el libro del convaleciente - AMPA Severí Torres
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Digitalización de Elsa Martínez – mayo 2006<br />
El <strong>libro</strong> d<strong>el</strong> <strong>convaleciente</strong> 145<br />
Patsy disparó su revólver y se desmayó.<br />
A la media hora y treinta minutos volvía en sí y se sintió<br />
dulcemente abrazada por <strong>el</strong> joven, que tenía en sus manos los largos<br />
cab<strong>el</strong>los arrancados involuntariamente a Patsy.<br />
—¡Oh! —gimió la muchacha—. ¡Gracias, gracias! ¡Me ha<br />
salvado usted la vida y además me ha dejado <strong>el</strong> p<strong>el</strong>o a lo garzon...<br />
¡Gracias!<br />
—¿Me ama usted? —indagó él.<br />
—Con toda <strong>el</strong> alma.<br />
Después de lo cual se besaron con ternura y dispararon sus<br />
revólveres.<br />
CUARTA PARTE<br />
Desde entonces, Patsy no había vu<strong>el</strong>to a ver a su salvador.<br />
El anunciado ataque de los bandidos, capitaneados por "Carne<br />
de Búfalo", hizo lo contrario que las mujeres hermosas. Queremos decir<br />
que no se hizo esperar.<br />
Cierta noche, un nutrido grupo de malhechores rodeó la<br />
estancia.<br />
David Pickman se decidió a vender cara su vida y pidió por <strong>el</strong>la<br />
2.000 dólares. Los malhechores le ofrecieron 1.300. Discutieron. No<br />
lograron ponerse de acuerdo y, al fin, unos y otros dispararon sus<br />
revólveres. (Esta vez, apuntándose a la cabeza.)<br />
La lucha duró dos días.<br />
El sheriff no pudo acudir a poner paz, porque le estaban<br />
haciendo un traje.<br />
El rumor de los disparos que se cruzaban entre ambos bandos<br />
se oía perfectamente en Nueva York. Pero en Nueva York está siempre<br />
todo <strong>el</strong> mundo tan ocupado, que nad i e reparó en aqu<strong>el</strong>lo, que sucedía a<br />
3.500 millas.<br />
David Pickman notaba, aterrado, que se le acababan las fuerzas y<br />
los cartuchos; sin embargo, continuaba disparando, ayudado por su<br />
hija, que le cargaba la carabina y le cepillaba <strong>el</strong> sombrero.<br />
De improviso un hombre mandó hacer alto <strong>el</strong> fuego y se colocó a<br />
la puerta d<strong>el</strong> rancho, gritando:<br />
—¡David Pickman y su hija están bajo mi protección!<br />
Aqu<strong>el</strong> hombre era <strong>el</strong> hijo de "Carne de Búfalo."<br />
Y <strong>el</strong> hijo de "Carne de Búfalo" no era otro que <strong>el</strong> joven a<br />
quien amaba Patsy.<br />
Tres minutos más tarde se casaban.<br />
Al año tenían un hijo y disparaban sus revólveres alegremente.