el libro del convaleciente - AMPA Severí Torres
el libro del convaleciente - AMPA Severí Torres
el libro del convaleciente - AMPA Severí Torres
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
132 Enrique Jardi<strong>el</strong> Ponc<strong>el</strong>a<br />
Digitalización de Elsa Martínez – mayo 2006<br />
grandes s<strong>el</strong>vas y he venido a Londres en viaje de práctica. Me llamo<br />
Esteban Mascurcio.<br />
—Encantado de conocerle.<br />
Y ya, con la tranquilidad de pensar que si no me queda dinero<br />
para pagar <strong>el</strong> hot<strong>el</strong> me lo pagará este compatriota, contemplo la<br />
perspectiva que antes me indicaba.<br />
Efectivamente, es brutal como un carretero.<br />
A la izquierda se ven <strong>el</strong> puente de Londres y las torres de<br />
Westminster, y a la derecha, <strong>el</strong> puente y la torre de Londres. Enfrente,<br />
la ciudad grandiosa, con sus doscientos quince millones de paraguas<br />
polulantes.<br />
Viendo aqu<strong>el</strong>lo se ensancha <strong>el</strong> alma y <strong>el</strong> calzado.<br />
—La abadía de Westminster es gotosa, ¿verdad? —pregunto, para<br />
darme tono.<br />
—¿Gotosa? No. Gótica.<br />
—Eso, eso. Gótica. ¡Es verdad! ¿Estaba ya cuando la Guerra<br />
europea?<br />
—Sí. Ya estaba ahí entonces.<br />
—¡Hay que ver lo que duran los edificios! —exclamo con<br />
admiración.<br />
—Sí. Duran bastante —responde Mascurcio.<br />
Y empezamos nuestro paseo por Londres.<br />
—Vamos a Whitechap<strong>el</strong>.<br />
—¿Eso es un cabaret?<br />
—No. Un barrio pobre, pero pintoresco. Sus habitantes son<br />
miserables, pero honrados; sus calles son estrechas, pero limpias, y su<br />
extensión es grande, pero transitable.<br />
—Entonces es curioso, pero no me interesa.<br />
Desde Whitechap<strong>el</strong> pasamos a la City. Mascurcio explica que<br />
aquél es <strong>el</strong> barrio de los negociantes. Efectivamente, a poco de llegar a la<br />
City, varios transeúntes pretenden comprarme <strong>el</strong> sombrero que llevo<br />
puesto. Después de un largo rato se quedan con él cambiándom<strong>el</strong>o por un<br />
acordeón. Los negocios son intensos en Londres.<br />
Vemos la Banca de Inglaterra por fuera. Me hace poco efecto.<br />
Al lado se alza <strong>el</strong> edificio de New Scotland Yard. Me hace poco efecto.<br />
Llegamos al viaducto de Holborn en <strong>el</strong> momento en que un ciudadano<br />
se tira por él para suicidarse. Me hace poco efecto. Mascurcio me pisa <strong>el</strong><br />
pie izquierdo, sin querer. Esto me hace un efecto horroroso.<br />
El Strand, la Catedral de San Pablo, Newgate, lo vemos todo<br />
al correr de un taxi en cuya trasera nos hemos acomodado.<br />
Pasamos por <strong>el</strong> mercado de Covent Garden, por Oxford