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el libro del convaleciente - AMPA Severí Torres

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Digitalización de Elsa Martínez – mayo 2006<br />

El <strong>libro</strong> d<strong>el</strong> <strong>convaleciente</strong> 135<br />

LAS BICICLETAS<br />

En Copenhague casi todo <strong>el</strong> mundo va en bicicleta. Es un<br />

espectáculo curioso ver desfilar por <strong>el</strong> Strog a la multitud danesa pedaleando<br />

con fervor. Hombres, mujeres, niños, toda clase de personas —<br />

incluidas las cocineras— andan en bicicleta por Copenhague. A las<br />

puertas de los cafés y de los teatros, las bicicletas se amontonan, y la<br />

pregunta clásica de Copenhague, en lugar de ser: "¿Me da usted<br />

lumbre?", es: "¿Me da usted un parche, que he tenido un pinchazo?"<br />

LOS PERROS DANESES<br />

Al saber que a los nacionales de Dinamarca se les llama daneses,<br />

he intentado comprar un perro danés, tan famoso en <strong>el</strong> globo, antes y<br />

después de <strong>el</strong>evarse.<br />

Pero en Copenhague no he visto ni un solo perro.<br />

Sin duda, han fallecido, agotados, al intentar correr detrás de<br />

todas las bicicletas que pasan por las calles.<br />

EL BOSQUE<br />

Cuando me he hartado, un tranvía me ha conducido al bosque<br />

de Dyrehave, lugar pintoresco, poblado de hayas.<br />

El bosque de Dyrehave es casi igual a la Dehesa de la Villa, y<br />

me he ido de allí, a toda prisa, en la bicicleta d<strong>el</strong> ministro de la Guerra,<br />

que se hallaba en <strong>el</strong> bosque escribiendo sonetos.<br />

EL PUEBLO DANÉS<br />

El carácter danés es tranquilo como la casa de una anciana<br />

rentista.<br />

El pueblo va mucho al parque de El Tívoli, y allí las gentes<br />

bajan por <strong>el</strong> tobogán, suben a la montaña rusa, entran en la gruta<br />

misteriosa... En fin; todo igual que en las ferias de Ciudad Real.<br />

Las mujeres de Dinamarca son tímidas y eminentemente sosas.<br />

Cuando arrojan p<strong>el</strong>otas, en <strong>el</strong> pim-pam-pum, por ejemplo, lo hacen con la<br />

misma actitud que emplearían para envolver rosquillas de hojaldre.<br />

EL CASTILLO DE HAMLET Y SU ESPECTRO<br />

Estar en Dinamarca y no visitar <strong>el</strong> castillo de Hamlet, sería<br />

absurdo como r<strong>el</strong>lenar de confetti dos mil tubos de sindetikón.

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