08.05.2013 Views

el libro del convaleciente - AMPA Severí Torres

el libro del convaleciente - AMPA Severí Torres

el libro del convaleciente - AMPA Severí Torres

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Digitalización de Elsa Martínez – mayo 2006<br />

EL CONSEJO<br />

Al abrir la puerta, la donc<strong>el</strong>la lo miró de arriba abajo: como se mira<br />

a los mendigos y a las estatuas griegas. Enseguida se apresuró a decir:<br />

—No sé si <strong>el</strong> señor podrá recibirlo...<br />

Y se esfumó en <strong>el</strong> pasillo, que, con respecto al organismo de la casa,<br />

era un esófago tapizado de damasco apócrifo.<br />

Pero no se trataba de un mendigo, ni de una estatua griega. Se trataba<br />

de un ciudadano —provisto de cédula personal y de fiebres intermitentes—<br />

que en <strong>el</strong> Registro Civil se distinguía por los ap<strong>el</strong>ativos de Mateo Mariano José<br />

Federico Luis González Garruste, y que estaba en la más absoluta miseria.<br />

*****************************************************<br />

Aqu<strong>el</strong> martes 8 de marzo, González, atacado de paludismo, oscilaba entre<br />

la desesperación y la fiebre de cuarenta grados. Había vagado por la ciudad<br />

durante horas enteras, y nadie le había dado un céntimo ni un consu<strong>el</strong>o.<br />

A la caída de la tarde, rendido ya, Mateo se metió en <strong>el</strong> domicilio de<br />

un antiguo amigo a solicitar un socorro.<br />

Sus proyectos debían de ser tan claros, que la donc<strong>el</strong>la anunció a su<br />

amo:<br />

—En <strong>el</strong> despacho hay un hombre que pregunta por <strong>el</strong> señor.<br />

(Porque en la vida de los hombres, para retratar a un ser desdeñable, se<br />

dice "un hombre".)<br />

* * *<br />

—¡Hola! —dijo Arístides, <strong>el</strong> antiguo amigo, al enfrentarse en su<br />

despacho con Mateo.<br />

—Hola, Arístides —contestó <strong>el</strong> otro, envu<strong>el</strong>to en esa clase de timidez<br />

tan frecuente en los conejos de monte.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!