el libro del convaleciente - AMPA Severí Torres
el libro del convaleciente - AMPA Severí Torres
el libro del convaleciente - AMPA Severí Torres
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
Digitalización de Elsa Martínez – mayo 2006<br />
El <strong>libro</strong> d<strong>el</strong> <strong>convaleciente</strong> 171<br />
—Aprendí a hacerla <strong>el</strong> año pasado que estuve con mi abu<strong>el</strong>o<br />
pescando truchas en <strong>el</strong> Volga.<br />
—¿El Volga no es un volcán?<br />
—No. Un río.<br />
—¿Francés?<br />
—Ruso.<br />
—¿No pasa por París?<br />
—No.<br />
La circunstancia de que no pasase por París, cosa que hace<br />
todo <strong>el</strong> que se estima, me forzó a desdeñar un poco <strong>el</strong> Volga.<br />
Mi amada había empezado a preparar <strong>el</strong> "somarova" e iba<br />
dándome explicaciones.<br />
La operación era complicada.<br />
—¿Ves? —decía—. Se exprime un limón y una naranja en una<br />
jarrita de café, y se le añade azúcar; se mueve bien con una varilla de<br />
cristal y con la cucharita se retiran las pepas que hayan caído al<br />
exprimir. Se vierte en la copa de metal hi<strong>el</strong>o, ron y anís, a partes iguales, y<br />
se echan en la mezcla algunos granos de menta y dos o tres frutas<br />
escarchadas. En <strong>el</strong> licor así obtenido se escancia <strong>el</strong> café y lo demás, y<br />
vu<strong>el</strong>ve a removerse a conciencia. ¿Te das cuenta? Ahora se cogen<br />
guindas, se mojan en éter, y <strong>el</strong> "somarova" está dispuesto.<br />
—¿Y... ya?<br />
—Ya no falta más que beberlo.<br />
Efectivamente; mi amada cogió <strong>el</strong> vaso en forma de búcaro y<br />
se lo tomó todo de un golpe.<br />
—Pero, oye —murmuré yo—. ¿Y yo?<br />
—Hazte más. Ya sabes cómo se prepara...<br />
Cogí <strong>el</strong> limón y lo exprimí en agua; añadí éter; junté ron, frutas<br />
escarchadas, naranja y anís, eché azúcar, revolví y me lo tomé, después de<br />
comerme dos granos de menta y de mascar un trozo de hi<strong>el</strong>o. Me hizo<br />
la impresión de que tomaba zotal.<br />
—¿No te gusta?<br />
Tuve <strong>el</strong> valor de no responder. Y me fui a casa.<br />
Pero al día siguiente ordené a mi donc<strong>el</strong>la que me trajese media<br />
docena de past<strong>el</strong>es, perejil, mostaza, goma arábiga en polvo, tomillo y<br />
yeso cocido. Agregué unos pedacitos de badana de un sombrero viejo<br />
y me encerré en mi cuarto, donde me dediqué a hacer algunas<br />
manipulaciones infernales, r<strong>el</strong>lenando los past<strong>el</strong>es.<br />
Entregué los past<strong>el</strong>es r<strong>el</strong>lenos a mi donc<strong>el</strong>la, y ésta los llevó a<br />
casa de mi amada con una tarjeta:<br />
"Amada mía: Tómat<strong>el</strong>os en ayunas. Son unos past<strong>el</strong>es llamados