08.05.2013 Views

el libro del convaleciente - AMPA Severí Torres

el libro del convaleciente - AMPA Severí Torres

el libro del convaleciente - AMPA Severí Torres

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Digitalización de Elsa Martínez – mayo 2006<br />

El <strong>libro</strong> d<strong>el</strong> <strong>convaleciente</strong> 249<br />

vibra un timbre y, tras una pausa, entra Lucila por <strong>el</strong> primero<br />

izquierda. Lucila representa unos veinticinco años.)<br />

LUCILA.-—¡Hola! ¿He tardado, verdad? Esa dichosa modista<br />

tiene tanta client<strong>el</strong>a que no acaba nunca de probarme... ¿Y tú, qué<br />

has hecho? ¡Ah! Te has pasado la tarde trabajando... Muy bien. Pero<br />

¿qué te ocurre? Parece que estás triste, preocupado... ¿Algún disgustillo<br />

estúpido? Créeme: no vale la pena de darse un mal rato por una<br />

insignificancia. (Quitándose <strong>el</strong> sombrero.) ¡Uf!<br />

FÉLIX. — (Encendiendo un cigarrillo; esto de encender un cigarrillo<br />

en la escena cumbre, sucede en todas las altas comedias que se<br />

precien de serlo.) Basta, Lucila. Lo sé todo. (Frase imprescindible y que<br />

se ha repetido en <strong>el</strong> teatro mundial dieciséis millones ochocientas treinta y<br />

dos mil cincuenta y nueve veces.)<br />

LUCILA. — (Haciéndose la demente.) ¿ Que lo sabes todo?<br />

FÉLIX.-—-¡Todo! (Una pausa. Las pausas son muy interesantes<br />

en las altas comedias. Sirven para que los cómicos oigan bien al<br />

apuntador, para que los espectadores acatarrados se desahoguen tosiendo y<br />

para que otra parte d<strong>el</strong> público haga "¡chits! ¡chits!" con lo cual crece<br />

<strong>el</strong> interés escénico.)<br />

LUCILA. — ¿Dices que lo sabes todo?<br />

FÉLIX.-—¡Todo! (Repetición muy d<strong>el</strong> gusto de todos los<br />

comediógrafos y que al oyente le hace siempre muy buen efecto.)<br />

LUCILA. — (Sonriendo forzadamente. Estas sonrisas forzadas de<br />

la protagonista son las que crean en una actriz la fama de insigne.<br />

Tampoco deben faltar en una buena comedia.) No te comprendo, Félix.<br />

FÉLIX. — ¿Que no me comprendes?<br />

LUCILA. — No.<br />

FÉLIX. — Y, sin embargo...<br />

LUCILA. — ¿Qué?<br />

FÉLIX. — Debías comprenderme.<br />

LUCILA. — Pero ..<br />

FÉLIX. — No finjas.<br />

LUCILA. — Todo esto es muy extraño...<br />

FÉLIX. — ¿Lo crees así?<br />

LUCILA. — Naturalmente. (Frases cortas, llamadas "bocadillos",<br />

que nunca expresan nada, pero que motivan <strong>el</strong> que se diga de un autor:<br />

"Maneja <strong>el</strong> diálogo divinamente.")<br />

FÉLIX. — Lucila. . . Creo que siempre fui bueno contigo. He<br />

procurado darte satisfacciones y evitarte toda suerte de disgustos...

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!