08.05.2013 Views

el libro del convaleciente - AMPA Severí Torres

el libro del convaleciente - AMPA Severí Torres

el libro del convaleciente - AMPA Severí Torres

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Digitalización de Elsa Martínez – mayo 2006<br />

UN ASUNTO DE NOVELA<br />

Aqu<strong>el</strong> año, durante la temporada de verano, había yo llevado a<br />

la aldea al ilustre Isma<strong>el</strong> Margut. Se lo tenía ofrecido desde hacía<br />

bastante tiempo.<br />

—Querido Margut: le tengo que llevar un verano a la aldea<br />

—decía yo.<br />

—¡Oh! Iré con muchísimo gusto —respondía él estrujándome<br />

los dedos de una mano y enseñándome toda la dentadura, sistema con<br />

que las personas civilizadas demuestran su satisfacción.<br />

Y añadía, invariablemente, resoplando, pues estaba muy grueso:<br />

—Allá en la aldea encontraré asunto para una nueva nov<strong>el</strong>a...<br />

Porque había olvidado advertir que Isma<strong>el</strong> Margut era<br />

nov<strong>el</strong>ista psicológico, y nadie ignora que los nov<strong>el</strong>istas psicológicos<br />

consumen su existencia buscando asuntos para nov<strong>el</strong>as y específicos<br />

para ad<strong>el</strong>gazar.<br />

Cuando Isma<strong>el</strong> Margut llegó a la aldea, iba lleno de ilusiones,<br />

de cuartillas y de datos equivocados. Por ejemplo: se extrañó mucho de<br />

que allí no hubiese ninguna librería.<br />

—Entonces —me preguntó más desolado que la Siberia— mis<br />

nov<strong>el</strong>as, ¿no se venden aquí?<br />

—No, señor —me atreví a contestarle—. Aquí <strong>el</strong> centro d<strong>el</strong> mercado<br />

pertenece a la manteca de vaca.<br />

Abrió dos ojos como la Caja Postal.<br />

—¡Dios mío! ¿Cómo se las arregla esta pobre gente para leer<br />

mis <strong>libro</strong>s? —volvió a interrogar Isma<strong>el</strong>, para <strong>el</strong> que no existía nada en <strong>el</strong><br />

mundo fuera de sus <strong>libro</strong>s y de la ternera "a la polonesa".<br />

No tuve valor para asegurarle que "aqu<strong>el</strong>la pobre gente" vivía<br />

muy a gusto sin leer sus nov<strong>el</strong>as, y mentí con piedad de madre abadesa:<br />

—Cuando quieren comprar sus <strong>libro</strong>s, suben a Oviedo. No hay más<br />

que tres horas de tren.<br />

—¡Oh, oh! —protestó Margut—. Tendré que hacer un artículo

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!