08.05.2013 Views

el libro del convaleciente - AMPA Severí Torres

el libro del convaleciente - AMPA Severí Torres

el libro del convaleciente - AMPA Severí Torres

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

124 Enrique Jardi<strong>el</strong> Ponc<strong>el</strong>a<br />

Digitalización de Elsa Martínez – mayo 2006<br />

Ceferino Rondó levanta, asombrado, la mirada de sus ojos<br />

oscuros, llenos de estupor.<br />

—¿Por qué dice usted eso? ¿A qué viene eso, Pomar? Yo<br />

hubiera sido incapaz de. . . —protesta.<br />

Aur<strong>el</strong>io sonríe dulcemente, y replica:<br />

Ya Elena descansa bajo <strong>el</strong> su<strong>el</strong>o, lo mismo que "Saturno"; nada<br />

importa nada. Todo es susceptible de olvidarse, de perdonarse. . . El<br />

fantasma de <strong>el</strong>la no puede romper nuestra vieja amistad.<br />

Rondó va a decir algo; pero Aur<strong>el</strong>io se lo impide.<br />

—Escúcheme —le ruega—. A poco de casarme, descubrí en<br />

"Saturno'' una facultad prodigiosa: la videncia.<br />

—¿La videncia?<br />

—"Saturno" era lo que podríamos llamar "un perro vidente".<br />

Pero, ¿se podía llamar a aqu<strong>el</strong>lo, efectivamente, videncia o era instinto?<br />

No sé bien. Ni me importa. "Saturno", que había tomado a Elena<br />

vivísimo afecto, se convirtió en guardián de su fid<strong>el</strong>idad. Nunca se vio<br />

cancerbero más escrupuloso en la dilatada familia de los canes, y si<br />

"Saturno" no tenía tres cabezas merecía tenerlas, como su ascendiente<br />

mitológico. En aqu<strong>el</strong> tiempo yo tenía muchos amigos, creados por mi<br />

soledad, por mi dinero y por mi soltería, y <strong>el</strong> matrimonio no era razón<br />

para que esos amigos me abandonasen. Todos <strong>el</strong>los siguieron<br />

visitándome tal vez con mayor asiduidad... ¿Usted comprende? Elena<br />

era tan bonita...<br />

Pomar hace una pausa y permanece varios minutos<br />

jugueteando con unas briznas de hierba.<br />

—Todos menos uno —agrega—, uno que ya ha muerto —Víctor<br />

Zuazo—, me visitaban pensando en Elena y con la atención concentrada en<br />

Elena. Y yo lo sabía porque, tras largas observaciones, pude<br />

convencerme de que "Saturno" recibía gruñendo a los que ocultaban<br />

semejante intención, y sólo tenia corvetas y caricias para Víctor; es decir,<br />

para <strong>el</strong> amigo fi<strong>el</strong>.<br />

—¿Es posible?<br />

—Lo era. Merced a su videncia extraña, "Saturno" venteaba los<br />

malos deseos; su instinto maravilloso le indicaba quiénes rumiaban la<br />

traición. Y cuando uno de aqu<strong>el</strong>los amigos entraba en casa, "Saturno"<br />

le mostraba sus mandíbulas terribles y parecía atacado por la rabia.<br />

—¡Es singular! —susurró Rondó.<br />

—La historia concluye, amigo mío. Usted, con su perspicacia de<br />

artista, quizá ve ya <strong>el</strong> final... ¡Sí! Al año de casados, mi padre vino

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!