que se hace realmente, no duramos ni cuatro días. ¡Hasta el rey<br />
per<strong>de</strong>ría el momio!. Ahí fuera pue<strong>de</strong>s contar lo que te dé la gana. Mientras te crean, ¡allá tú!. Pero<br />
aquí, ¿a quien quieres engañar?. Hace mucho que los ministerios <strong>de</strong> Justicia, Gobernación y<br />
Defensa, <strong>de</strong>jaron <strong>de</strong> velar porque la gente tenga acceso a la justicia, sea protegida <strong>de</strong> los muchos<br />
asesinos que andan sueltos o <strong>de</strong>fendida <strong>de</strong> ataques exteriores. Sirven para que los jueces sentencien<br />
como nos da la gana, encerrando a quien queremos por lo criminal y machacando a quien nos<br />
parece, por civil; permitiéndonos cabrear al súbditos hasta el paroxismo, sin riesgos, porque la<br />
policía está para <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r a la élite, que somos nosotros. Y el ejército para salir a la calle contra el<br />
pueblo, si se rechifla más <strong>de</strong> la cuenta. Una realidad que sería imposible, sin contar con la eficacia<br />
<strong>de</strong> los ministerios <strong>de</strong> Educación y Cultura. Sus funcionarios se encargan <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar sin uñas a los<br />
críticos, endoctrinándoles <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la escuela; sus técnicos <strong>de</strong> elaborar planes <strong>de</strong> estudios, que<br />
machacan la inteligencia. Pero la escuela no basta. ¡Hay que velar sobre el cacúmen <strong>de</strong> la sociedad<br />
en su conjunto!. Para eso está cultura. Deben enterarse <strong>de</strong> lo que nos conviene que sepan, no saber<br />
lo que nos perjudica. ¡Y pensar como queremos que lo hagan!. Por eso es importante que los<br />
inquietos, empeñados en apren<strong>de</strong>r o averiguar lo que no <strong>de</strong>ben, no puedan encontrar fuentes que les<br />
informen. <strong>La</strong>s revoluciones a la vieja usanza se han acabado. Y las guerras quedan en espectáculo,<br />
representado en beneficio <strong>de</strong> quien pue<strong>de</strong> matar sin bajas, porque al tener más dinero, tiene más y<br />
mejores armas. Pero no esta claro que con todo esto, no se pierda la guerra psicológica. Una guerra<br />
contra enemigo innominado, etéreo, ¡pero presente!. Porque lo está y pue<strong>de</strong> materializarse en<br />
cualquier momento, no po<strong>de</strong>mos bajar la guardia. Es <strong>de</strong>cir que no abandonaremos a la televisión.<br />
¡Ni la <strong>de</strong>jaremos caer en manos <strong>de</strong> cualquiera!. Cómo no abandonaremos a su albedrío ningún<br />
medio. Los que están vencidos, ¡<strong>de</strong>ben seguir estándolo!.<br />
- ¡Chico!. ¡Nos has <strong>de</strong>jado secos!. Confieso que no veo la necesidad <strong>de</strong> tantas precauciones. Nos<br />
temen tanto, que intentan congraciarse hasta sin necesidad. Y <strong>de</strong> los otros, ¡olvídate!. No los<br />
tendremos nunca.<br />
Javier fulminó a Ignacio. En su concepción <strong>de</strong>l sistema, cabía la exclusión, pero no la <strong>de</strong>fección<br />
voluntaria.