el libro del convaleciente - AMPA Severí Torres
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218 Enrique Jardi<strong>el</strong> Ponc<strong>el</strong>a<br />
Digitalización de Elsa Martínez – mayo 2006<br />
El suceso ha producido honda emoción en Cuatro Caminos, en Chamartín<br />
de la Rosa y en la Groenlandia meridional, a donde transmitió <strong>el</strong> hecho<br />
uno de nuestros periodistas más significados.<br />
LAS PRIMERAS NOTICIAS<br />
Ayer, mañana, y en <strong>el</strong> momento en que nos disponíamos a salir<br />
de casa para asistir a unos vu<strong>el</strong>os de aeroplanos sin alas ni motor que<br />
habían de c<strong>el</strong>ebrarse en las proximidades de Utebo, la lechera a<br />
domicilio, Joaquina Sánchez, nos dio las primeras noticias referentes al<br />
suceso de que vamos a ocuparnos.<br />
Joaquina Sánchez es una exc<strong>el</strong>ente y d<strong>el</strong>gada madre de familia<br />
que además de sostener diarias broncas con su marido, sostiene con su<br />
trabajo a cinco hijos, menores todos de seis meses. También sostiene a<br />
su anciana madre, aunque esta buena mujer la ayuda cosiendo para<br />
afuera, y decimos cosiendo para afuera, porque no hace más que<br />
vainicas.<br />
La coincidencia de que Joaquina Sánchez venga a Madrid todas<br />
las mañanas a hacer <strong>el</strong> reparto de su mercancía, y precisamente por <strong>el</strong><br />
camino de Chamartín, motivó <strong>el</strong> que se enterase antes que <strong>el</strong> director<br />
general de Loterías d<strong>el</strong> descubrimiento de la fábrica de moneda falsa.<br />
En su pintoresco argot —en <strong>el</strong> que abundan extraordinariamente<br />
las palabras ninchi y órdiga, y los modismos achanta la muy y pa<br />
haberse ahogao—, Joaquina Sánchez nos explicó que la policía y <strong>el</strong><br />
Juzgado se hallaban de faena en una choza d<strong>el</strong> camino de Chamartín,<br />
cerca de un grupo de álamos, y al lado de la senda por donde van al<br />
Canalillo todos los suicidas matritenses.<br />
No necesitábamos saber más que comprender que se trataba de<br />
un suceso interesante, y tomando un taxi, nos dirigimos a todo gas a los<br />
altos d<strong>el</strong> Hipódromo.<br />
EL LUGAR DEL SUCESO<br />
Después de haber ayudado al chófer a reparar dos neumáticos y<br />
de cruzar con él algunas ideas acerca de la cuestión de las reparaciones,<br />
llegamos al kilómetro siete de la carretera de Chamartín.<br />
El sitio es poético, aunque polvoriento; no abundan los árboles,<br />
pero se ven numerosas latas vacías de sardinas al aceite, lo que prueba<br />
que la población de Madrid no tiene ya inconveniente en salir al campo<br />
a merendar, abandonando viejas costumbres y latas inservibles.